viernes, 17 de mayo de 2019

Pasear por la Gran Vía

La Gran Vía es, sin duda, la calle más representativa de Majadahonda y también, sin duda, la más transitada. Antes y ahora. Desde que la Dirección General de Regiones Devastadas emprendió la reconstrucción de este pueblo arrasado por la guerra dotándolo de un nuevo trazado urbano donde antes solo había campo, e incorporando el Camino Ancho situado por entonces en los arrabales como nuevo eje de comunicación que servíría no solo para conectar las nuevas construcciones con el casco viejo sino como ruta directa de enlace entre las localidades situadas al norte y al sur de este municipio, la Gran Vía cobró un protagonismo que sigue vigente en nuestros días. Antes, como una de las pocas calzadas pavimentadas por donde circulaba el tráfico (más de paso que propio) con aceras bordeadas con jardineras de ladrillo que protegían a los caminantes de los vehículos y salvaban las diferencias de cota entre ambas. Luego, como vía rápida en ambas direcciones en las que se instaló uno de los primeros carril-bici de la provincia, que quedaba separado de los coches con una baranda metálica llena de jardineras de uralita. Y más tarde, convertida ya en ruta peatonal, con una fisonomía parecida a la actual, escondiendo el tráfico de vehículos bajo un túnel subterráneo.

Además es, sin duda, la calle más bonita del municipio. Larga, amplia y despejada; arbolada con hileras de magnolios y liquidámbares; con esa cierta uniformidad en las fachadas de los edificios que la conforman en tonos mayoritariamente blancos….Si a eso añadimos su linealidad prácticamente ininterrumpida a lo largo de los más de 5 hectómetros que recorre entre las Jardinillos y la plaza de Colón, y otro largo más que suma por su ampliación hasta la calle Rosalía de Castro, y las espectaculares vistas de la Sierra de Guadarrama cuyos montes asoman por Reyes Católicos, puede decirse, sin duda, que es una vía privilegiada.


La Gran Vía de Majadahonda


Sin embargo, lamentablemente, no todos pueden disfrutarla. Fundamentalmente, a causa del estado de su pavimento en la parte central. Ésta está solada con adoquines de labra irregular que van enmarcando cuadrados de losas de granito alternando zonas lisas y uniformes con franjas en relieve, lo que se traduce en un verdadero suplicio para las personas mayores o para las que tienen dificultad en caminar o moverse autónomamente. E igualmente se hace insufrible para quienes empujan un carrito o van montados en él, de modo que se les castiga a ir dando incómodos saltitos entre los remanso llanos.

Si éstos optan por desplazarse a los laterales, que están pavimentados con baldosas convencionales de bajo relieve, tienen que sortear un buen número de obstáculos (mesas, sillas, barriles, carteles, macetones, etc.) que colocan los establecimientos de hostelería incumpliendo las ordenanzas, además de toparse con mayor número de viandantes que entran y salen de los comercios y bares, y atreverse a afrontar los cambios de niveles, rampas y acuerdos en los cruces de calles, y los que algunos de los locales han realizado sin autorización para adecuar sus entradas al nivel de las aceras sin crear escalones.

Los vecinos llevamos reclamando desde hace mucho tiempo que se aborde la solución a este problema de una forma adecuada de tal modo que la Gran Vía cumpla las condiciones de accesibilidad para todos. Pero, desgraciadamente, ha pasado un nueva legislatura sin que el Ayuntamiento haya sido capaz de llevarlo a cabo ni de buscar una alternativa a este problema.

A pesar de todo, muchos somos los que concurrimos a esa calle para hacer ejercicio, realizar alguna compra o sencillamente por el simple placer de pasear. Somos muchos y nos solemos reconocer aunque no nos conozcamos de otra cosa. Padres con niños, parejas, grupos de jubilados, empleados que terminan sus tareas, personajes públicos…. Uno de los asiduos era Alfredo Pérez Rubalcaba. Podías encontrarlo a cualquier hora aunque con mayor frecuencia a últimas de la tarde. Con su caminar tranquilo, a veces solo a veces acompañado, hasta hace poco recorría discretamente la Gran Vía de punta a cabo con el rostro semioculto por una gorra de visera gastada y descolorida. Hoy, sin duda, andará por otros paseos con su caminar pausado y llevando la misma gorra. Sin duda que, quienes nos cruzábamos con él, le vamos a echar de menos.



Caricatura de Rubalcaba (Peridis)


No hay comentarios:

Publicar un comentario