jueves, 31 de enero de 2019

Majadahonda ¿destino turístico?

Hablando de los buenos datos que en la Comunidad de Madrid se habían dado el año pasado en el sector turístico, el informativo regional de TVE que se emite tras el telediario de las tres de la tarde mencionaba a Majadahonda como uno de los destinos elegidos para visitar. Yo me quedé bastante sorprendido de escuchar el nombre de mi pueblo a continuación de otros como San Lorenzo de El Escorial, Alcalá de Henares, Aranjuez y Chinchón porque, por mucho que quiera uno buscar parecidos en esa materia, nunca acabará por encontrarlos. Sin embargo, permanecí atento y un tanto expectante a que terminara la noticia y así enterarme un poco mejor de qué iba la cosa.

Seguía el presentador resumiendo las preferencias de los turistas en razón de cada lugar. Cualquiera que conozca esas ciudades, aunque solo sea por reportajes o fotografías, entendería que es razonable que sean objetivos preferentes, pues todas ellas por una razón o por otra lo tienen bien merecido por los monumentos, historia y curiosidades que atesoran. “Pero, ¿qué pinta Majadahonda entre ellas?” me preguntaba haciendo un repaso rápido de nuestra geografía para localizar mentalmente alguna cosa típica (o atípica) que pudiera parecerse -aunque solo fuera mínimamente- a un destino turístico. Nada, no se me ocurría nada. 

Continuaba el locutor con su tema y, cuando volvió a mencionar el nombre de nuestra localidad, presté toda la atención del mundo para escuchar lo que iba a decir con lo que desvelaría, por fin, el misterio que yo no era capaz de adivinar. No se lo van a creer pero ¿saben ustedes que es lo que visitan los foráneos cuando vienen a Majadahonda? ¡Agárrense, porque es de traca!: la estación de control de agua potable del Canal de Isabel II.

¡Ole! ¡Ole! y ¡Ole! Eso sí que es echar un capote y no lo que hacía Curro Romero en sus mejores tardes.

Instalaciones del Canal de Isabel II en la carretera de Majadahonda a Boadilla

No digo que esta instalación no sea interesante desde un punto de vista técnico o científico, que lo será. Pero de ahí, a que se ponga en el mismo plano comparativo una factoría industrial por muy bonita que sea -que no lo es- con las joyas de arquitectura monumental o el conjunto urbano de las ciudades antes citadas, representa desde mi punto de vista un atentado contra la inteligencia y la honestidad. Y no me explico cómo semejante mamarrachada puede escucharse en un espacio de la televisión pública fuera de los programas de humor, porque a los medios informativos que se sostienen con el dinero público se les debe de suponer y exigir algo más de seriedad y de juicio ecuánime e imparcial. Ignoro si el texto de la noticia fue elaborado por la redacción del informativo, o si fue el presentador de ese corte (que, por cierto, vive en este pueblo) quien en un alarde de amor por el terruño se lanzara al ruedo de esa manera; sea como fuere, lo cierto es que asignar atributos a alguien o algo que no los tiene no es otra cosa que faltar a la verdad.

En el tiempo que llevo viviendo en Majadahonda jamás he visto autobuses de turistas en torno a las instalaciones del Canal, ni colas en las puertas, ni gente haciendo fotos por allí que no sean los alumnos de los talleres de fotografía o algún aficionado a ese arte. Y a no ser que las visitas se programen en horario nocturno por pasar inadvertidas, aquellos parajes no tienen más visitantes que los empleados de la compañía y pocos más. Tal vez, en alguna ocasión pueda ser objeto de visitas de tipo institucional, técnico, estudiantil o divulgativo, pero equiparar este tipo de asistencia con el turismo me parece realmente una patochada de mal gusto.

Visita de la delegación japonesa al Centro de Control del Canal de Isabel II en Majadahonda en 2013

Por un momento, dudé de si había interpretado bien lo que oía o si el asunto se refería a la otra estación del Canal en nuestro término municipal, es decir, a la depuradora ubicada en el cauce del río Aulencia junto a la carretera de Villanueva del Pardillo. En ese caso, estaría más justificado por el valor arquitectónico del conjunto, que es objeto de culto por los entendidos y ha ocupado la atención de las revistas especializadas por su avanzado y acertado diseño. Pero, de cualquier manera, su interés estaría reservado a los estudiantes de arquitectura e ingeniería, a los biólogos y a los ambientalistas, y, salvo en estos aspectos, resultaría extraño que ocupe la atención de mucha gente. Pues estoy convencido que nadie en su sano juicio puede sentir curiosidad por conocer cómo son las cacas y pises de los majariegos, por muy finos y privilegiados que éstos sean.

Si no hay algo escondido que desconozco y que tampoco encuentro por ninguna parte (ya sean revistas de viajes o secciones de este tema en los periódicos, catálogos turísticos, información en la red o cualquier otro medio), dudo mucho que esta ciudad pueda considerarse destino turístico por el hecho de que la gente venga  a pasear por la Gran Vía, tapear en sus bares, copear en sus discotecas o comprar en sus centros comerciales o su Mercadillo. 

Porque grupos de turistas, lo que se dice turistas, sólo los he  visto a las puertas del Físico, donde de vez en cuando autocares de gran tamaño vomitan su carga de rusos y orientales que buscan gozar de un rato de relax después de una agotadora jornada dejándose los cuartos en Las Rozas Village. Aunque tampoco creo que ese gimnasio pueda considerarse un monumento nacional, ni a sus visitantes interesados en conocerlo turísticamente hablando, sino preocupados más bien en jugar con las burbujas del spa.

Turistas chinos camino del Físico

lunes, 28 de enero de 2019

El eclipse en Majadahonda

Hace una semana quienes trabajan en horario nocturno, los que se levantan muy temprano o se acuestan bien entrada la noche, o cualquiera que teniendo curiosidad por los espectáculos astronómicos y hubiera dispuesto al mismo tiempo de la fuerza de voluntad de abandonar el lecho y asomarse a la ventana, pudieron contemplar el eclipse lunar.

Los eclipses de Luna se producen cuando el satélite se alinea con el Sol y la Tierra, de forma que ésta proyecta su sombra sobre la Luna. Es un fenómeno que siempre se da cuando hay luna llena, pero no siempre cuando se cumple esta circunstancia se produce un eclipse; esto es debido a que el plano en el que orbita la Luna no está del todo alineado con el de la órbita de nuestro planeta en torno al Sol, coincidencia que es imprescindible para que se den estas situaciones inusuales. A diferencia de lo que ocurre en los eclipses totales de Sol, cuando la Luna se interpone entre la Tierra y nuestra estrella y la oculta por completo, en los eclipses de luna el satélite no desaparece, sino que se vuelve de un tono rojo cobrizo. Esto ocurre porque la atmósfera de la Tierra refracta los rayos del Sol y los dirige hacia la Luna, pero a longitudes de onda más largas, al igual que cuando observamos los tonos anaranjados y rojizos de las puestas de Sol.

La Luna durante el eclipse de 21 de enero de 2019 (Reuters/Mike Blake)

Este último sucedió a horas un tanto intempestivas ya que el oscurecimiento -que se pudo ver completo sobre el horizonte Oeste- comenzó a eso de la tres y media de la madrugada, alcanzó su totalidad sobre las seis menos cuarto y terminó más o menos una hora después. Lo singular de esta ocasión es que el eclipse coincidió con la primera superluna del año, con lo cual la escena que se pudo ver en el cambio de luminosidad y de color fue magnífica. Es lo que se llama popularmente como luna de sangre y, al igual que sucede a la mayoría de fenómenos anormales, se le asocian curiosas historias y supersticiones

Afortunadamente, el rumbo del astro por el firmamento puede seguirse sin mucha dificultad desde las zonas despejadas de Majadahonda gracias fundamentalmente a sus espacios abiertos y la escasa altura de las edificaciones. Si uno está bien situado en alguna de las zonas más elevadas de las afueras, puede incluso verla asomarse por el Este y, dependiendo de la época estacional, juguetear escondiéndose entra las cuatro torres para luego elevarse sobre ellas y seguir su órbita por el oscuro manto estrellado hasta que se oculta por el horizonte opuesto o el amanecer disuelve su resplandor.


Luna llena de 25 de octubre de 2015 (Javier Martínez)

El anterior eclipse total de superluna tuvo lugar el 27 de julio del año pasado. Entonces, favorecido por mejores condiciones horarias y ambientales, fue seguido por muchos vecinos de esta localidad que acudieron a lugares de poca contaminación lumínica y buena panorámica para recrearse con el acontecimiento a eso de la media noche. Según ingenieros de la NASA, hasta julio de este año no podremos volver a ver otro evento similar, porque son fenómenos que no ocurren con frecuencia.

En mi pueblo es diferente. En Majadahonda el eclipse se instaló hace varios lustros y sigue apalancado aquí, día tras día, restándole brillo y luminosidad a los suyos propios y haciendo que esta ciudad, que en otro tiempo fue vanguardia y admiración de nativos y extraños, y punto de mira donde enfocaban quienes querían imitarla para parecerse a ella, hoy marcha en el furgón de cola del tren en el que otras poblaciones del noroeste madrileño tratan de no quedarse rezagadas del progreso y la modernidad.

No lo digo yo; lo dicen sus vecinos y las estadísticas.

miércoles, 23 de enero de 2019

El vertedero del cementerio

Hay que reconocer que tuvieron mala suerte esos jóvenes rumanos. Venir desde tan lejos para hacer historia y acabar con la suya nada más llegar, sin poder demostrar su ardor guerrero y su valentía, casi sin pena ni gloria… Es como si te apuntas a una expedición para subir al Mont Blanc y te sorprende un alud que sepulta el campo base sin apenas darte tiempo a calzarte las botas.

El otro día me acerqué al cerro de la Radio. Hacía tiempo que no paseaba por allí y tenía curiosidad por ver los estragos de la conmemoración fascista, sin embargo no encontré ninguna señal de que hubiera ocurrido nada de particular porque presentaba el mismo aspecto de siempre. Tal vez el monumento y su explanada de baldosas pudieran estar algo más despejadas de la porquería que habitualmente muestran, pero daban la misma sensación de abandono, aislamiento y soledad; como algo triste y desubicado en el espacio y en el tiempo.


Monumento a Mota y Marin en el cerro de la Radio de Majadahonda

Antes quedaba discretamente arropado al abrigo del edificio de la radio y de la tapia del cementerio. Incluso los árboles cercanos se integraban en él ocultándolo en parte. Pero ahora, demolidas las ruinas próximas, resalta más su característica silueta a los pies de la horrorosa antena de comunicaciones.

Me llamó la atención la cantidad de basura que se acumula en el triángulo que forman el monumento, la caseta de la antena y la valla del camposanto. Escombros, plásticos, botellas y despojos de todo tipo se amontan allí como si fuera un vertedero. Noté también que el muro del cementerio había sido encalado recientemente, y observé que si la finalidad de esa intervención era la de ocultar las pintadas de los grafiteros, el beneficio había durado bien poco porque ya avanzaba la colonización de los lienzos con un nuevo muestrario multicolor. Y se notaba que eran recientes por el olor a disolvente y los botes vacíos que quedaban por el suelo.


Grafitis en la valla recién pintada del cementerio municipal

No entiendo muy bien el por qué se esa obsesión en ocultar los grafitis y, sin embargo, consentir que la zona parezca un estercolero donde se permite el vertido de escombros y el depósito de basuras en todas sus modalidades. Al fin y al cabo, esas pinturas son lo menos molesto que hay por allí; hasta puede decirse que dan un toque de alegría y dignidad a ese entorno. Y tal como está éste, incluso podrían considerarse auténticas obras de arte.


Vertedero junto al cementerio municipal

El permanente descuido de muchos lugares de nuestro término municipal -algunos muy cerca del casco- da idea de la poca preocupación que las autoridades prestan a los espacios urbanos que quedan lejos del alcance en las fotos de propaganda. No sé si será culpa de la indolencia de los servicios técnicos, del incumplimiento de las obligaciones del contratista de limpieza, de la desgana de la Policía Local, de la desidia de los concejales responsables de estas áreas, o de la indiferencia del Alcalde. Pero lo cierto es que la situación en que se encuentra esa zona en particular es impropia de una ciudad que se precia de ser un lugar envidiable para vivir, y es absolutamente incoherente con los altos presupuestos que se destinan a vigilancia y limpieza dentro de las cuentas municipales.

miércoles, 16 de enero de 2019

Dos mártires molestos

La diferencia que existe entre los conceptos de héroe y de mártir reside en un pequeño pero trascendental detalle: mientras que el primero se aplica a la persona que lleva a cabo una acción heroica (entendiendo como tal, realizar hechos extraordinarios en servicio de Dios, del prójimo o de la patria mediante un esfuerzo eminente de la voluntad y de la abnegación), el segundo se concede a quienes padecen mucho o mueren en la ejecución de acciones de ese tipo o en defensa de creencias, convicciones o causas. Lo que puede traducirse en que si a los héroes les distingue su poder de decisión, valentía y arrojo, para conseguir la condición de mártires, aún suponiéndoles las mismas cualidades, ha de añadirse la condición de quedar bastante lisiados o dejarse la vida en el intento de conseguir sus pretensiones.

Ivan Mota y Vasili Marin no llegaron a ser héroes. Ambos eran jóvenes rumanos, educados y con formación académica (los dos eran abogados), que a finales de 1936 decidieron embarcarse en una aventura que les traería a España ilusionados, pujantes y deseosos de defender sus ideas, y pocas semanas después les devolvería a su tierra, inánimes y destrozados, en dos féretros de madera. Mota y Marín eran miembros del partido fascista de Rumanía La Guardia de Hierro, también conocido como Legión de San Miguel Arcángel, y formaban parte de un grupo de ocho miembros que se ofrecieron a las tropas de Franco para intervenir en lo que la facción rebelde llamó una "gloriosa Cruzada para salvaguardar los valores patrios de la perniciosa influencia del marxismo y del comunismo", pero que en todo el mundo se conoce como guerra civil española.

El caso es que, casi sin tiempo para disfrutar de nuestra hospitalidad y de sortear las balas del enemigo, el 13 de enero de 1937 y dentro de las escaramuzas  del frente de Madrid que se desarrollaron en Majadahonda, fueron alcanzados por un obús republicano que impactó en el lugar conocido como el cerro de la Radio. Poco tiempo duró la aventura de aquellos voluntarios que, tras perder a dos de sus miembros, decidieron regresar de inmediato a su país, donde fueron recibidos con grandes honores y mayores fastos para la gloria de sus correligionarios. Aquí, terminada la guerra a favor de los golpistas, el lugar donde murieron pasó a ser centro de peregrinación y de recuerdo, uno más de los miles que emergieron en la geografía española para honrar a los caídos por Dios y por España. Y a Mota y Marin, ya que el destino les sustrajo la oportunidad de ser héroes, el Movimiento les concedió el premio de convertirlos en mártires.

En 1970 se levantó el monumento que todavía existe, una hilera de arcadas de piedra coronadas por una cruz metálica que mira al Valle de los Caídos, que ha resistido el paso del tiempo entre escombros y basuras, junto a las ruinas del edificio de Radio Argentina que ha sido recientemente derribado. Un paraje a medio camino entre el Cerro de los Ángeles y el Valle de los Caídos. Desde entonces, todos los años por estas fechas y auspiciados por grupos de extrema derecha, herederos y simpatizantes se celebran concentraciones en recuerdo y homenaje de aquellos combatientes, acontecimientos que aunque no tienen mucha repercusión ni hacen mucho ruido, sirven para aumentar los altos registros asociados a nuestra ciudad en la red de Internet cuando se escribe su nombre.


Monumento en memoria de Ivan Mota y Vasili Martin, en el cerro de la Radio de Majadahonda 

Algunas formaciones políticas de nuestro municipio consideran inaudito que se sigan celebrando estos actos e incluso consiguieron que en 2015 se aprobara una moción para derribar el monumento en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Moción que por distintas razones todavía no se ha llevado a cabo, entre ellas que la Asociación para la Custodia del Monumento a los Legionarios Rumanos Caídos en Majadahonda ha hecho valer los derechos de propiedad privada de los terrenos donde se levanta. Y digo yo que entonces y por las mismas razones, el Ayuntamiento debería exigirles el levantamiento de cerramiento que los confine, y el mantenimiento y limpieza de ese predio, actuaciones que, además de hacer honor al nombre de la asociación (por lo de custodia), tienen la obligación de cumplir por ley.

Pero lejos de ejercer sus obligaciones, el equipo de gobierno municipal se encoge de hombros y deja que las cosas sigan igual. Cuando cada año le llega la solicitud de permiso para estas celebraciones (supuestamente incompatibles con la mención aprobada), los papeles deben pasar de mesa en mesa como si fuera un ascua encendida con la que nadie quiere quemarse; de tal manera que cuando llega el día del acto, la petición sigue aún el periplo interminable hasta su siguiente destino: el extravío o el archivo.

Mi opinión personal es que derribar los monumentos no soluciona nada. Es más, puede tener un efecto contrario porque puede activar el enaltecimiento de los símbolos que representan. Enterrar la historia y sus vestigios no suele ser una buena terapia; no se trata de que las cosas se esfumen como si no hubieran ocurrido sino de aprovechar las enseñanzas que nos brinda el pasado para mantener la conciencia y la cordura cuando aparezcan síntomas de que hechos que nunca debieron haber sucedido puedan volver a repetirse. 

Hay quienes se basan en la fealdad de la construcción para pedir que desparezca, razón de escasa consistencia viendo los adefesios que siguen en pie a su alrededor y por todo el término municipal. Yo soy más partidario de dejar que se vaya cayendo poco a poco, con la misma decadencia que arrastra su ideología.

En lo que se refiere a la concentración en sí no tengo una opinión convencida de si deben prohibirse o no, pero lo que sí tengo claro es que, en cualquier caso, para llevarse a cabo debe de contar con la autorización oportuna como cualquier otra actividad que lo requiera. Por eso, lo menos que podemos exigir a los regidores y funcionarios municipales es que sean diligentes en la tramitación de la solicitud, y resuelvan la concesión o denegación del permiso motivando la decisión que adopten. Y en tanto no se disponga del mismo, que se impida  la celebración del acto mediante la intervención de la Policía, como se hace en otras ocasiones cuando no se cumplen los requisitos; máxime cuando este acto, aun realizándose en una propiedad privada, traspasa su ámbito a la vista, al oído y a los sentimientos. De otra manera, que es tal como se viene haciendo año tras año, estaríamos ante un descarado trato de favor; es decir, ante la concesión de privilegios a los que hacía referencia en la entrada precedente y que, en este caso particular, para algunos puede resultar bastante odioso.

Afortunadamente no son muchos los que acuden aunque vociferen con estruendo y hagan gala de una parafernalia trasnochada. Y tal como llegan se van, después de pronunciar discursos, gritar proclamas, echar bendiciones y entonar canciones fascistas con el brazo en alto. Son como extrañas aves migratorias: ponen su huevo y desaparecen hasta el año siguiente. No creo que a los participantes les importe mucho la repercusión que estas celebraciones tienen entre la población majariega, escasa si exceptuamos a los grupos de activistas que se opone a ellas. Tampoco creo que ni por lo más mínimo se les ocurra pensar que el hecho de que puedan reunirse allí y hacer sus cosas es gracias precisamente a lo que ellos pretenden echar abajo: el espíritu de convivencia y tolerancia que ampara nuestro estado democrático.


Inscripciones en la base del monumento

Los conflictos bélicos entre hermanos como fue el nuestro, aparte de ser -si cabe- más crueles, suelen dejar muchos muertos por el camino. Unos, los que tuvieron la suerte de caer en el bando ganador, son recordados con letras grabadas en mausoleos y monumentos. Otros, los derrotados, no solo perdieron la guerra sino que también les fue arrebatado el derecho a que se les honrara de igual manera, y lo que es peor: muchos de ellos siguen con sus huesos en las cunetas.

Tanto unos como otros fueron víctimas de la locura y de la sinrazón que condujo al enfrentamiento armado y merecen el mismo respeto. Incluso Mota y Marin, a pesar de que se hayan convertido en unos mártires molestos.

miércoles, 9 de enero de 2019

Majadahonda, una ciudad de privilegios

Como decíamos, mirada desde fuera o desde la perspectiva del visitante, esta localidad puede parecer una ciudad privilegiada. Pero, a la vista de lo que en ella acontece y de lo que sus habitantes tienen ocasión de ver y padecer, podría decirse que Majadahonda es una ciudad de privilegios. La Real Academia Española da en su diccionario, y en primer lugar, la siguiente acepción para este vocablo: Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia. Y para el adjetivo privilegiado: que goza de un privilegio. Se ajustan perfectamente a estas definiciones los numerosos casos de quienes en este pueblo se ven beneficiados por ciertos consentimientos o dádivas concedidos fuera de toda normalidad y sin ningún merecimiento.

Veamos seguidamente algunos otros términos que vienen al caso.

nepotismo:    predilección exagerada que algunos funcionarios o personas que ocupan cargos públicos establecen en relación con su familia, allegados y amigos al momento de realizar contrataciones o concesiones de tipo estatal.

favoritismo:   preferencia dada al favor sobre el mérito o la equidad, especialmente cuando aquella es habitual o predominante.


deuda:            obligación que alguien tiene de pagar, satisfacer o reintegrar a otra persona algo, por lo común dinero; obligación moral contraída con alguien; pecado, culpa u ofensa.

descarado:    que habla u obra con desvergüenza, sin pudor ni respeto humano.

No hay más que echar un vistazo a vuelapluma (muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo) para percibir que unos pocos gozan de ventajas sobre los demás ciudadanos y que muchas de estas situaciones entrarían en el concepto de privilegio odioso (que perjudica a un tercero) por las connotaciones que el hecho de ostentarlas y hacer uso de ellas podrían representar para el resto. Eso para los casos más evidentes, es decir, los que quedan expuestos a los ojos de todos sin ningún recato ni cortedad.

Sigamos buscando en el diccionario.

oculto:            escondido, ignorado, que no se da a conocer ni se deja ver ni sentir.

a hurtadillas: furtivamente, sin que nadie lo note.

furtivo:           que se hace a escondidas.

familia:           conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia común.

clientela:        conjunto de personas que se someten al amparo o protección de otra y normalmente obtienen algún beneficio.

Hay privilegios que son menos evidentes, y algunos llegan a alcanzar la categoría de arcano (secreto o cosa oculta, misteriosa y muy difícil de conocer). Los hay que solo salen a la luz de forma casual o después de una exhaustiva investigación. Algunos de éstos han sido tan sonados y delictivos que ha puesto a más de uno tras las rejas. En la historia reciente de nuestra ciudad y por no mencionarlo explícitamente, diremos que uno de ellos es bien conocido de todos gracias  a un sustantivo teutón que tiene que ver con los cinturones, las correas de transmisión y los engranajes.

Ahora continuemos con otros conceptos.

trueque:         acción de dar una cosa y recibir otra a cambio, especialmente cuando se trata de un intercambio de productos sin que intervenga el dinero.
                       
recompensa: compensación, remuneración, premio.   

prebenda:      encargo o empleo con el que se gana mucho dinero y se trabaja poco.

favor:              en beneficio o provecho de alguien.

El significado de otras expresiones compuestas es más difícil de encontrar, aunque por sentido común todos sabemos qué quieren decir cuando se emplean. Son, por ejemplo: cambiar los cromos, juego de favores, hoy por ti mañana por mí, equilibrio de compensaciones, quedamos en paz y un sin fin de voces similares.

Pues bien, combínense estos elementos tomados de uno en uno, de uno en varios, de varios en varios, de todos con todos o de cualquiera de la múltiples posibilidades, y obtendremos una variedad increíble de elixires con los que deleitarnos. Así que, si usted quiere conocer de cerca lo que son privilegios, e incluso saborearlos, no se olvide de visitar nuestro Bar Jadahonda: quedará plenamente satisfecho.





sábado, 5 de enero de 2019

Majadahonda, una ciudad privilegiada

Situada en la parte central de la Comunidad de Madrid, al oeste de la capital del reino y a unos dieciocho kilómetros del punto donde nacen todas las carreteras radiales de la península, Majadahonda es sin lugar a dudas un municipio tocado por la suerte. Su ubicación entre masas boscosas bien conservadas y montes aún no muy deteriorados confieren a esta población y su entorno un cierto aire natural envidiable, teniendo en cuenta su proximidad al área metropolitana de Madrid y su posición intermedia entre ésta y la Sierra de Guadarrama, lo que por otra parte hace que su calidad ambiental y su clima sean sensiblemente mejores.

Igualmente es magnífica su situación si tenemos en cuenta que su término municipal queda delimitado por la nutrida red de carreteras existente en el triángulo donde confluyen la N-VI y la M-50 en su arco noroeste, que permiten la fácil comunicación con la capital, las poblaciones limítrofes y el corredor de la sierra, enlazando a través de ellas con la amplia trama regional. En lo que atañe al transporte público, el Consorcio Regional dispone de buen servicio de autobuses con varias líneas que conectan con el intercambiador de Moncloa y otras con los pueblos vecinos, así como dos circulares que recorren el término municipal. Asimismo, y aunque quede algo alejada del centro, existe una estación de tren de la red de Cercanías con buen servicio y puntualidad aceptable, .

Todo esto, unido a un desarrollo urbanístico controlado en el que priman los espacios abiertos frente a la compacidad, convierte a esta ciudad en un objetivo donde buscar domicilio por las jóvenes parejas de cierto nivel económico o por aquellos otros individuos o familias que han conseguido una posición acomodada y desean cambiar de residencia. Es importante reseñar esta condición (me refiero a la de tener posibles) o, al menos, cierta capacidad de endeudamiento porque según estadísticas de la Agencia Tributaria basadas en la declaración de lRPF de 2016, Majadahonda ocupa la tercera posición entre los municipios con mayor renta per cápita de la Comunidad, por detrás de Pozuelo y Boadilla, y el sexto de España, a la zaga del quinteto estelar en el que se intercalan también otras dos localidades de la provincia de Barcelona (Matadepera y Sant Just Desvern) y una de Valencia (Rocafort). Con un valor medio próximo a los 51.000 € por declarante, nadie que incumpla esa condición y además sea realista y tenga  dos dedos de frente puede pretender aspirar a encontrar alojamiento entre sus calles y urbanizaciones si no tiene un buen padrino que le avale.

Este quizá sea también, para algunos, otro de los principales atractivos de nuestro pueblo: la “selección natural” de sus habitantes. Podría decirse que, aun cuando quedan vestigios de áreas residenciales de clase humilde en puntos bien concretos y delimitados de la escena urbana, la tendencia actual es que esta ciudad se convierta en un centro de postín donde la gente adinerada y el pijerío se mueva a sus anchas, sin que interfiera en sus hábitos la existencia de pobres o inmigrantes mientras éstos se mantengan en sus respectivas zonas en las horas en que no tengan que trabajar para ellos. Eso no siempre fue así ya que, en las décadas de mayor crecimiento, el asentamiento de nuevas familias en este lugar fue protagonizado por funcionarios o profesionales liberales de clase media como partícipes de cooperativas o promociones privadas que se fueron estableciendo en torno a un casco antiguo bien localizado o a sus barrios periféricos, hasta colmatar la fisonomía urbana como hoy la conocemos. Desgraciadamente, los precios elevados con que la especulación  y el mercado han penalizado a las viviendas, obliga a los hijos y nietos de aquellos primeros colonizadores a buscar refugio en otros lugares más asequibles.


El nuevo Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda en 2008

Para mayor abundancia, Majadahonda cuenta desde 2008 con la nueva sede del Hospital Puerta de Hierro, centro sanitario de referencia en muchas especialidades médicas, así como clínicas privadas de gran reputación, lo cual supone una garantía de asistencia cercana en caso de necesidad. Asimismo, existe una estación de tratamiento del Canal de Isabel II y depósitos de reserva de gran capacidad, lo cual supone una garantía de suministro en tiempos de escasez. Hubo un tiempo en que también albergó un pequeño parque de atracciones pero, como ha ocurrido con algunas otras concesiones que han fracasado estrepitosamente, dejó de funcionar y quedó abandonada.

En lo que se refiere a las dotaciones universitarias, la crisis económica de la última década se llevó por tierra el proyecto de levantar la sede de una escuela de estudios económicos y sociales patrocinada entre otros por la London School of Economics and Political Science (LSE) -centro de gran prestigio internacional del que han salido 14 premios Nobel-, y con él el único de ese tipo de esta localidad. No obstante, la proximidad geográfica con la Complutense y con otras universidades privadas en poblaciones cercanas hace que esta no sea una carencia significativa. En este ámbito hemos de citar que el Instituto de Salud Carlos III tiene en esta ciudad un Campus de Investigación.

El fallido proyecto de la London School of Economics and Political Science en Majadahonda

En su defecto, dispone de dos centros comerciales bien concurridos, un polígono industrial copado por concesionarios de automóviles de alta gama y otros servicios, y un mercadillo ambulante de cierto renombre mencionado con frecuencia cuando se trata de este tipo de zoco en los programas televisivos. Cines, bares, restaurantes, comercios y otros establecimientos completan una amplia oferta para el ocio y el negocio con la que sus habitantes y visitantes pueden considerase bien servidos.

Otra cosa bien distinta es lo que se refiere a la cultura, los deportes, y otros aspectos sobre los que ahora paso por alto no por omitirlos, sino por ser temas que merecen análisis más detallados y de los que hablaremos cuando la ocasión sea propicia.

Pero el espacio que en mi opinión es el más significativo de Majadahonda es su calle peatonal de la Gran Vía, centro cívico por excelencia en el cual nativos, vecinos y extranjeros pasean tranquilamente o se sientan en sus terrazas para disfrutar, en un ambiente ameno, del rincón más representativo de esta ciudad privilegiada.


Paseo invernal por la Gran Vía de Majadahonda

martes, 1 de enero de 2019

Majadahonda en la Web

16.500.000 más o menos. Ese es el número aproximado de resultados que arroja el buscador más comúnmente utilizado, después de teclear el nombre de Majadahonda. Si dividimos esa cantidad nada desdeñable entre su número de habitantes (72.940, según la página web municipal), los vecinos -excluyendo los 8.465 menores de 10 años- tocarían a casi 231 registros por cabeza, cifra ciertamente elevada para este tipo de ratios. Con tales guarismos no puede decirse que nuestra ciudad pase desapercibida en la red, sino todo lo contrario: que da mucho juego para hablar y escribir sobre ella. Y que, además de la portavocía oficial, hay muchos otros apuntes y versiones de cada historia.



Portada del último boletín municipal de Majadahonda

Podría creerse entonces que está dicho todo sobre esta ciudad, y que es tanta y tan variada la información disponible acerca de sus aconteceres que no tiene sentido engrosar la nómina de cronistas con la apertura de una nueva bitácora. Es una manera de ver las cosas.

Yo pienso, sin embargo, lo contrario. Y me baso en la idea de que cada espectador tiene una perspectiva diferente de lo que observa y que varía según sea el ángulo de la posición que ocupa, lo limpia que tenga sus gafas, el estado de ánimo que en ese momento le embargue, su capacidad para el análisis y la crítica, y el grado de contaminación que lleve en su mochila; digo éstos por elegir unos cuantos de los innumerables condicionantes que alteran el resultado de cada mirada. Por eso encuentro que hablar de lo que sucede en la ciudad que vivo es una oportunidad para expresar mi opinión sobre historias, sucesos o situaciones que me afectan, aportando con ello una panorámica particular que, al ser expuesta, puede ser compartida, discrepante o inédita, pero siempre ha de considerarse válida por el hecho de provenir de uno de sus habitantes.

Cada persona es un mundo que va forjándose con el conocimiento y con la experiencia que se acumula practicando ese sano ejercicio que es vivir. Cada mirada es distinta porque se filtra en la idiosincrasia particular y en las entendederas de cada cual. Cada mensaje es diferente porque expresa todo lo que se cuece en el caldo interno de cada persona y dimana de su inteligencia emocional.

Este blog no pretende nada. Simplemente aprovecho la facilidad que permite el universo cibernético para crear una plataforma desde la cual pueda decir lo que pienso sobre lo que veo u oigo (o sobre lo que me han dicho u oído) de cosas que ocurren en esta ciudad. Con esa intención lo abro. Y con la finalidad de establecer lazos con aquellos que, opinando igual o distinto, se sienten vivos y permeables a los acontecimientos que suceden a su alrededor, y no se contentan con enterarse de las noticias sino de ir más allá siendo capaces de hacerse preguntas y de interesarse en buscar respuestas.

Y lo hago de una manera inocua. Porque no creo que añadir unas decenas más a esos dieciséis millones y medio de resultados que devuelve la consulta en la Web, aumente mucho el porcentaje de reparto para cada vecino como para hacerlo insoportable.