lunes, 28 de marzo de 2022

Un golpe de generosidad

Para los que no somos aficionados a este deporte, el rugby nos parece un juego de brutos. La impresión que uno se lleva cuando asiste como  espectador a un partido entre dos equipos es de estar viendo a una treintena de bestias peleándose por un balón apepinado con la única intención de colocarlo como sea detrás de la línea de fondo contraria o darla un patadón para que pase entre unos palos que apuntan al cielo y están unidos entre sí por una traviesa.Y para ello se emplean con la máxima rudeza exponiéndose a todo tipo de encontronazos y trabazones que no sólo no rehúyen sino que parecen propensos a buscarlos, formando frecuentemente cuando uno de ellos cae enormes montañas de cuerpos montados unos sobre otros indistintamente del color que sean sus camisetas. Y, de tanto en tanto, cuando el árbitro lo ordena se juntan en un ademán de darse de frente sus cabezas y forman un círculo compacto en el que cada equipo empuja a ver quién puede más como si fueran juntas de bueyes.

Pues bien, esa aparente brutalidad es completamente falsa porque el rugby es uno de los deportes más limpios y nobles que existen tanto dentro del terreno de juego como fuera. Dentro de la cancha cualquier acción que arroje la más mínima duda de que pueda ser lesiva para el rival o malintencionada es penalizada severamente y está mal vista incluso por los integrantes del propio equipo. Y fuera, porque lo que ellos llaman el tercer tiempo, que es compartir una cervezas y un buen rato ambos equipos y sus respectivos seguidores, lo disfrutan tanto o casi más que el propio encuentro.

Esa dicotomía es lo que caracteriza a quienes practican este deporte: reírse y abrazarse como hermanos bien avenidos justo después de estar dos horas dándose porrazos. Algo que a los extraños nos puede parecer que no tiene mucho sentido pero que para ellos es la esencia misma de esta disciplina deportiva. Y es porque quienes estamos fuera de juego desconocemos que dentro de esos cuerpos mastodónticos hay también enormes corazones.




Tal vez esa sea la razón de que el Club de Rugby de Majadahonda ha dejado por un momento de darse maporros y haya unido sus fuerzas para dar un golpe magistral: emprender una campaña para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania. Sin apenas recursos pero con un enorme entusiasmo, y sin otra publicidad para dar a conocer esta iniciativa que el boca a boca o las redes sociales, los integrantes de este modesto club deportivo en sus distintas categorías han conseguido reunir en poco menos de una semana más de 120 paletas de material donado por allegados al club y por los vecinos en general. Alimentos envasados no perecederos, material de higiene y aseo personal, medicamentos, apósitos, compresas, ropa de abrigo, productos de limpieza, etc, ,etc,…todo tipo de género que sirva para paliar las necesidades de miles de personas que han sido obligadas a abandonar sus hogares huyendo del conflicto armado.

La respuesta de los majariegos ha sido extraordinaria y en un plazo de pocos días ha rebasado todas las previsiones. Los espacios reservados para almacenar el material que en principio eran  las salas que ocupa el club bajo las gradas del estadio, hubo que ampliarlos a otras zonas del recinto deportivo. Y para su traslado, que en principio iba a hacerse con vehículos particulares hasta el punto centralizado de recogida en Fuenlabrada, se ofreció Mudanzas Agustín, empresa local que donó las cajas de embalaje y puso a disposición del club camiones y personal necesario para hacer ese trabajo.








Estos hechos dan cuenta de la generosidad de Majadahonda cuando se trata de arrimar el hombro por una causa solidaria. Generosidad de corazón; generosidad con letras mayúsculas que no tiene nada que ver con las limosnas que da el Ayuntamiento, con cargo a las cuentas municipales, para ayudar a casos de necesidad. Me refiero concretamente a los 20.000 euros que hace poco se destinaron a los damnificados de la isla de Palma.

En el caso de Ucrania, desastre humanitario de proporciones mucho mayores y de carácter más urgente, todavía estamos esperando que el Equipo de Gobierno informe si nuestro Ayuntamiento se va a sumar a las ayudas que ya están aportando muchas localidades españolas más modestas y menos presumidas, que no han dudado en gravar su tesorería aún por encima de sus posibilidades. A este respecto, permítanme que exprese mi escepticismo. En primer lugar, porque conociendo la lentitud de respuesta de que hace gala nuestro Alcalde en los asuntos cotidianos, no me puedo imaginar que de repente le dé un arrebato repentino con este tema.  Y segundo, porque visto el bochornoso espectáculo que dio la Corporación municipal el pasado día 9 de marzo sin haber conseguido ponerse de acuerdo en la declaración  institucional frente a la guerra, creo que esperar a que convengan entregar algún tipo de ayuda es una auténtica quimera.

La iniciativa puesta en marcha por el Club de Rugby, otras similares emprendidas la Fundación Rayo Majadahonda, la Plataforma 2030 y varias más, secundadas por  la respuesta que han dado los vecinos de este pueblo, es un golpe de generosidad ciudadana, que viene a demostrar una vez más algo que ya sabemos de sobra: que los movimientos sociales son mucho más ágiles que la lenta maquinaria de las instituciones. Y también deja patente otro corolario: que los representantes políticos pocas veces están a la altura de los ciudadanos.

Nuestro Consistorio, representado en primer lugar por su Alcalde, José Luis Álvarez Ustarroz, y seguido por todo su Equipo de Gobierno ha perdido una magnífica oportunidad para demostrar que sabe estar a la altura de las circunstancias y que ayudar a cargar unos camiones ofrecidos gratuitamente por una empresa privada con las cosas que han sido aportadas por los vecinos no es suficiente.

Que yo sepa, ni el Sr. Ustarroz ni ninguno de sus concejales han ido un solo día a echar una mano ya sea a embalar u ordenar el material, o a mover las cajas o a rotularlas, o a colaborar en tares menos cansinas como puede ser confeccionar el inventario. Ni siquiera han aparecido para interesarse por el avance de la recolecta ni para algo tan sencillo como dar ánimos.

Llegar el último día vestido de calle para hacerse la foto y no con ropa de faena y arremangado – para eso sí que es rápido-, es un postureo que para el gabinete de Prensa puede quedar muy bien de cara a obtener réditos gratuitos. Pero para quienes que se han dejado la piel en esta campaña solidaria ese gesto puede parecer un insulto.


Fotos cedidas por el Club de Rugby de Majadahonda



lunes, 21 de marzo de 2022

Majadahonda ¿ciudad segura?

Ángel Alonso, concejal de Hacienda, Recursos Humanos, Servicios Jurídicos y Régimen Interior desde principios de esta legislatura, es un de los valores veteranos con que cuenta el equipo de Gobierno municipal. Conoce bien las entrañas de nuestro Ayuntamiento, del que ha formado parte como edil en varias ocasiones anteriores bajo el mando de Narciso de Foxá. Además, tuvo que asumir el área de Seguridad Ciudadana en octubre de 2020 tras la espantada  del titular en aquel momento, Luis Blanco Valderrama, que a su vez había sustituido tres meses antes a la designada inicialmente por José Luis Ávarez Ustarroz, para ocupar ese cargo (un verdadero galimatías de traslados y sustituciones que algún día explicaremos con más detalle cuando logremos descifrarlo y si llegamos a ser capaces de entenderlo). Estos días el Sr. Alonso está de enhorabuena.

Los resultados obtenidos por Majadahonda en los datos estadísticos que facilita el Ministerio del Interior revelan un notable descenso de la delincuencia durante el año 2021 en comparación con los relativos a 2019, ya que a estos efectos se desestiman las cifras que arroja 2020 al estar muy afectadas por el Estado de Alarma y los confinamientos a que han obligado la pandemia. Según las fuentes oficiales, en 2021 se cometieron en nuestro municipio 4.081 infracciones penales, mientras que durante el año pasado fueron 3.913, lo que supone un descenso aproximado del 5%. La noticias que leo en la prensa hablan de un descenso del cincuenta por ciento en los robos con violencia perpetrados en domicilios, establecimientos y otras instalaciones (de 389 a 174), caída que también se manifiesta en  los delitos relacionados con el tráfico de drogas que pasan de 17 a 8. Sin embargo, la sustracción de vehículos ha experimentado un notable cambio en sentido contrario al aumentar de 74 a 114 casos.


El Jefe de la Policía Local, con el Alcalde y el Concejal de Seguridad de Majadahonda

Todo el mundo y especialmente los que vivimos en este pueblo no podemos por menos que alegrarnos de esta noticias por lo que suponen de mejora en un aspecto tan importante de la vida cotidiana como es el de la seguridad ciudadana. No obstante, hay que tomar estos datos con cierta cautela y no lanzar las campanas al vuelo porque no todo es tan aleccionador como lo pintan.

Según las listas de la misma fuente, es decir, del Ministerio del Interior,  Majadahonda sigue ocupando los puestos de cabeza en el ranking de poblaciones con más de 20.000 habitantes más peligrosas. Concretamente, aparece en la posición quinta dentro de 35 municipios de la Comunidad de Madrid incluidos en dicha relación, con un coeficiente de criminalidad de 54,3 infracciones por cada mil habitantes, por detrás de Arroyomolinos (78,4), Madrid capital (61,4), Mejorada del Campo (56,4) y Rivas-Vaciamadrid (55,9). Si analizamos con detalle la lista de los 35 podemos observar que nuestro índice está muy por encima de los que asignan a nuestros vecinos. Así, por ejemplo, el más cercano es Torrelodones (47,1) que ocupa el octavo lugar, y le siguen Villaviciosa de Odón (45,0) en el decimosegundo puesto, Las Rozas (41,5) en el decimoctavo, Villanueva de la Cañada (41,3) en el decimonoveno, Collado Villalba (39,3) en el vigésimotercero,  Boadilla del Monte (29,5) en el trigésiomocuarto, y finalmente en el último lugar de la lista: Pozuelo de Alarcón  (28,3). De modo que, de acuerdo con los datos oficiales, nuestro pueblo es el menos seguro de la zona noroeste.


Infracciones penales en Majadahonda en 2020 y 2021 (Ministerio del Interior)

Por ese motivo no deberíamos caer en la euforia que parece invadir a nuestro Alcalde al valorar positivamente las cifras de descenso sino, al contrario, estar muy preocupados por estos datos que reflejan una realidad inquietante y poco deseable: aquí se comenten proporcionalmente mayor número de delitos que en los pueblos más  transgresores de nuestra Comunidad.

Yo creo que en fondo nuestro regidor es partícipe de esa preocupación, pues de otra manera no se entiende que año tras año no deja de aumentar la dotación de agentes en la Policía Local (en la última tacada entrarán 18 nuevos números), que ahora se verán reforzados con un nuevo compañero en la unidad canina, medios de locomoción especiales como bicicletas eléctricas y la instalación de 118 cámaras de video-vigilancia por valor de cuatro millones de euros. Todo sea por abandonar los puestos de cabeza en el elenco de la delincuencia regional.


Nuevo integrante de la Unidad Canina de la Policía Local de Majadahonda

De lo que nadie suministra información es de dónde se localizan los puntos calientes de nuestra localidad, es decir, de las áreas donde se producen las infracciones, lo que ayudaría a conocer cuáles son las de mayor riesgo y poder confeccionar un mapa de zonas calientes. Lo que sí parece estar claro es que, a tenor de la frecuencia con que se alternan las patrullas motorizadas de la Guardia Civil y de la Policía Local por la Gran Vía a cualquier hora del día, esta debe de ser una de las calles más seguras de España. Y también que, gracias a esta concentración de vigilantes en esa zona, otras partes del municipio quedan desamparadas y a merced de los cacos y desaprensivos.

A pesar de esta presión vigilante (o gracias a ella, por centralizarse exageradamente en la calle peatonal y descuidar el resto)  los delitos en nuestro pueblo siguen produciéndose cada día. Y quizá  esa circunstancia  es la que parece estar aprovechando una pareja de maleantes (que, por otra parte, debe ser bastante chapuzas en sus actividades) que han sido detenidos 15 veces en dos meses. La última, hace tan solo unos días en que fueron apresados por la Benemérita, que ya los debe tener por amigos de tanto paseo como dan juntos. Y es que con gente tan contumaz es imposible bajar en el ranking.




viernes, 18 de marzo de 2022

Falta Vox sobra

Vox ha vuelto a dar la nota. Parece que se está desmelenando. Si hace unos días hablábamos de su abstención en la moción presentada por el grupo socialista para acordar un Pacto por la Salud que mejorase la prestación sanitaria en nuestro municipio y que se votó en el último pleno (abstención que a la postre fue determinante en que esa moción fuera aprobada dejando en cueros a sus socios populares y abandonándolos en soledad y en ridículo),  hace tan solo unos días repitió un desplante que afectó por igual al resto de grupos políticos que tienen representación en el Consistorio.

En esta ocasión fue algo muy distinto, algo que apenas tiene repercusión directa sobre la ciudad salvo en lo concerniente a la opinión que pueda tenerse de ella desde fuera. Se produjo hace poco más de una semana, exactamente el pasado 9 de marzo, día que la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) propuso para que todas las entidades locales de nuestro país leyeran en acto público una declaración institucional en apoyo de Ucrania y de rechazo a la invasión de su territorio por la Federación Rusa, episodio que ha ocasionado el enfrentamiento bélico entre ambos países y, como consecuencia, un flujo de desplazados de tan extraordinarias dimensiones como no se habían conocido en Europa desde la II Guerra Mundial.

En su estrategia de ir en contra de todo lo que a la mayor parte de población le parece sensato, Vox se desmarca para poner su nota de discrepancia sin dar a conocer un motivo claro que lo justifique, lo que viene de decir que tampoco ellos mismos lo tienen claro. O si lo tienen y no lo quieren confesar, tampoco lo demuestran a tenor de los titubeos y reservas que estuvieron poniendo al texto de la declaración que iba a ser consensuada para su lectura posterior en ese acto.

Después de estar mareando la perdiz durante las vísperas, exigiendo cambios y rectificaciones a varios borradores que le fueron presentados, finalmente los ediles de Vox decidieron no asistir a la concentración ni tampoco firmar la declaración conjunta, lo que impidió que el resto de grupos municipales se adhirieran formalmente ni siquiera a la nota emitida por la FEMP, dejando el micrófono, el atril y los altavoces que se habían preparado para ello es total estado de reposo. Bueno, en total inactividad no, porque al menos los altavoces sirvieron para reproducir el himno nacional ucraniano, y el micrófono para recoger el eco de los aplausos de los asistentes.




Después del malogrado acto, tanto el Ayuntamiento como los grupos políticos del PP, Ciudadanos y PSOE conjuntamente, hicieron públicos sendos comunicados para explicar lo sucedido.

Ya estamos un tanto habituados a esa forma de proceder por parte de esta formación política en cualquier ocasión que se le presenta, lo que no significa que a ese comportamiento -para lisonja de muy pocos y desgracia de la mayoría- debamos acostumbrarnos. Para todos aquellos que creen en la libertad y el espíritu democrático, la llegada de estos personajes a las instituciones en un auténtico infortunio. Bajo el disfraz de gente corriente y sus forzados modales de aparente urbanidad, se ocultan dinamiteros que pretenden obstaculizar el desarrollo de nuestras instituciones y hacer volar por los aires la concordia social.

En julio de 2019, cuando tras las elecciones municipales el PP anunció que iba a pactar con Vox para garantizar la gobernabilidad durante la legislatura, ya aventurábamos que ese acuerdo no era bueno ni para el partido más votado ni para el pueblo de Majadahonda. El tiempo nos está dando la razón. Tener a ese grupo en el Equipo de Gobierno es una pesada carga para todos excepto para sus correligionarios. El Partido Popular ya lo viene padeciendo en sus carnes desde hace mucho y, a día de hoy, esa amistad se ha convertido en un incómodo lastre del que tiene que desembarazarse cuanto antes ni quiere salir a flote.

Para el ciudadano de Majadahonda la presencia de Vox en el Gobierno municipal tampoco ha supuesto ningún beneficio. Porque, aparte de llenar las rotondas de banderas y de cambiar la iluminación de las fuentes y la fachada de la Casa Consistorial a colores rojos y gualdas, pocas cosas buenas más han hecho. Por el contrario, gracias a sus maniobras nos han quitado el boletín municipal (que lleva más de seis meses sin editarse, por empeño suyo) y nos han vedado también la oportunidad de que nuestra ciudad pudiera hablar claro de su repulsa a las tropelías del gigante ruso y expresar nuestra solidaridad con el pueblo ucraniano. Poco a poco nos van sustrayendo más cosas. Confío en que no dejemos que nos arrebaten la dignidad.


lunes, 14 de marzo de 2022

Crónica de un milagro en Majadahonda

Hoy en día la gente ha dejado de creer en los milagros. Son muy pocos los que aún piensan que los sucesos extraordinarios ocurren por intervención divina, y muchos más los que consideran que esos acontecimientos inauditos sobrevienen por puro azar o fruto de la casualidad. Yo, que todavía no he perdido la fe –aunque tengo motivos sobrados para haberlo hecho hace tiempo-, sigo creyendo que algunos hechos solo tienen explicación cuando concurren causas sobrenaturales.

Pero no que sean designios directos del Sumo Hacedor, ya que estoy plenamente convencido de que hace mucho que decidió no interesarse en  los asuntos humanos y que nos ha dejado un poco de lado debido fundamentalmente al trabajo que le damos. No hay más que echar un vistazo a  lo que está pasando en el Este de Europa, donde primos hermanos andan arreándose a bombazo limpio, para entender que el Creador nos haya dejado ya por imposibles y prefiere perder el tiempo en mirar por las galaxias a ver si encuentra alguna otra especie viva menos belicosa, y poder así entretenerse disfrutando en observar comportamientos más amables, pacíficos y reposados.

Sin embargo, también creo que puesto que somos hijos suyos y hechos a su imagen y semejanza, no nos tiene del todo abandonados sino que de vez en cuando nos deja caer a modo de regalo uno de esos aconteceres extraños e incomprensibles para recordarnos que anda por ahí y que, a pesar de todo, todavía nos quiere. Y eso es lo que parece hacer sucedido recientemente.

En el pleno celebrado el 24 de febrero salió adelante una moción presentada por la oposición, algo prácticamente imposible y que solo se da de tarde en tarde; de ahí que cuando algo así sucede hemos de pensar que se debe a causas extrañas. Y si a esa circunstancia tan especial añadimos que la aprobación de una propuesta que partía del grupo municipal socialista se debió a la abstención de los ediles de Vox, la cosa pasa de ser inconcebible a convertirse en totalmente paranormal y que solo puede hacerse realidad si alguna ayuda del cielo ha habido de por medio. Y eso, tratándose de este pueblo está reservado a nuestro patrón, es decir que solo puede ser obra del mismísimo Cristo de los Remedios. Lo cual viene a ser a la postre y querámoslo o no, una prueba irrefutable de la existencia de Dios.


El Santísimo Cristo de los Remedios, de procesión en Majadahonda


La moción fue presentada, como hemos dicho, por el grupo municipal socialista en el pleno anterior, de 27 de enero, y a su contenido completo puede tenerse acceso desde la página web municipal. Pero para quienes no quieran perder tiempo en su lectura, pese a que su texto no excede de tres páginas, haremos un breve resumen.

En base a una propuesta más generalizada que pretende llegar a un acuerdo social y político en forma de lo que llaman ‘Pacto por la Salud de las Personas en Madrid’, plantea para Majadahonda los siguientes requerimientos:

  1.     Cesión de una pacela municipal para la construcción de un tercer centro de salud.
  2.     Implantar la enfermería escolar en todos los centros educativos públicos.
  3.     Refuerzo de los profesionales en el Centro de Salud Mental y cambio de  ubicación sus consultas.
  4.     Puesta en marcha del convenio con el Colegio de Psicólogos (ya aprobado en pleno) y de planes locales de prevención del suicidio.
  5.     Adquisición y puesta en funcionamiento de una ambulancia medicalizada para Protección Civil.

 

El resultado de la votación en el pleno retrata a los grupos políticos que componen  la Junta de Gobierno de nuestro Consistorio de manera que cada cual representa fielmente el papel que han elegido para esta función: uno, el de cómico; otro, el de demente. Hay que decir que no siempre interpretan esos mismos roles (aunque ambos pueden realizarlos a la perfección) por lo que pueden alternárselos indistintamente a la hora de meterse en debates serios.

En esta ocasión ponerse en la piel del payaso le ha tocado a Vox, y sus declaraciones para justificar su abstención son una auténtica bufonada. Decir que se inhibe de votar una moción con la que está de acuerdo –según dice textualmente la noticia que aparece en la página 5 del nº 14 de EN PAPEL-  “por lo que significa de mejoras en las infraestructuras sanitarias y  porque la salud de las majariegos y la atención primaria es fundamental”, y puntualizar que su abstención venía motivada en que el pacto propuesto es “como una carta a los Reyes Magos”, es propio de un pobre hazmerreir. ¡Como si ellos no creyeran en los Reyes Magos!

No obstante, que Vox se lavara las manos y dejaran de contabilizarse sus 3 papeletas ha significado que la moción saliera adelante gracias a los votos a favor del PSOE (5) y Ciudadanos (7), superando los 10 opuestos del PP.

Lo que resulta más incomprensible de todo este asunto es el voto en contra del Partido Popular. Incomprensible, quiero decir, desde un punto de vista racional y coherente, ya que no se trata de discernir sobre cosas livianas como poner o quitar flores, ni de llenar de banderas y símbolos patrios las rotondas y fuentes del pueblo, sino de reivindicar mejoras en algo tan primordial como es la atención sanitaria en nuestro municipio. De ahí que su postura sólo quepa en la cabeza de un descerebrado, papel que ha escogido para esta comedia y que lo borda a la perfección.

Desde luego, la respuesta que dio la Concejal de Sanidad, Nuria María Verónica Wilde, para argumentar la negativa de su grupo a la moción presentada con expresiones tales como que la propuesta “carece de líneas estratégicas”…”recoge opiniones interesadas”… “los directores de los centros de salud no demandan más espacio, es todo un ramillete de frases huecas propias de una persona algo ‘distraída’ (por decirlo de alguna manera). Tal vez esa es la causa de que fueran sus últimas declaraciones públicas como edil responsable de esa área y de las competencias de Comunicación.

Habrá  quien piense que adoptar esta posición tiene su razón en el empecinado enfrentamiento que su grupo adopta en contra de todo lo que proceda del Partido Socialista, lo que en el fondo es emular a lo que hace la Presidenta regional con el gobierno de la nación. Otros creerán que secundar esta moción supondría una especie de insulto a esa nueva lideresa y que, tal como están las cosas, no conviene contrariarla pues de otro modo podría entenderse pone reparos a la gestión de su Consejería del área sanitaria, que en el fondo es lo que viene a decir la propuesta presentada.

Yo me inclino a pensar en que los motivos no son tanto de matiz político como que esa decisión obedece  a una cuestión  de tipo lectivo-operativo. Me explico: con el trabajo y tiempo que les ha costado a los agentes municipales aprenderse el galimatías de los límites y fronteras de las zonas en que ha quedado dividido nuestro término municipal para respetar los confinamientos en las fases más intensas de la pandemia, y entender con detalle si las áreas comerciales del Carril del Tejar y del Centro Oeste quedaban en una zona, o en la otra o en ninguna de las dos, imagínense lo que significaría para ellos introducir una zona más. Sería el caos total.


Zonas básicas de Salud en Majadahonda, durante las fases de confinamiento de la pandemia


viernes, 4 de marzo de 2022

Bombas en Majadahonda

En diciembre de 2020, un buscador de tesoros enterrados de esos que van peinando el terreno con un detector de objetos metálicos mediante ultrasonidos que va moviendo acompasadamente como si estuviera segando el aire, se llevó un susto tremendo cuando se percató que lo que había descubierto el aparatito que portaba no era ninguna cosa de valor, sino todo lo contrario: un obús de la guerra civil que no explotó cuando tenía que haberlo hecho.

Cinco años atrás se había repetido un descubrimiento similar, solo que en esa ocasión el protagonista de la historia no fue un aficionado a los inventos mecánicos sino un trabajador de la construcción que de milagro no salió volando por los aires. Estaban realizándose movimientos de tierra para configurar la orografía de lo que sería el Parque Adolfo Suárez, cuando se topó con el artefacto y a poco no se moja los pantalones el pobre hombre. Ese mismo 2015 también apareció un proyectil de esa naturaleza en las obras de remodelación de un edificio en el casco.

Afortunadamente, ninguno de estos -incidentes tuvo consecuencias graves, y en ambos la participación de especialistas artificieros de la Guardia Civil fue suficiente como para desactivar o explosionar de forma controlada las bombas evitando males mayores.

 

Obús encontrado durante las obras de ejecución del Parque Adolfo Suárez de Majadahonda (Guardia Civil)


Resulta curioso que en nuestro término municipal se produzcan con cierta periodicidad hechos de este tipo en los que la aparición de objetos tan sospechosos conlleve mayúsculas sorpresas a quienes están por allí cerca. Sin embargo, tiene su justificación ya que estos parajes fueron escenarios estratégicos de nuestra Guerra Civil, concretamente del frente de Brunete y del cerco de Madrid, y por tanto fueron objetivo de bombardeos y de duras sesiones de artillería para hostigar a las respectivas posiciones. No es de extrañar, pues, que de vez en cuando asomen carcasas de obuses o bombas que no llegaron a estallar, a nada que se escarbe un poco el terreno o se derriben casas antiguas para levantar nuevos edificios. Aconteceres que, si por una parte pueden deparar algún inesperado sobresalto a los pacíficos ciudadanos que se topan con esos abominables objetos, por otra tiene la compensación de saber que al menos entonces no hicieron daño alguno a nadie, evitando que su mortífera carga causara estragos entre los combatientes.

Sirva esta breve introducción histórica para entrar en materia valiéndonos de estas efemérides, con las cuales alguien podría llegar a la conclusión de que nuestro pueblo ya está acostumbrado a las bombas. Yo, desde luego, creo que no es así, pues por mucho que se oigan explotar noticias de ese tipo a nuestro alrededor uno no llega nunca a habituarse a ello. Y menos cuando se trata de fuego amigo, es decir, si quien las lanza los proyectiles es precisamente el encargado que protegerte.

Me explico. Después de meses del más absoluto silencio desde que el pasado septiembre se avisó de que en la instalación deportiva se habían encontrado unas deficiencias estructurales que aconsejaban su cierre, los noticiarios de febrero nos sorprenden con un auténtico bombazo: la piscina de Huerta Vieja no tiene arreglo y se va a demoler.

En el comunicado de prensa de la web municipal, fechado el 24 de enero de 2022, se anuncia que el Ayuntamiento levantará un nuevo polideportivo en Huerta Vieja tras demoler la estructura actual dado que los estudios técnicos realizados concluyen en la necesidad de una renovación en su totalidad, lo que supondrá aproximadamente dos años de trabajo. Asimismo dice que la Concejalía de Deportes iniciará en las semanas siguientes reuniones con usuarios y afectados para informarles sobre el proyecto. Continúa con que la piscina municipal de Valle de la Oliva, gestionada por la empresa Forus, seguirá prestando servicio a los usuarios afectados. Y finaliza  mencionando que  el Ayuntamiento ya está redactando el proyecto de la nueva instalación que incrementará la oferta de actividades y ofrecerá nuevo espacios.

Ignoro las razones que justifican esta decisión pero desde luego que no se me alcanza que un edificio que no ha cumplido los 30 años esté en condiciones tan lamentables que no queda otro remedio que echarlo abajo. Alegan ahora –como ya lo hicieron en septiembre- que por motivos de seguridad la piscina no puede seguir prestando servicio, reacción prudente con la que no puede estarse en desacuerdo. Pero de ahí a decidir demolerlo va un trecho de mucho recorrido.

Yo no soy experto en construcciones ni sé nada de estructuras, por eso he recabado la opinión de profesionales solventes del ramo y todos ellos han coincido en que ese edificio no tiene aspecto de caerse y mucho menos, aún desconociendo su problemática, que por muy mal que se encuentre no pueda ser objeto de reparación dentro de unos costes razonables. Y más aún cuando hasta hace pocos meses seguía en uso y tiempo atrás soportó perfectamente los embates de un temporal altamente destructivo. Eso me lleva a dudar que los servicios técnicos municipales consideren que no hay solución para salvar nuestra piscina.

Lo que este Ayuntamiento transmite con sus sorprendentes declaraciones es que los dirigentes municipales de  Majadahonda tienen una tendencia peligrosa a concebir que la solución de los problemas pasa necesariamente por hacer desaparecer quienes los causan. Da la sensación de que son incapaces de buscar otras alternativas que no sean acabar de cuajo con el origen de las complicaciones. Borrón y cuenta nueva, es lo que vienen a decir.

El comunicado municipal demuestra una vez más lo que los ciudadanos ya conocen de sobra: que nuestros ediles suelen ser lentos para casi todo, pero sorprendentemente rápidos para algunas cosas. Por ejemplo, en sacar las armas (entendiendo por éstas los buldózer y excavadoras) como ya han demostrado en ocasiones anteriores. Y también dejan traslucir que, a la hora de derribar,  les preocupa un comino que se trate de unas ruinas abandonadas o de un edificio emblemático que ha venido dando servicio a los majariegos, casi sin interrupción, desde que a mediados de los años noventa se puso en marcha.



 

Es pronto para formarse una opinión definitiva sobre este asunto. Falta información más detallada y que se hagan públicos los informes técnicos que determinen la situación real del edificio y las causas que conducen a su declaración de ruina. Sin embargo, el primer aviso ya ha sido lanzado y la piscina cubierta de Huerta Vieja ha quedado en el punto de mira. O, dicho de otra manera, ya se ha pintado una diana en su cubierta.

Queda por ver la respuesta ciudadana y las de los grupos políticos de la oposición, así como el grado de satisfacción que los usuarios de esas instalaciones obtienen en su traslado a otro centro situado a más de tres kilómetros del casco, y cuál es el resultado de implementar esta prestación provisional en la piscina del Valle de la Oliva donde ahora tienen que compaginar sus actividades habituales con los desplazados forzosos, que no son pocos.

Tengo la impresión que este affaire no ha hecho más que empezar y que traerá bastante cola, por lo que seguiremos su evolución con interés. Tal vez nuestra Corporación  recapacite y se decida a encontrar una solución que no suponga la pérdida de una instalación que forma parte de la historia de Majadahonda. Ya veremos. Todo queda sujeto a los intereses que haya detrás.

Y también al empeño de quién depende que no se active el detonador. Supongo que la decisión final estará en manos de nuestro Alcalde y tengo que confiar en su cordura. Sin embargo, mucho me temo que el Sr. Álvarez Ustarroz no sea totalmente consciente del peligro que corre si sigue jugando con este artefacto, y de que es muy posible que, si se mantiene en sus trece y decide llevar a cabo la intervención anunciada, esta bomba le pueda estallar en las manos.