viernes, 8 de abril de 2022

Alegría por un rescate...

Esta semana me han dado una grata sorpresa. Y en ella han tenido una participación especial, por una parte el Ayuntamiento y por otra mis hijos, sin que se hubieran puesto de acuerdo entre sí sino por pura coincidencia. El martes pasado, cuando regresé del trabajo y dejé las llaves del coche en el recipiente que tenemos reservado para ello sobre la mesa del despacho, había una revista de aspecto inconfundible que enseguida reconocí como un ejemplar del boletín municipal. “Vaya” –pensé- “no sé cómo aparece aquí un número atrasado si normalmente los tiro a la bolsa del papel reciclado cuando sale un nuevo número, y, que yo sepa, el último que leí fue hace meses. Será, entonces, que andaba por ahí perdido y alguien lo ha encontrado”.

Acerté solo a medias. Efectivamente, se trataba de la revista municipal; pero no de un número atrasado sino del más reciente, que habían recogido mis hijos menores,  cuando volvían del colegio, del cajón para propaganda comercial que hay junto a la garita del vigilante. La pequeña, convencida de lo mucho que estimo esa publicación, posiblemente porque durante algunas cenas hemos comentado cómo la echamos en  falta a la hora de consultar las actividades infantiles de los fines de semana, debió de entender que dejarla en mi mesa era el mejor regalo que me podían hacer esa tarde. Y, en cierto modo, acertó.

Si quieren que les sea sincero les diré que personalmente había perdido la esperanza de que volviéramos a verla en nuestros buzones. Después de seis meses de ser retirada sin advertimiento previo (el anterior número corresponde a septiembre de 2021), de buenas a primeras y sin que tampoco nadie diga por qué, la revista vuelve a estar disponible para los vecinos. Tenerla de nuevo en mis manos era por ello motivo suficiente de asombro. Pero, además, no podía defraudar a mi pequeña, que esperaba con su carita expectante mi reacción al ver el obsequio que tan cariñosamente había conseguido. Por ambas razones no tuve que forzar mucho un gesto que denotara admiración y agradecimiento, y mucho menos una sonrisa de oreja a oreja y un amoroso abrazo para ella y su hermano, partícipes y cómplices en la preparación de la dádiva filial.

Ya he dicho en más de una ocasión que no soy un forofo del boletín municipal ni que su contenido me llegue a entusiasmar precisamente. De ello tiene la culpa tanto la edición en sí de la propia publicación como los redactores responsables de los textos, de los cuales no puede decirse que sean  ni muy brillantes, ni algo más simple y para lo  que no es necesario tener dotes especiales: para poner en práctica la imparcialidad de las noticias. En este último aspecto cabe destacar que, lamentablemente, la revista municipal es más bien un boletín de propaganda del Equipo de Gobierno que una publicación objetiva e independiente, y que se afana en resaltar todo lo bueno que sucede en nuestro pueblo como resultado de su buena gestión, y prescinde de mencionar las cosas no tan buenas que pueden acarrear una crítica a los quehaceres o negligencias de los responsables municipales.

En todo caso, y como ya se ha dicho en otras ocasiones, a pesar de ser muy mejorable, el boletín es necesario para que los ciudadanos estén al día de lo que ocurre en este pueblo, tengan conocimiento de las mociones que se debaten en los plenos, y conozcan los hecho y acciones de las que se vanaglorian cada uno de los grupos políticos que componen el Consistorio. De hecho, esta publicación ha sido mencionada en muchas de las entradas de este blog (baste citar algunas como, por ejemplo, las de los días 6 de abril, 27 y 30 de octubre y 22 de diciembre de 2021) como hoja de referencia para diversos temas.



Portada de los dos últimos  boletines municipales de Majadahonda


El ejemplar que ahora tengo en mis manos corresponde al presente mes de marzo y lleva el número 65, es decir sigue la numeración correlativa desde el precedente que, como ya hemos comentado, era de septiembre del año pasado y tenía el número 64. Eso en lo que se refiere a la edición impresa, porque si descargamos la versión digital del la página web municipal nos encontraremos con una nueva sorpresa: ver que la revista de marzo lleva la misma numeración de la precedente, tal como se puede comprobar en las imágenes insertadas. Cosas de proceloso mundo de los ordenadores, supongo. 




Esta circunstancia (la de la separación temporal de ambos ejemplares, no la de los errores de numeración que tiene trazas de misterio) nos plantea una capciosa pregunta: ¿será que los responsables de esta publicación  que normalmente tiene una periodicidad mensual –regularidad bastante razonable-, hayan decidido que en lo sucesivo vea la luz cada seis meses?  No crean que es una pregunta baladí porque tiene su miga. Si así fuera, evitarían  la carga de tener que estar pendiente de ella durante un buen periodo de tiempo quitándose un peso de encima (o, mejor dicho, diez pesos de encima, que son los ejemplares que se esfumarían al cabo del año). Y también tendría la ventaja de que, de esa manera, para llegar al número 100 habría que esperar al año 2039, con lo cual hasta entonces no sería necesario introducir ningún ajuste en la tipografía para añadir en la portada el nuevo guarismo para las centenas.

En otro orden de cosas y sea cual sea la causa de esa sustracción, cualquiera puede pensar que este impás hubiera sido una ocasión que ni pintada para someter a la revista a la catarsis que demandan los partidos políticos de la oposición y muchos de sus lectores, con el fin de hacer de ella una publicación más interesante y plural. Pues, lamentablemente, no ha sido así; no se aprecia ningún cambio. Es como si para sus editores no cupiera ninguna mejora, tal vez porque están convencidos de que su versión actual está muy bien y nada hay que cambiar pues no es necesario, o tal vez para dejar bien claro a los demás quién es el que manda.

En efecto, todo sigue igual: el formato de la revista se ajusta a las mismas pautas que rigen en el número de septiembre tanto en la maquetación, el número de páginas, el diseño de la portada, y el cierre con un único motivo a toda plana sobre un tema de actualidad, como asimismo en la distribución de su contenido. Y, una vez comprobada a buena vista esa ordenada similitud, empiezo a hojear con mayor detenimiento.

Lo primero que me llama la atención es la plana de cabecera, cuyo diseño es el mismo desde bastante tiempo y que está compuesto de cuatro fotografías con pie de texto: una grande centrada, y otras tres de menor tamaño situadas debajo de la principal. Si comparamos los dos últimos números vemos que en ambas, las fotos de mayor importancia tienen un nexo común cuyo protagonista es la infancia. En la de ahora, el motivo es la renovación de las zonas infantiles en parques y colegios; en la anterior, el centro de atención era la vuelta al cole de 10.000 alumnos que volvían a las aulas tras las obras realizadas en los centros públicos.

Tanta preocupación demuestra que para nuestros dirigentes municipales los niños ocupan un lugar importante en sus programas, lo cual es muy de agradecer. Pero uno no puede menos que dudar si esa insistencia en resaltar acciones municipales que pretenden  glorificar el buen hacer de dos concejalías (la de Infancia y Familia, y también en cierto modo de Juventud, ambas ocupadas por ediles de Vox) no obedece a una concesión que el grupo Popular ha tenido que hacer para seguir editando la revista. Una especie de premio de consolación que compensara el fracaso de la moción presentada por ese grupo para que esta publicación dejara de existir.


Extracto del la página 36 del último boletín

Otra observación que quisiera resaltar se refiere a la página 3, espacio reservado para la que el  Alcalde haga una introducción-resumen de los temas que él considera pueden resultar más interesantes para los vecinos. En este sentido me resulta incomprensible que se eluda dar una explicación o un breve comentario sobre los motivos que han justificado esta suspensión  de la edición de la revista durante los últimos seis meses  ni sobre el porvenir que le espera. Es como si no hubiera pasado nada y como si nadie deba dar cuenta de esta sustracción y que se pueda hacer y deshacer a su antojo con lo que pertenece de alguna forma a la comunidad como es el derecho a la información.

Claro que en eso de escatimar información da la sensación de que el Sr. Álvarez Ustarroz está resultando ser un experto. Con la misma destreza que evita explicar nada acerca de la revista, soslaya cualquier comentario sobre la pretendida demolición de la piscina de Huerta Vieja que tanto está soliviantando a la población en general. Ninguna aclaración a las preguntas que se le hacen acerca de una decisión que va en contra de los informes técnicos que concluyen con la viabilidad de la reparación. Sin embargo, a nuestro alcalde parece que le preocupa mucho más hablar de la dinamización de la ciudad y la ayuda a la hostelería local -¿a qué les suena eso?- para lo cual no duda en aplicar remedios tan eficaces como lanzar una nueva edición de jornadas gastronómicas. Que conste que no digo yo que no sean interesantes para el pueblo y sus habitantes (al fin y al cabo a quién no le gusta degustar un buen aperitivo), pero hemos de reconocer que tienen una relevancia insignificante comparada con los temas verdaderamente preocupantes.

El saludo del Alcalde contiene otras perlas en formato comprimido y algunas notables omisiones dignas de ser comentadas, pero dicen los entendidos que la extensión de una entrada de bitácora debe ser lo suficientemente comedida como para no cansar a quien la lee. Y esa es una norma que me atengo a respetar. Así, pues, lo dejaremos para otra ocasión.



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