Se
corrió el velo y salto la liebre. Si lo que pretende Pablo Casado es sorprender
a propios y extraños con cada frase que suelta, cada decisión que toma o cada
designación para cargos de cierta responsabilidad, de veras que lo consigue.
Otra cosa es que eso sea del agrado de sus allegados o del resto de ciudadanos
de bien, bien entendido que en este grupo de personas incluyo por extensión a
sus correligionarios, pese a que la familia popular no haya sido ejemplo de
bondad en las últimas décadas ni tampoco siquiera de estar bien avenidos.
Aunque
si tenemos en cuenta las salidas de tono que se gasta esta formación en
ocasiones de este tipo, no me extrañaría nada que los concejales actuales estén
temblando. Recordemos sin ir más lejos lo que sucedió en las últimas elecciones
municipales en las que en el plantel de propuestos para ocupar las concejalías no
figuraba ninguno de los responsables anteriores excepto uno (una, para ser más
exactos). El Sr. de Foxa –desconozco si motu
proprio o por indicaciones de la anterior Presidenta de Comunidad,
Esperanza Aguirre- defenestró a todo su
equipo (excepto a una) como si fueran apestados y los mandó a galeras, pero
tuvo la desvergüenza de mantenerse él mismo. Y digo desvergüenza porque no
puede entenderse esa actitud de otra manera, ya que si se acepta que el equipo
no ha funcionado bien las causas no solo hay que buscarlas en la esfera de lo individual
sino achacarlas más bien al fracaso de toda la corporación y, por ende, al de
su máximo responsable. Y si a éste le queda una mínima dosis de sentido de la
dignidad, lo que debió hacer era reconocerlo y dimitir.
No
fue así, y así nos ha ido: otros cuatro años tirados a la basura en los que
nuestra ciudad ha permanecido absolutamente paralizada, acentuándose el retraso
respecto a las poblaciones vecinas en todos los aspectos que no sean colocar
flores en las rotondas.
José
Luis Álvarez Ustarroz, es un joven abogado con escaso bagaje político. Actualmente
es Director General de Juventud de la Comunidad de Madrid, cargo para el que fue
nombrado en octubre de 2018, y Vicesecretario de Organización del Partido
Popular de Majadahonda. Ente 2011 y 2014 fue Presidente de Nuevas Generaciones
en esta localidad. También es vocal del Comité Nacional de Derechos y Garantías
de su partido. En el ámbito de la gestión municipal ha sido Jefe de Gabinete de la Alcaldía de Pozuelo,
bajo las órdenes de la alcaldesa Susana Pérez Quislant.
José Luis Álvarez Ustarroz |
Para
los ciudadanos de a pie que no sienten predilección por un partido político
determinado (lo que no quiere decir que no comulguen con alguna ideología) y
por ello no están condicionados en sus opiniones ni necesitan justificar lo que
hacen sus respectivos dirigentes, el hecho de nombrar como candidato a un joven
prácticamente desconocido en el orbe no deja de ser un bombazo. No resto
méritos a este político novel, que seguro que los tiene. Pero elegir a alguien
con apenas recorrido en la gestión municipal para ponerlo al frente de una
localidad del peso de Majadahonda, con el riesgo que eso supone, es una muestra
evidente de que las cosas no se ven muy claras en el partido azul. No obstante,
si eso significa que hay deseos de que algo cambie por fin en el municipio, bienvenida
sea esa decisión. Ahora bien, si lo único que se pretende es cambiar la cara
desgastada del Sr. de Foxá por otra más tersa y todavía desconocida pero seguir
manteniendo la inercia de inactividad, ausencia de ideas, mortal aburrimiento y
parálisis atrofiante de que adolece nuestro gobierno local y que le ha llevado
a incumplir reiteradamente su programa electoral en las últimas legislaturas,
ya se puede ir a paseo.
Yo,
que soy bastante escéptico en eso de la política y quienes se dedican a ella,
creo que tal como está el cotarro, las cosas seguirán igual si no peor. Porque,
siendo este un feudo poblado mayoritariamente por gente con recursos y con
ideas más bien conservadoras, si nadie lo remedia tendremos alcalde “popular”
(aunque curiosamente no lo conozca nadie), y mucho me temo que o Pablo Casado
nos sorprende otra vez sacándose de la manga un programa riguroso con la orden
de cumplirlo, o seguiremos en el marasmo que soportamos desde hace tiempo. Y es
que, como postuló aquel ingeniero aeroespacial de apellido irlandés, si algo
puede ir a peor…., irá.
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