domingo, 28 de abril de 2019

Escuela de párvulos

Quien vea detenidamente la lista que el Partido Popular ha preparado para las próximas elecciones municipales no puede quedarse menos que estupefacto. Por segunda vez consecutiva los populares, que llevan las riendas del gobierno local de forma ininterrumpida desde que se alzara con ellas Ricardo Romero de Tejada en el año 1989, han hecho limpieza intensiva mandando a la mayoría de los actuales concejales a paseo, sumando también en esta ocasión al edil supremo.

Lo de nuestro alcalde ya se conocía de antes puesto que el mismo Narciso de Foxá lo había anunciado previamente, no se sabe bien si porque está un poco cansado del puesto –no en vano lleva más de 14 años en el cargo desde que se hiciera con él a raíz de la dimisión del tristemente famoso Guillermo Ortega- o porque ya intuía que su estrella había decaído alarmantemente y carecía de los apoyos que siempre le habían brindado ciertos gerifaltes de su partido que ya no están en activo o están pasando una temporada a la sombra. Lo que ocurre es que la gente ya no se fía de lo que le cuentan ni aunque lo digan los mismísimos propios, y quien más quien menos todavía no se creía que fuera a abandonar el sillón que tanto tiempo había acariciado sus posaderas. Finalmente no se han cumplido esos temores y, como ya comentamos hace unos días, han cambiado la cartelera suplantando el rostro de palo, ya desgastado y –hasta me atrevería a decir- aburrido de una persona envejecida, por la de un joven sonriente con cara de buena gente y pinta de no haber roto un plato en su vida.

Pero lo que sí ha sido una mayúscula sorpresa es la criba que han puesto en práctica con el resto del equipo, ya anticipada con alguna silenciosa renuncia y otra más reciente desbandada. Y no porque más de uno y más de una no hayan hecho méritos suficientes para enviarlos a galeras, sino porque en cambio algunas otras y algunos otros tenían un buen cartel y, si puede ser mucho decir que eran apreciados por los vecinos, al menos se les reconocía su esfuerzo e interés en el desempeño de sus funciones. Dentro, por supuesto, de los estrechos límites que el alcalde o sus propios compañeros les permitían maniobrar.

Cosas raras deben estar pasando dentro del Partido Popular para que hayan elegido a un grupo de jóvenes aprendices para acompañar a otro igualmente inmaduro -dicho esto con todo respeto porque me refiero solo a sus edades, no a sus capacidades- en la tarea de formar el equipo de gobierno municipal, en el caso hipotético de que obtengan buenos resultados. Hay que puntualizar que intercalados en la lista aparecen tres concejales de esta legislatura que pueden orientar a estos muchachos en el desempeño de sus funciones. Uno de ellos, en la cuarta posición,  es el actual portavoz del partido después de la espantada que protagonizó recientemente Manuel Ortiz -uno de los hombres fuertes-, Ángel Alonso, que ostenta una amplia cartera de responsabilidades y que ha sido invitado honorífico de este blog en varias ocasiones. Los otros dos son: Manuel Troitiño, asignado a una concejalía menor (Consumo y Bienestar Animal), y María José Montón, una auténtica especialista en supervivencia de las purgas, que ha sabido conservar la confianza del partido durante tres convocatorias electorales consecutivas y que tras las carambolas que ha tenido que inventarse el Alcalde para recomponer su equipo, ha asumido la tercera tenencia de alcaldía y varias competencias adicionales a las propias de su área de Atención Social y Familia. Aunque lo cierto es que ambos, por los lugares no punteros que ocupan en la lista (sexto y séptima, respectivamente) y ateniéndonos a las estimaciones menos optimistas que circulan, si entran será por los pelos.

Cosas raras, como decía, o un miedo exasperado a seguir perdiendo votos en ese vertiginoso tobogán que cada cuatro años le resta apoyos, menguando progresivamente el número de papeletas. Quizás sea esta una huida hacia adelante y la decisión de hacer tabla rasa y colocar a unos cuantos cachorros para salvar los muebles se deba a una medida desesperada para taponar la sangría. Poner a jóvenes a manejar el timón puede dar sensación de cambio y de que soplan aires nuevos en la gestión municipal. Sin embrago, los que llevamos tiempo viviendo aquí sabemos que para gobernar esta ciudad se precisan personas expertas y con cierto rodaje, dado el grado de desmadre y desorganización en el que está sumido el Ayuntamiento. Para poner orden en ese proceloso caos es imprescindible conocerlo a fondo, y para eso es necesario haber navegado por él y padecerlo en las propias carnes; de ahí la importancia fundamental de la experiencia que este grupo de noveles no puede acreditar.

Aunque también puede ser que la Ejecutiva Regional de los populares haya decidido convertir a Majadahonda en un banco de pruebas para la formación de sus pupilos, una escuela para futuros valores en la que pipiolos apenas salidos del cascarón y con escaso bagaje se curtan en la gestión municipal, tutelados por esos tres maestros de ceremonias que  sepan conducirlos por los vericuetos senderos de la política local.

Párvulos Populares en Majadahonda


Bien es verdad que para saltar por encima del listón que han dejado sus antecesores no es necesario ni ser excesivamente brillantes ni gastar demasiadas energías. Porque a nada que hagan, aunque se equivoquen, será más de lo que se ha hecho en este pueblo en los últimos 8 años. Y a poco que se esfuercen podrán demostrar que gestionar bien un municipio, aún siendo complicado, es posible si se tiene interés, se pone ilusión, y se dispone de ganas de trabajar.


En fin, ellos sabrán. Pero se arriesgan a que, como yo, muchos otros vecinos de este pueblo no les concedan el voto. Y no por la mayor o menor sintonía con su ideario político o sus propuestas sino por una razón mucho más contundente: Majadahonda no es un laboratorio de ensayo y no se merece participar en esa veleidad. El destino de nuestra ciudad en los próximos años está en juego y no podemos permitirnos más retraso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario