lunes, 31 de enero de 2022

Novedades en Navidades (y 2)

Además de los cambios experimentados en el medio de difusión oficial del Ayuntamiento, las Navidades nos han deparado otras novedades  de las que vamos a seguir dando cuenta.

 

Quiero empezar por aquella que es más notoria y más evidente a la vista de todos: la carpa de los Jardinillos. Por fin las preclaras mentes de nuestros políticos han caído en que muchos de los actos programados para estas fechas, requieren que tanto actores como espectadores estén un poco resguardados del frío. Y es de agradecer que hayan pensado en instalar una carpa provisional que aloje a unos y a otros durante el tiempo que duren las actuaciones, sin necesidad de que unos y otros sufran congelamiento. Aunque también es cierto que al final el resguardo no es tanto, porque las corrientes que se producen entre las aperturas de los cierres laterales (obligadas por eso del Covid) son tan molestas, que uno no deja de preguntarse si estaría mejor al aire libre y no deja de desear para sus adentros que se acabe el espectáculo cuanto antes.

 


Carpa en la Plaza de Jardinillos

 

En lo que creo que no han acertado es en la elección de su emplazamiento. Estoy convencido de que hay lugares en Majadahonda más adecuados para eso, sobre todo si pensamos que la plaza de los Jardinillos es un espacio constreñido donde solo cabe una caseta relativamente pequeña, y que tal vez sea uno de los sitios más fríos del casco, por permanecer muchas horas a la sombra, y en el que frecuentemente los pavimentos están helados. Me pregunto cuál es la razón de no haber montado esta instalación en un sitio más amplio y cálido como es el semicírculo pavimentado del parque de Colón, al pie de la Casa de Cultura y por tanto con cierta proximidad a un centro donde radican eventos de una naturaleza similar. Si hubiera sido así, también habría servido para hacer un poco de compañía al solitario pseudo-árbol de luces que allí han colocado.

 

Desde que Majadahonda también se ha apuntado a la triste moda de que los abetos naturales sean sustituidos por imponentes conos huecos realizados con módulos metálicos sin alma, el sitio escogido para colocar el único ejemplar que se instala en este pueblo ha sido en la zona en que la Gran Vía se ensancha y se confunde con la plaza de Colón. Ese ha sido su posición de siempre -y pienso que acertada- por ser un lugar preferente en la calle más importante de esta ciudad. Desde allí podía ser testigo de los paseos que sus habitantes, imbricado en el eje más representativo, rodeado de la iluminación navideña y, a la postre, de frente al estrado desde donde los Magos leen su mensaje la noche de Reyes. Este año, como novedad, ha sido desbancado incomprensiblemente de esa posición y trasladado unos cientos de metros más lejos para situarlo en la plazoleta del Parque de Colón, ese lugar inhóspito en que se ha convertido gracias en buena medida al abandono que padece y las nulas tareas de mantenimiento que se realizan en él, de tal modo que la gente prefiere dar rodeos para evitarlo. Y mucho más de noche, cuando la escasa iluminación hace que atravesarlo sea una auténtica osadía y sólo unos cuantos valientes se atreven a internarse en la penumbra sin saber si temen más ser víctimas de un atraco y que les roben el móvil, o dar de bruces en el suelo por algún inesperado tropiezo debido a las irregularidades del pavimento, cuyas consecuencias y lesiones son totalmente imprevisibles.


 

(Foto obtenida de la cuenta de Twitter @alvarezustarroz)


 

Pues sí, ahí justo lo han desplazado este año sin que sepamos por qué. ¿O tal vez sí? ¿Tendrán la culpa, acaso, esas furgonetas de comida (Food-Trucks, creo que las llaman) que han ocupado su lugar? Yo, desde luego, no encuentro otra razón para que el pobrecillo árbol haya sido castigado al ostracismo, como desterrado y desconectado del abigarrado ambiente de la Gran Vía. En lo que a mí se refiere, qué quieren que les diga: aunque no sea un trasto de mi devoción, prefiero mil veces ver ese armatoste galvanizado con sus hierros envueltos en lucecitas, que unas cuantas antiguallas invadiendo el espacio con sus sillas y mesitas, e inundando el aire con sus malolientes vahídos de fritangas encebolladas. Pero, amigo, las atenciones que los dirigentes de nuestra Comunidad Autónoma prestan a los negocios de restauración tiene que tener una respuesta similar en nuestra ciudad, que para eso son todos del mismo equipo. Aunque ello signifique prescindir de la presencia de un viejo amigo. Un viejo amigo tan triste y olvidado que no ha sido merecedor de salir en ninguna foto oficial.


 

Los Food-Tucks asaltando el lugar que siempre ha estado reservado para al árbol de Navidad


 

Quienes sí han salido en todos los medios, ya sean locales, regionales, genéricos o de otro tipo, en el y anunciado a bombo y platillo, ha sido el grupo musical Taburete y su concierto celebrado en el mismísimo parque de Colón y la mismísima tarde del encendido de luces navideñas. Así se cumplía el deseo que expresaba nuestro Alcalde en la carta de presentación de las fiestas de que el arranque de éstas se hiciera de una manera potente. Y así fue. Hay que ver lo contentos que demuestran estar José Luis Álvarez Uztarroz y su adlátere el Concejal de Deportes y Fiestas, Eduardo González-Camino Montojo, según se les ve de alborozados compartiendo escenario con los verdaderos protagonistas del evento. Vean si no la fotografía que el munícipe ha colgado en su cuenta de Twitter.

 


(Foto obtenida de la cuenta de Twitter @alvarezustarroz)

 

Los que no estarán tan entusiasmados, me imagino, son algunos ediles de la oposición. Alguna periodista avezada se ha interesado por la cuantía de la operación y por lo visto, desde las propias fuentes municipales admiten  haber realizado un gasto importante para la celebración de dicho concierto. Hablan de 150.000 euros, cifra que a mí también me parece una barbaridad tratándose de quienes se trata, musicalmente me refiero. Porque si lo miramos desde otra perspectiva, tratándose de quienes se trata no es de extrañar que el caché de ese grupo alcance esos extremos. Y precisamente por tratarse de quienes se trata, tampoco resulta descabellado de que se les eche una manita teniendo en cuenta lo mal que lo está pasado el padre de uno de ellos.

 

Estas últimas frases no son de mi cosecha, sino que transcribo más o menos los pensamientos verbalizados que asaltan la calenturienta mente de mi amigo Lucio. El pobre siempre está buscando fantasmas donde no lo hay. Pero, dejando a un lado esas desvariadas sospechas, lo que yo quiero poner de relieve es que para eso sí que se cuenta con el parque de Colón que 3n esta ocasión no solo aloja un concierto mayormente dirigido a la gente joven sino que además se cierra al tránsito peatonal –hay que aclarar que no era gratuito sino que las entradas costaban el módico precio de 15 €- de manera que ni siquiera los más valientes que se atreven a cruzar ese paraje, pudieron culminar su hazaña por encontrarlo vallado. Algo que ha soliviantado a una vecindad que ve como el Ayuntamiento solo se acuerda de ese espacio para algunas cosas y se olvida permanentemente de cuidarlo y mantenerlo en las debidas condiciones. Y tienen razón; porque si en vez de gastarse un dineral en que los más jóvenes escuchen a una banda de pop-rock con influencias de rancheras, boleros y ska –eso dice el programa-, lo hubieran empleado en costear su adecuación y conservación, todos estaríamos mucho más satisfechos.

 

Por último, citaré que la novedad también ha alcanzado al último acto de las fiestas navideñas que, como todos conocemos, es la Cabalgata de los Reyes Magos. No es que haya mejorado mucho respecto a ediciones anteriores, no. En ese aspecto sigue siendo igual de cutre. Lo novedoso ha consistido en que en la parada real también han participado dos conjuntos a los que nunca se les había invitado: un rebaño de ovejas y una reata de ocas. Centenar y medio de cada especie desfilaron por la avenida de los Reyes Católicos y la Gran Vía a los sones de las bandas y charangas ante la sorpresa de los presentes, a los que no pararon de asediarles con cosas más extrañas todavía, como fue la aparición de una enorme bandera española en medio de la cabalgata.


De la bandera, mejor es no comentar nada. Y de lo otro, como gracia no está mal. Tal vez las merinas sean merecedoras de un reconocimiento especial por su impagable trabajo en labores de limpieza y prevención de incendios en el Monte del Pilar (aunque, en realidad solo hacen comer y cagar). Pero, ¿las ocas? Díganme que pintan los ánades en una cabalgata, como no sea reivindicar algo que nuestros ediles les da tanto repelús y a lo que no suelen prestarle demasiada atención: nuestro pasado rural. Si así fuera, tiene un pase. Pero más les valdría a esas distinguidas damas y gentiles caballeretes que se preocuparan de salvar nuestro patrimonio histórico y cultural de una manera más seria y rescataran de la ruina a la Casa de Labor, único enclave de nuestro término municipal de aquella época ancestral que aún resiste, pero cuyo abandono es tan patente que se está cayendo a pedazos sin que nadie mueva un dedo. Ni siquiera para que las ovejas y las ocas tengan un sitio seguro donde resguardarse.

 


viernes, 28 de enero de 2022

Novedades en Navidades (1)

Novedades y Navidades son dos vocablos que, aún guardando mucho parecidos en su fonética y ortografía, y tener el mismo número de silabas y pronunciarse con la misma entonación, tienen significados dispares. Pues mientras que una se refiere a un periodo determinado del año, circunscrito a un tiempo concreto y por tanto imbuido de esa característica particular de las cosas enraizadas y repetitivas que tiene todo lo relacionado con la tradición y la cultura popular, la otra atañe a todo lo contrario ya que representa aquellas situaciones que se salen fuera de lo esperado y pueden por ello significar sorpresa al ser totalmente inusuales. También se diferencian en el grado de importancia de su letra inicial, puesto que una suele comenzar por mayúscula y la otra no, salvo que vaya al principio de la frase.

 

Baste, pues, esta retórica introducción para adentrarnos en el tema que hoy nos ocupa y que, curiosamente, tiene que ver con esas dos palabras, unidas a su vez a una tercera que no es otra que la que da nombre a la ciudad donde vivimos. Que nadie se llame a engaño si piensa que el contenido de esta entrada les va a sorprender o si cree que va a quedar atónito con su lectura. Lo más probable es que no sea así y que tal vez por eso quede un tanto desilusionado. Ya lo advierto de antemano: son temas menudos, casi intrascendente y tal vez poco atractivos; pero no he querido dejar pasar la oportunidad de hacerlo, quizá movido sólo por una razón de escasa importancia pero bastante significativa. Y es que ya solo el hecho de que exista un motivo para hablar de novedades en nuestro pueblo constituye en sí mismo una auténtica novedad.

 

Uno de los aconteceres insólitos que nos han traído las Navidades ha sido la ausencia de las revistas municipales correspondientes a los meses del pasado diciembre y el presente enero, hecho que solo tiene un precedente en el año 2018. Es cierto que en ocasiones ha dejado de editarse en alguno de estos meses pero únicamente en aquella ocasión y en ésta se han omitido en ambos. Lo peor de todo es que el boletín tampoco se ha editado en los meses de octubre y noviembre de 2021 sin nada que lo justifique, como no sea que el Equipo de Gobierno haya optado por sucumbir ante la presión que ejerce Vox para que esa publicación se suprima definitivamente. Sea como sea, desde el Ayuntamiento no se ha dado ninguna explicación.

 

No puedo decir que yo sea un forofo de la revista municipal; eso, que quede claro. Pero aunque su formato no sean puntero ni su contenido ameno, y que incluso pueda llegar a considerarse una especie de plataforma de propaganda del partido gobernante, no cabe duda que es un vehículo de información que no debería eliminarse y que, mal que bien, hace partícipes a los vecinos de lo que sucede en su ciudad. Y, si llega a tiempo –cosa que no siempre ocurre-, sirve para estar al tanto de las convocatorias o espectáculos a los que acudir siempre que suscite interés y haya aforo suficiente, circunstancias que raramente coinciden al mismo tiempo. Además, he de admitir que para este blog el boletín constituye una fuente de recursos no desdeñable al cual hemos recurrido en no pocas ocasiones, y que me sentiría muy afectado si tuviera que prescindir de él de ahora en adelante.



Portada del boletín 'Navidad en Majadahonda 2021-2022'



En compensación, el Ayuntamiento ha tenido la gentileza de repartir otra publicación titulada ‘Navidad en Majadahonda 2021-2022una especie de magazine de 28 páginas que viene a ser un programa de los actos y festejos programados para esas fechas. Aunque no faltarán críticas a su modelo, hay que admitir que por lo menos ha dejado a un lado el prototipo de portada casposa y con banderita incluida que venía rigiendo, y ha empleado para su impresión un papel menos grueso, brillante y ostentoso que el anterior, a mi juicio más agradable y ecológico que éste. Sin descartar que habrá quien tenga distinta opinión y considere que ese folleto se parece más a un catálogo comercial de supermercado que a una revista municipal.

 

Como es lógico, su contenido se centra fundamentalmente en destacar los actos que tendrán lugar entre el 9 de diciembre y el 5 de enero, un batiburrillo de actividades lúdicas, culturales  y religiosas previstas para ese periodo. Lo que resulta un poco cargante es la proliferación de adornos navideños insertados por todos los rincones. Bolitas, lacitos y estrellitas invaden las páginas hasta la extenuación. Tanta adorno cósmico a base de estrellas de cinco puntas les hizo a mis hijos mucha ilusión cuando la hojeábamos en busca de ofertas apetecibles. A mí, no tanta; aunque he de decir que me trajo agradables recuerdos de la infancia. Todos los años por estas fechas y hasta que falleció, íbamos la familia al completo de visita a casa del abuelo Lorenzo. Yo siempre aprovechaba esas ocasiones para pedirle que me enseñara su gorra de militar en la que había incrustadas dos estrellas de subteniente. Ver tímidos reflejos que despedían esas piezas metálicas era para mí algo mágico y durante mucho tiempo pensé que algo así, pero mucho más grande y brillante, debía ser la estrella de Belén.




 

Cada cual puede juzgar si la programación elaborada es acertada y completa o no. Supongo que, como ocurre con todas las cosas, las opiniones serán dispares: a unos les parecerá bien y a otros, sin embargo, impropia de una ciudad que presume de tener las cuentas saneadas. Yo prefiero abstenerme. Pero quiero decir algo al respecto y es que, si me dan a elegir entre anunciar con bombo y platillo que la Navidad de Majadahonda era de tal pompa y circunstancia que merecían una distinción internacional (véase la primera entrada de esta bitácora en diciembre de 2018, y las posteriores del año siguiente) y hacerlo de una manera menos engreída y más humilde, me quedo con ésta. Es mejor disfrutar que presumir. Sobre todo cuando no hay motivos para ser vanidoso.





sábado, 15 de enero de 2022

Bicis y voluntarios en Majadahonda

Terminamos la breve trilogía que ha dado de sí la lectura del número de diciembre de un periódico local de distribución gratuita, con dos temas dispares, dos noticias muy diferentes que podrían ser consideradas de carácter anecdótico pero que en el fondo tienen toda la categoría que uno quiera darle y, sobre todo, la importancia que merecen.

 

La primera es para mí la más liviana y tiene por objeto dar a conocer la una nueva dotación para la Policía Local. En este caso –se dice- para que puedan patrullar en bicicletas eléctricas, algo que llevan haciendo en los pueblos de nuestro entorno desde hace tiempo y que viene a demostrar una vez más que Majadahonda va en casi todo a la zaga de sus localidades vecinas. La razón que da el Concejal del área, Ángel Alonso, es que con ese medio de transporte se logra “llegar aT todos los lugares donde no es posible hacerlo en coche” y, además, “se puede acceder con material médico como desfibriladores en caso de que sea necesario”.





Nadie puede ir en contra de esta medida. Sin embargo, me permito apuntar algo a las manifestaciones del edil. Va en el sentido de desmentir que la orografía de nuestro término municipal se parezca ni aproximadamente a la de las Bardenas Reales, la región pirenaica, los Picos de Europa o sinuosas geografías de ese tipo; y que, en cualquier caso, las personas que se atreven a merodear por zonas tan complicadas y peligrosas como la Dehesa, el Monte del Pilar o las riberas del Guadarrama (por poner ejemplos de zonas agrestes) no suelen ser propensas a fallos cardíacos, pues normalmente gozan de mejor salud que quienes no ejercitan demasiado las piernas. Algo de lo que, por el contrario, adolecerán los policías municipales de seguir así, al reducir casi a cero el ejercicio que de otro modo tendrían que hacer si las bicicletas no tuvieran ayuda de motor. Claro que eso no es demasiado preocupante porque para eso llevan ellos los desfibriladores a mano.

 

Y por otra parte es una lástima que, según la noticia, la compra de las bicicletas ya se haya efectuado. Lo digo porque si hubieran esperado un poco –y no creo últimamente hayan producido fallecimientos en nuestra ciudad por falta de un desfibrilador en esos parajes- podrían haberse beneficiado del 40% de descuento que unos grandes almacenes de aquí han estado haciendo con motivo de su campaña de Reyes.

 

 

La última reseña, con la cual cerramos estas crónicas, tiene que ver con el voluntariado, esa fuerza oculta que promueve iniciativas y resuelve tantos problemas sociales a los que las instituciones dan la espalda o declaran ignorar. En eso de escurrir el bulto Majadahonda no es una excepción. No quiero decir con ello que todo lo que se hace en este pueblo se lleve a cabo por los voluntarios; ni mucho menos. Pero sí me atrevo a decir (y no creo que esté muy errado) que muchas de las actividades cubiertas por quienes, bien solos o bien a través de las asociaciones sin ánimo de lucro, prestan su servicios, no gozan del merecido apoyo municipal que deberían tener, y que los responsables de estas áreas no muestran tampoco demasiado interés en lo que hacen, a pesar de que en muchos aspectos les sacan las castañas del fuego. Pero, ¡ojo!, cuando se trata de hacerse la fotografía bien rápido que van

 

Una muestra de lo que digo pueden encontrarla en la misma publicación que comentamos. Por un lado, en la página 6 se resalta el reconocimiento municipal de las 800 personas de Majadahonda que desempeñan esa labor, en un pequeño homenaje con motivo de la celebración, el pasado 5 de diciembre, del Día Internacional de los Voluntarios. Asistieron el Alcalde, José Luis Álvarez Ustarroz y los Concejales de Servicios Sociales y de Juventud, que aparecen -como siempre- en el centro de la foto y rodeados de 18 personas seleccionadas entre los voluntarios majariegos de las 14 asociaciones relacionadas en un listado aparte.


 




 

La otra cara de la moneda la encontramos unas páginas más adelante. Se trata de la presentación del “Proyecto Un@+, un reto integrador –leo en la noticia- impulsado por la Fundación Rayo Majadahonda con la colaboración del equipo de fútbol sala de la ciudad y el Colegio “Virgen de Lourdes” de esta localidad. La presentación del proyecto se llevó a cabo en la residencia deportiva de la Selección Española de Fútbol, que como sabemos está ubicada en el término municipal de Las Rozas.

 

Lo primero que uno se pregunta es por qué en Las Rozas y no aquí. Como si no tuviéramos ningún local en nuestro pueblo que pudiera servir para acoger un acto de ese tipo. ¿O acaso no? A los responsables municipales les tendría que dar un poco de vergüenza el hecho de que nuestros vecinos tengan que emigrar a localidades foráneas para poner en marcha sus propósitos y para hacer la presentación de un proyecto surgido y promovido entre sus ciudadanos. Pero eso parece que les da igual o que les importa bien poco. Prueba de ello es que a este evento no asistió ninguna representación del Gobierno municipal. Ejemplar modo de reconocer el esfuerzo de los voluntarios que se dejan la piel para que esa iniciativa salga adelante.





Y otra cosa que resulta preocupante es que el Ayuntamiento se desentienda de la misma y no le aporte ninguna ayuda oficial. Y si no lo creen, que se lo pregunten a una de las personas que más está esforzándose en que este proyecto salga adelante, que no es otro que Antonio Rodríguez, presidente de la sección de fútbol sala del Rayo Majadahonda y ex concejal por Ciudadanos en la anterior legislatura, que anda gastando las suelas de sus zapatos mendigando subvenciones y ayudas de un despacho a otro sin conseguir ningún resultado.

 

En fin, esta es la realidad: fotos sí, ayudas no; y algunas buenas palabras. Pero de implicarse, nada.

 

 

Y hasta aquí el repaso a la actualidad, que quizás deberíamos llamarla más propiamente una actualidad diferida valiéndonos para construir este oxímoron del calificativo que se hizo muy popular hace unos años gracias a la portavoz del Gobierno de nuestro país por entonces.

 

En todo caso y aunque recientes, son cosas que ya pertenecen al pasado y si bien no todas son de escasa entidad, estoy convencido de que ninguno de los asuntos comentados pasará a engrosar los anales de la historia de nuestro pueblo. Además, hemos entrado en otro año distinto, estamos en época de rebajas, las horas de luz se van haciendo cada día más largas, y todo llama a que en nuestro espíritu converjan la esperanza y la ilusión como suele suceder cada vez que comenzamos un nuevo ciclo.



lunes, 10 de enero de 2022

Tolerancia cero

En la misma página 2 de la publicación comentada en la última entrada hay otra noticia que no puede dejar impasible a ningún ciudadano normal. Con letras tan grandes casi como las del encuadre relativo a las inversiones, que está justo al lado, puede leerse con asombro que la ciudad no formará parte de la lista de ‘Municipios contra el maltrato’. Solo el juego del politiqueo que tanto entusiasma a nuestros ediles puede ser la causa de que esta moción presentada por el Grupo Municipal Ciudadanos no haya salido adelante. De otra manera no se entiende que Majadahonda quede el margen de una iniciativa que lo único que pretende es declarar institucionalmente que esta población está al lado de las víctimas y que redoblará los esfuerzos para  evitar el maltrato a las mujeres y mitigar los efectos de esa lacra social mediante programas de ayuda laboral, protocolos de atención destinados a la policía y personal sanitario, acciones formativas en los centros escolares y toda una serie de actuaciones en el campo de la asistencia y de la educación.

 

Rechazar esta propuesta no es solo dar la espalda a la realidad sino escatimar esfuerzos en la lucha contra la violencia machista y sus derivados. Municipios contra el maltrato es una iniciativa de acción social emprendida por Antena 3 Noticias y la Fundación Mutua Madrileña en 2015 coincidiendo con coincidiendo con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género, que supone un llamamiento directo a la movilización en la lucha frente a este grave y complejo problema. Desde entonces se han sumado a ella más de 150 municipios de toda España y ha recibido numerosas distinciones por parte del Gobierno de España y de varias comunidades autónomas, entre los que destaca el concedido en 2017 por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. También ha sido reconocida por ONU Mujeres como caso de éxito a la hora de abordar una problemática social por un medio de difusión.

 



 Que esta moción no haya tenido el respaldo unánime de la Corporación es bastante preocupante porque conduce a pensar que el único partido que se opone frontalmente a aceptar este tipo de campañas (ya sabemos todos cuál es) tiene más peso del que se supone que debería tener con su representación. Y más preocupante aún pensar que el partido que obtuvo la mayoría en las pasadas elecciones municipales sigue siendo reo de sus propias equivocaciones.

 


 

Unas cuantas páginas más adelante el periódico habla del acto que el Grupo Municipal Vox organizó el pasado 5 de noviembre en la plaza de Colón, en desagravio a las víctimas del terrorismo. Consistió en una ofrenda floral y una ronda de discursos con el mismo lenguaje de siempre. Poca asistencia tuvo y menos trascendencia todavía. Nueve personas en fila se alineaban en torno a una corona con los colores de nuestra enseña, colocada a los pies del mástil de la bandera, mientras se iban pasando el micrófono ante una audiencia inexistente. Algunos hablaron de las víctimas del terrorismo, otros atacaron al Alcalde y se metieron con el homenaje que el Ayuntamiento ha ofrecido a Alfredo Pérez Rubalcaba.

 

No hace falta que decir que todos los participantes eran cargos políticos del partido: diputados nacionales, diputados de la Asamblea de Madrid, o concejales. Vamos: una reunión de amiguetes. Quienes tuvieron la suerte de hablar entonaron la misma canción que nos sabemos de memoria, la misma perorata que ya conocemos. Sin embargo, hay que agradecerles que lo hicieran sin dar voces, y que adoptaran en un tono educado, tranquilo y moderado.

 

 

 

 

Dos noticias parecidas pero contrapuestas. Una relevante y la otra testimonial. Aquella con importante repercusión social y la otra insignificante. Lo que no entiendo muy bien es cómo un periódico destina casi el mismo espacio a escribir sobre ambas.



miércoles, 5 de enero de 2022

Reencuentro navideño

He aprovechado esos momentos de relativa tranquilidad que nos deparan las vacaciones navideñas, para escribir algunas notas que sirvan de reencuentro con este blog que tengo casi abandonado. Y digo de relativa tranquilidad porque tener a tres criaturas alborotando en casa, por mucho que te guste disfrutar de su compañía liberados de aspectos pues, aunque uno se esfuerza en ser optimista, las noticias que cada jornada bombardean nuestros oídos son como para tener el corazón encogido en un puño. Al menos, eso es lo a mí me ocurre. Pero quizá es que sea propenso a que me venza el desánimo, pues cuando veo cómo están las terrazas de los bares en mi pueblo, llenas de gente tomando sus aperitivos, fumando, comiendo y bebiendo sin guardar las más elementales medidas de precaución sanitaria, llego a pensar las tensiones que acompañan su vida cotidiana en la época escolar, no deja de ser un elemento (tres elementos, si tenemos en cuenta su número) distorsionador.

Y tampoco podemos considerar que este tiempo de descanso que estamos viviendo sea tranquilo en otros que en Majadahonda se ha desterrado al virus.

 

Lamentablemente, no es así.  Es lo que atestiguan los elevados índices de contagio que nuestra ciudad padece que, según las datos de hace unos días, están por encima de los 2.500 casos por cada 100.000 habitantes, cifra que debería hacernos reflexionar acerca de si esta actitud es la más recomendable, y si realmente nos estamos comportando seriamente y con responsabilidad.

 

Habrá quien diga que eso es una cuestión de elección personal, que cada cual hace lo que cree conveniente y que eso debe respetarse. Y yo estoy de acuerdo hasta cierto punto, sin por ello aceptar ese concepto tan cacareado por algunos políticos de libertad mal entendida. El dilema se reduce –como muchas veces ocurre- a un problema de fronteras. Porque si, por poner un ejemplo, me apetece dar un paseo por la Gran Vía, las terrazas y sus inquilinos se extienden indefinidamente de tal manera que por mucho que quiera no podré cumplir nunca la distancia de separación recomendada a no ser que vaya dando saltos furtivos por las fachadas, brincando de puerta a puerta entre los establecimientos comerciales y los portales de viviendas.

 

 

Terrazas de bares en la Plaza de Jardinillos

 

Pero, reconduzcamos la situación. No parece oportuno que en este tiempo de hermanamiento y buena voluntad venga a expresar mis quejas; debería hacer todo lo contrario: estar contento y feliz de poder cantar las alabanzas de vivir en un lugar tocado por la mano de Dios. Y a eso me pongo.

 

Hojeo con cierta curiosidad un ejemplar del mes de diciembre de un periódico de difusión gratuita de ámbito local que ya hemos mencionado en algunas entradas precedentes: Majariegos informados. Abre la portada en letras grandes el anuncio de que contaremos con 10 millones más para inversiones, y no hay duda de que es una buena noticia. Sin embargo, una cosa es el titular y otra bien distinta es la letra mediana. Leyendo el texto de la página siguiente en la que se amplía esta reseña, vemos que 3 de esos 10 millones se destinará a nuevas obras y mejoras en los centros educativos y el resto para mejora de las infraestructuras municipales (alumbrado público, acondicionamiento de parques y zonas públicas, recuperar pistas deportivas al aire libre). Además –dice el redactor- se invertirá en movilidad con las obras de creación de nuevos puntos de recarga para vehículos eléctricos y la creación de nuevos caminos escolares seguros. Y, como no podía faltar, para dotar de más medios a la Policía Local.


Todo eso está muy bien. Invertir en la ciudad es necesario, nadie lo discute. Sobre todo teniendo en cuenta el estado en que se encuentra nuestro pueblo después de décadas de funesta gestión sin acometer las obras de mantenimiento en edificios e instalaciones de uso público que ha conducido al lastimoso estado que presentan la mayoría de ellas. Pero hay algo que se echa de menos y es un Plan Director ordenado y coordinado que sirva de punto de inflexión a esa política de brazos cruzados. O, si ese plan existe, que no se dé a conocer.

 

No me cabe ninguna duda de que el Equipo de Gobierno tiene buenas intenciones y que –como recuerda el Alcalde en esa noticia- hay que reconocer el esfuerzo inversor de la Corporación. Pero en mi modesta opinión ese esfuerzo no se traduce en resultados que los vecinos aprecien, sino que más bien hace sospechar que se trata de una sucesión de parches para lavado de cara, en tanto que los problemas de fondo siguen avanzando. Pongamos, sin ir más lejos, el caso de la piscina municipal de Huerta Vieja. De la noche a la mañana, a mediados del pasado septiembre ese centro se cerró al público alegando problemas de corrosión estructural. “¿Así, de pronto?” -nos preguntamos todos- “¿De veras es tan grave la cosa? ¿Corre riesgo de caerse?. Y si es así ¿cómo es que no se lleva un mantenimiento adecuado ni se cumplen las disposiciones obligatorias sobre las inspecciones técnicas periódicas que determinan el estado de conservación de los edificios? ¿Puede ser que entre los numerosos servicios municipales no haya ninguno que se ocupe de eso?”.



Piscina cubierta de Huerta Vieja, en la Avenida de Guadarrama


Pues bien, para la Corporación municipal ese tema no parece ser importante. Es más, ni siquiera está dentro de sus prioridades porque ni se menciona al citar de inversiones, ni se habla de ella para nada. Es como si no existiera. Así que mucho me temo que ese centro pasará a formar parte del catálogo de edificios fantasmas al que ya pertenecen el antiguo colegio de Santa Catalina (sede anterior de la Policía Local), el edifico que ocupaba la Concejalía de Empleo y Comercio en El Carralero, o la malograda London School of Economics and Political Science –nombre rimbombante donde los haya-, por poner algunos ejemplos; un catálogo que cada año se engrosa con algún que otro miembro ilustre. Lo más triste de todo es que la piscina cubierta de Huerta Vieja es la primera de carácter público que se abrió en Majadahonda y la única que se encuentra relativamente cerca del casco, peculiaridades que por lo visto carecen de importancia para los que rigen los destinos de nuestro pueblo.

 

Yo estaba por la labor de empezar el año optimista; pero, como ven, ni aún poniendo todo de mi parte puedo sentirme contento de ser majariego.