viernes, 13 de septiembre de 2019

Majadahonda huele a fiesta

Poco a poco va adquiriendo nuestro pueblo ese aire especial que precede a las fiestas. Este año vienen más atrasadas de lo habitual, dándose la circunstancia de que hay menos niños por la calle dado que ya ha empezado el curso escolar, y eso quieras que no hace que estos prolegómenos sean un poco más aburridos porque son las personas de corta de edad quienes viven esos días con mayor alboroto. Dicen que este retraso ha sido obligado por cuestiones de calendario, pero lo que yo creo es que se ha hecho con el propósito de ajustarlas a la meteorología, ya que sería un atentado imperdonable que las fiestas no coincidan con mal tiempo y bajada de temperaturas más allá de lo normal para esta fechas, cumpliendo la tradición de tener que coger el paraguas y alguna prenda de abrigo para echársela sobre los hombros al caer la tarde.

En la Gran Vía ya penden de hilos casi invisibles el tendido de guirnaldas de luces que iluminarán la noche con bombillas de colores, este año más pequeñas de lo normal y con forma de murciélago con alas extendidas y cabeza de margarita gigante, una extraña combinación que esperemos solo sea una mera casualidad y no tenga otras connotaciones con esos mamíferos que gozan de la mala fama de chupar la sangre de los desgraciados a quienes muerden. Confiemos, pues, en que a pesar de su reducido tamaño sean bonitos y acompañen con su luminosa policromía la desbordante alegría de la gente.


Guirnalda luminosa en el Gran Vía

Por la Gran Vía van también apareciendo mostradores junto a los bares y otros establecimientos de hostelería que son como extensiones temporales de sus territorios con el fin de ofrecer sus servicios más cerca aún del ciudadano y seducirle con sus respectivas especialidades en el Concurso de Tapas, que ya va por su duodécima edición y que se ha ganado un puesto significativo en las fiestas patronales de esta localidad. Del mismo modo, estas instalaciones provisionales que no son otra cosa que barras complementarias a pie de calle o bien tenderetes, aparecen incipientemente situadas en lugares estratégicos donde normalmente no hay nada, para solaz del público que asiste a los festejos taurinos u otras actividades concurridas. Los más atrevidos, incluso colocan tendeles con banderitas de colores, que siempre dan un sabor más festivalero al negocio.


Barra instalada en la Gran Vía

Barra instalada en la plaza del Duque de Alba

Pronto llenará la calle el mercadillo temático que en esta ocasión corresponde a tiempos del Imperio Romano. En realidad lo único que diferencia este mercadillo de otro cualquiera son los ropajes que llevan los mercaderes, y en muchos casos ni siquiera eso porque hay poca diferencia entre la indumentaria que se ponen para uno u otro evento, de tal manera que uno no sabe si está en los primeros siglos de nuestra era o en el Medievo tal es la semejanza de blusones y sayos que se colocan los tenderos. En cualquier caso, todo ese decorado no deja de ser una pantomima porque los productos que se exhiben en los puestos son totalmente actuales y no de aquellas épocas, y se pagan en euros contantes y sonantes y no en maravedíes o sestercios.

Por la calle de Santa Catalina y la plaza de Morrones avanza el montaje de talanqueras que canalizarán las carreras de los encierros hacia la plaza de toros, ahora inexistente pero de la que ya puede adivinarse su coso por la arena que actualmente se extiende en Las Erillas y donde en pocos días se oirán los olés y vítores que desde las gradas obsequiarán a los diestros en el arte del toreo y los recortes.


Talanqueras en la plaza de los Morrones

Formación del coso para la plaza de toros en Las Erillas

No tardarán mucho en llegar al Recinto Ferial las atracciones y casetas de comidas, donde chicos y grandes disfrutarán con la diversión y con calmar el apetito sentados en mesas llenas de grasa, mientras respiran el olor a fritanga mezclado con el polvo y el ruido de bocinas, sirenas y charlatanes a elevados decibelios. Por lo visto, este año no se va a instalar la gran carpa que ofrecía los conciertos de pago, no se sabe muy bien si obedeciendo a un impulso de eliminar barreras económicas o a la necesidad de aquilatar presupuesto. Así que, por primera vez en mucho tiempo, en estas fiestas todas las actuaciones serán al aire libre en la Plaza de Colón y gratuitas.

Y, en breve, las peñas colmarán de petardos, música y ruido el ambiente todavía tranquilo de nuestra ciudad. Ya huele a fiesta en Majadahonda y en cuestión de horas esta ciudad despertará a la bulliciosa algarabía de las celebraciones de su patrono, el Cristo de los Remedios, si no hay nadie que remedie ese cristo.

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