sábado, 30 de noviembre de 2019

Apuros en el cementerio

Antes de nada me gustaría retomar el final de la entrada anterior para hacer algunas aclaraciones necesarias que en ese momento se me escaparon. No estuve listo, la verdad, cosa que achaco al estado catatónico que me produjo el tener conocimiento de la prodigalidad de acciones solidarias que nuestro Ayuntamiento promueve o con las que colabora con vistas al bienestar social de sus vecinos o de gente necesitada de otras latitudes. Ahora, con un algo más de tranquilidad y casi totalmente recuperado del soponcio, ya puedo continuar con ello.

En primer lugar, y para ser justos, hay que decir que la actual corporación no tiene toda la culpa pues se ha encontrado con unos presupuestos y un estado de cosas que no son de creación propia sino consecuencia de la gestión municipal anterior. Aunque –todo hay que decirlo- fueron elaborados por un equipo del mismo partido político que el que actualmente gobierna, con la connivencia de su socio de entonces: Ciudadanos. Pero ni aún eso puede servir de disculpa para justificar el pobre bagaje que los portavoces municipales aportan en esa materia, y menos todavía desaprovechar la ocasión que significa un reportaje periodístico para reconocer públicamente la miserable actividad solidaria de nuestras instituciones, y hacer una declaración de intenciones para reconducir esa situación; vamos, lo que se viene a llamar propósito de la enmienda. Pero ni por esas. Todo lo más que se les ocurre es enseñar las piernas del Alcalde, que luce pantalón corto y camiseta técnica en la salida de la V Carrera Solidaria Equinoccio, según muestra en primera plana el periódico Majariegos informados que comentábamos. Le acompañan también dos ediles del Equipo de Gobierno, uno de la misma guisa y otro vestido de calle que curiosamente ocupa la Concejalía de Deportes, razón de más para que también se hubiera puesto el calzón deportivo en actitud de ponerse a correr. En cualquier caso, una bonita imagen que no concuerda con la rácana actitud de nuestro municipio en cuestión de ayuda solidaria.

Foto de la primera página del del periódico local Majariegos informados, nº 55 (noviembre 2019)

Y el otro asunto que me olvidé de citar es que en febrero pasado, con motivo del informe DEC 2017, elaborado por la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, ya  dedicamos una estrada para exponer esta cuestión destacando la discreta clasificación que Majadahonda obtenía en las listas que posicionan a los 404 municipios españoles que superan los 20.000 habitantes y hubieron presentado ante el Ministerio de Hacienda la liquidación de su presupuesto anual. A la vista de lo visto imagino que, una vez se cierren los datos de próximo informe DEC, no habremos salido del grupo de los calificados como precarios y mucho me temo que podamos haber retrocedido varios puestos desde entonces.

Dicho esto, procedo a seguir con el análisis de las noticias que aparecen en la prensa local y con ello dar por terminada esa búsqueda suplente de la información, pues confío en que el boletín municipal reaparezca en diciembre con mayor brío y mejores nuevas. Le toca en esta ocasión al periódico Soy de Majadahonda, medio al que ya hemos hecho referencia más de una vez y cuyo número 17 analizamos ahora. Esta publicación tiene varias ediciones locales en la Comunidad de Madrid que comparten la información general de la región y de la capital, reservando el encarte principal de la portada y las tres páginas siguientes a las noticias particulares de los respectivos pueblos  nombrados en la cabecera de cada edición.

Pues bien, aparte de varios temas que también han recogido otros medios de difusión, este periódico se atreve a incluir en primera página y como noticia estrella la situación crítica que atraviesa el cementerio municipal, asunto que desarrolla con mayor detalle en la página 4, en un artículo más extenso firmado por Alba Expósito. La reportera saca a relucir la advertencia que hace el grupo municipal socialista, a través de su portavoz, de que solo quedan 21 nichos libres y que, teniendo en cuenta que el 2018 en Majadahonda fallecieron un total de 340 personas y que tan solo en el pasado septiembre lo hicieron 180, resulta una situación verdaderamente alarmante. Algo de lo que también han hecho eco alguna publicación especializada del sector funerario y periódicos generalistas de gran tirada como El País y La Vanguardia. Con esto del cementerio pasa como con muchas cosas: de repente saltan a la luz y son tema de honda preocupación, pero con la misma rapidez pasan a segundo plano y quedan dormidos hasta nuevo arrebato.


Página 4 del nº 17 del periódico local  Soy de Majadahonda, nº 17 (noviembre 2019)

Manuel Fort viene a decir lo mismo que ya anticipábamos en estas páginas allá por el mes de abril en el artículo titulado Morir en Majadahonda. Que la capacidad del cementerio de nuestro pueblo se agota lo sabemos desde hace mucho tiempo y, aunque el Equipo de Gobierno diga que todavía hay sitio para dos años y para demostrarlo se dedique a sacar a su residentes habituales por distintos procedimientos para dejar hueco, lo cierto es que los números que arrojan las estadísticas son muy claros. La solución no consiste en ir haciendo forzadas y cada vez más frecuentes exhumaciones porque eso da para muy poco, mucho menos de lo que se necesita para estar cubiertos durante dos anualidades más. Y si no, echemos cuentas cuando acabe la temporada de gripe para ver cuánto sitio queda.

Nuestro camposanto es un espacio sencillo y recoleto que, como tantos otros de la geografía española, este mes luce ese colorido especial que adquieren tras el Día de Difuntos. Un lugar casi perfecto para elegirlo como residencia pos morten. Pero con estas apreturas, de momento y como decíamos entonces, lo mejor que pueden hacer los majariegos es no pensar en morirse.


Vista parcial del cementerio municipal a principios de este mes


martes, 26 de noviembre de 2019

Sucedáneos de la voz oficial

Continuando con esa búsqueda de información sobre lo que ocurre en nuestra ciudad a través de la prensa local, a la que me veo abocado por la ausencia injustificada (ya que nadie ha dado razón de ello) del boletín municipal de este mes de noviembre, leo dos periódicos que circulan por nuestro entorno y tienen buenos canales de distribución, gracias a lo cual está a disposición de buena parte de su población. Eso, al menos, es lo que dice mi suegro que es quien me los hace llegar y que los ha conseguido en los dos centros oficiales que más visita: la Casa del Mayor y el Centro de Salud.

Uno de ellos es el número 65 del que la cabecera Capital del Noroeste, que consta de 24 páginas incluyendo un suplemento de coches que se lleva la mitad central de su contenido. El otro es Majariegos informados, cuyo número 55 tiene también la misma cantidad de hojas, pero que en este caso se dedican exclusivamente a noticias que afectan a la vida de los ciudadanos que poco o nada tienen con ver con los vehículos de sus anhelos.

El primero que cito cumple, como su por su nombre uno puede imaginar, con recoger la información de varias localidades situadas en el noroeste de la capital madrileña, y por lo tanto no se centra en lo que sucede sólo en nuestro municipio sino también en otros, de tal forma que en sus páginas comparten lugar noticias de diversa procedencia y ubicación, muchas veces desconectadas. Además, reserva espacio para tratar temas que afectan a toda la comunidad regional, y también para algún reportaje que despierta interés en la época que estamos como en este caso son los deportes invernales. Eso motiva que, en este número, al final se reduzcan a 8 las páginas a las que realmente me importa echar un vistazo. Y es lo que hago.


Primera página del periódico Capital Noroeste nº 65 (noviembre 2019)


Sin embargo, me llevo una gran decepción. Porque en esos cuatro pares de hojas solo encuentro dos noticias de Majadahonda. Una de ellas, en la página 8, sobre los beneficios fiscales para las familias (y, dentro de éstas, a las que tienen 6 hijos o más) que según el editor alcanzan a unos 2.800 hogares. A mí me parecen demasiadas familias numerosas porque no conozco mucha gente que se aventure a tener más de dos críos (de 6 o más, es que ni me lo imagino salvo que sean muy devotos y pongan mucha energía en su efusivos abrazos), pero digo yo que habrán hecho bien las cuentas para decir eso ¿no? La otra aparece en la página 10 y está compartida con Pozuelo; se refiere al multitudinario acto de Homenaje a la Bandera celebrado el 12 de octubre. No quiere decir esto que se haya celebrado conjuntamente, no, aunque todo se andará; cuando uso el término compartir quiero decir que en la misma noticia se habla de dos actos similares en distintas localidades.

La decepción viene no tanto porque esas sean las dos únicas cosas que el periódico considere relevantes de reseñar en nuestro pueblo sino porque contabilizando las referencias que se hace de Majadahonda (2) en relación con el resto, quedamos en una posición muy rezagada. Veamos: Boadilla, 8; Pozuelo, 5; Las Rozas, Galapagar y Guadarrama, 3; Collado, Villalba, Robledo de Chavela y El Escorial, 1. “Bueno -dirán los más optimistas- al fin y al cabo hay otros que dan para menos”. En eso tienen razón.

Por su parte el otro periódico que, como por su nombre (Majariegos Informados) también uno puede imaginar, se ocupa de la información de nuestra ciudad casi en exclusiva, de ahí que recoja, además de las ya citadas y entre otras, las siguientes: mociones aprobadas en el Pleno a favor de la transparencia y la lucha contra la corrupción, la iniciativa “Tómate un café con tu alcalde”, el temor de IU de que el desarrollo aprobado para el Arco de Poniente se convierta en un nuevo pelotazo urbanístico, y la Primera Gala del Deporte organizada por la Asociación de Clubes y Deportistas de Majadahonda (ACDM) para homenajear a los majariegos destacados en varias modalidades deportivas. Todo ello no es óbice para que también incluya un reportaje titulado “La solidaridad de los ayuntamientos del noroeste” (páginas 20 y 21) en el que se habla de las actuaciones que varios municipios de esta zona emprenden en relación con acciones solidarias ya sean emprendidas desde por los Consistorios, ya por ONGs o asociaciones locales.

Y ahí viene la segunda y mayor decepción. Y no porque se haga poco en general, no; sino porque en el resto de pueblos se hacen cosas y aquí no se hace casi nada. Y no lo digo yo, sino el autor del reportaje que cuando habla de Boadilla del Monte, Las Rozas, Pozuelo de Alarcón y Villaviciosa de Odón se extiende en varios párrafos que ocupan buena parte de cada columna, y en ellos se aportan datos de todo tipo y de las asignaciones económicas de ayuda; y cuando se refiere a Majadahonda dice textualmente:

El Ayuntamiento de Majadahonda impulsa y colabora en distintas iniciativas como la organización de actividades en el Día Internacional del Alzheimer o el Día Internacional contra el Cáncer.
Al mismo tiempo, aporta su grano de arena en la ‘Carrera Solidaria Equinoccio’ y la Carrera Corremos TO2’ entre otras actividades.

¡Dios mío! Tanta generosidad abruma. Pero no es de extrañar tratándose de uno de los cinco pueblos más ricos de España.


jueves, 21 de noviembre de 2019

Una oportunidad malograda

Si tengo que esperar al boletín municipal de este mes para enterarme de lo que se cuece en mi pueblo, estoy apañado. No sé si esta ausencia se debe a la demora en su distribución o si, teniendo en cuenta la fecha en que estamos, habrá de darla por definitiva. Tampoco sé si es que se debe a cuestiones presupuestarias –dados los apuros económicos que está atravesando este pueblo tan rico- o que en noviembre hay poco que reseñar en nuestra localidad y por ello los responsables de comunicación han preferido agruparlas para soltarlas todas de golpe en diciembre y que parezca que sigue habiendo algo de vida, cuando la realidad nos conduce a sospechar que la actividad municipal sigue prácticamente paralizada.

Como dice el refrán: a falta de pan, buenas son tortas.  Y con esa disposición me presto a buscar las noticias en otras publicaciones locales que suelen hacer de eco de las novedades colgadas en la página web oficial del Ayuntamiento y de otros temas de interés que se dan aquí y en los alrededores. Con esta estrategia tan sencilla, a nuestro Consistorio le sale gratis la portavocía puesto que en la mayoría de los casos los medios locales solo transcriben el mismo texto (y a veces la misma fotografía) que aparece en la noticia del portal, sin entrar a hacer ningún  comentario o emitir opinión alguna. En otros casos van a más y se deciden a incluir un llamativo artículo que parece estar orientado a prestar una información atrayente pero que normalmente solo sirve para dar el espaldarazo a sus protagonistas.


Portada del nº 119  la revista Majadahonda TE VA 

En el nº 119 de la revista Majadahonda TE VA, correspondiente a este mes de noviembre, José Luis Álvarez Ustarroz ocupa la portada a página completa y parte de su contenido central en una entrevista realizada por la reportera Elena Marticorena. En apenas 4 carillas (incluyendo 2 anuncios intercalados, 7 fotografías de distintos tamaños y un cuadro de datos) se resume la misma cantinela que llevamos escuchando desde que nuestro joven alcalde se ha puesto a los mandos de la Corporación: buenas intenciones, prudencia y cautela, escuchar a los vecinos, etc. Cuando responde sobre los planes preferentes habla de dos temas deportivos (nuevo campo de rugby en los Recintos Feriales y adecuación del actual para la práctica compartida con el fútbol), otro empresarial (adecuación de la antigua sede de la Policía Local para espacio coworking) y de otro relativo a la seguridad (vigilancia con drones). ¿Eso es todo? ¿Dónde queda la ejecución de otros actuaciones que demandan insistentemente los vecinos –algunas de ellas aprobadas en pleno y con sus respectivos proyectos concluidos- como la regularización del pavimento de la Gran Vía; la construcción de una nueva Biblioteca y de una Casa de Cultura acorde con la numerosa población; resolver la saturación de la Casa del Mayor; reubicar la Escuela Municipal de Música en un edificio en condiciones; la rehabilitación necesaria en los centros escolares; la mejora de los centros deportivos municipales existentes que se encuentran en un estado bastante deficiente; el nuevo cementerio o la ampliación del actual; y un largo etcétera? ¿Qué pasa con la London School junto a la estación; con el edificio paralizado en el bulevar Cervantes; con el restablecimiento del servicio de alquiler público de bicicletas; con el control de cumplimiento de las concesiones administrativas; con la vigilancia de la expansión desordenada de las terrazas; y otro largo etcétera? ¿Cuándo va a funcionar en serio la disciplina urbanística; la vigilancia de la venta ambulante; la proliferación de puestos ilegales en medio de las calles del Mercadillo; el aparcamiento de vehículos en las calles peatonales? ¿Hay algún interés en buscar un equilibrio de dotaciones y de atención entre los distintos barrios del término municipal; en ofertar mayor número de viviendas para jóvenes; en ofrecer ventajas que favorezcan la inversión empresarial y la creación de empleo?

No digo yo que las inversiones de las que habla el Alcalde en la entrevista dejen de ser interesantes, pero estoy convencido de que hay problemas más perentorios y prioritarios cuya solución supondría más beneficios para la ciudad y sobre todo tendrían una repercusión mayor por el reparto más equitativo de las ventajas  que su realización significaría para los vecinos. Focalizar las inversiones en instalaciones deportivas o en un centro de trabajo colectivo está muy bien si se compagina con otras tan necesarias como las que se han mencionado antes y cuya lista pormenorizada ocuparía varias entradas de este blog. Lo que a mi juicio no está tan bien es que solo se citen aquellas como actuaciones estrella y no se diga nada de las demás.

Una vez más nuestro Alcalde pierde la oportunidad de servirse de una entrevista fuera de los medios propios para ganarse algo más de confianza entre sus ciudadanos, que seguimos esperando ver muestras de ese cambio prometido y, sobre todo, disponer de una información más amplia y concreta de los propósitos de nuestros gobernantes. Y también la revista pierde la ocasión de realizar un auténtico ejercicio de periodismo siendo un poco más incisiva en las preguntas y no adoptando una postura bastante pasiva y laxa, lo que nos lleva a sospechar que más que un examen a nuestro regidor la entrevista está diseñada para crear una coyuntura favorable que le sirva de propaganda.

Uno, que ya va siendo ducho en estas cosas piensa –como imagino que los harán muchos majariegos- que ya está bien de decir buenas palabras y expresar mejores intenciones, puesto que lo que se necesita algo más que demuestre un cambio de actitud respecto de la anterior legislatura y no aje la perspectiva del cumplimiento del programa electoral. Habrá quienes deseen que se pongan a hacer cosas como locos; yo que soy menos impaciente lo que deseo por ahora es que empiece a ponerlo en práctica con intervenciones de su propia cosecha, ya que hasta el momento las escasas realidades que hemos visto obedecen a la culminación -con bastante retraso, por cierto- de proyectos promovidos por la Corporación anterior. De hecho, si alguien trata de obtener información sobre obras en curso en la weboficial la respuesta que obtendrá será el siguiente mensaje: “por el momento no existen avisos”. Más claro, agua.

Aprovecharse de la inercia de quien te cede el listón de relevo es aceptable y positivo si se utiliza como trampolín de lanzamiento para la propia participación. Lo malo es que se quede solo en un impulso; y al paso que vamos es la sensación que nos produce. Los fuegos de artificio que quedan sin explotar se van agotando y dentro de poco la mecha encendida no tendrá cohetes que prender y, si no se remoza la traca con nuevos artefactos que alegren la visión de los vecinos, esta fiesta languidecerá y con ella la ilusión puesta en este joven regidor para invertir la tendencia del decaído prestigio de Majadahonda.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Vox marca la diferencia

Dicen que rectificar es de sabios y, aunque yo no me considere sabio, sí sé reconocer cuando me equivoco en mis apreciaciones y casi siempre estoy dispuesto -algunas veces, muy a mi pesar- a corregir mis errores cuando es necesario. Y esta vez lo es. Porque si hace dos días sostenía que en la Gran Vía habían desaparecido como por arte de magia las carpas y tenderetes con que los grupos políticos la habían asaltado, puesto que al día siguiente y los posteriores al 10N ya no quedaba rastro de ninguno, ayer que fue sábado y día de Mercadillo comprobé que me había adelantado a los acontecimientos porque lo que dije no se ajustaba exactamente verdad.

Ayer, como acostumbro todos los sábados, recorría la calle peatonal para cumplir con una de las tareas que tengo asignadas en fin de semana: comprar el pan.  Cuando había dejado atrás la Plaza Mayor y un poco cegado por el sol de cara acerté a vislumbrar a lo lejos una silueta blanca que no forma parte de su fisonomía habitual pero que tampoco podría asegurar que fuera totalmente extraña. Es más, me resultaba cercanamente familiar; como si la hubiera visto recientemente. A medida que iba aproximándome a la panadería pude comprobar que, efectivamente, era una carpa de lona con una banderita en su pináculo y que, por más señas, era de los muchachos de Vox. Y digo muchachos con toda la intención propiamente dicha, porque por los alrededores y quitando a los viandantes por allí no aparecía ninguna persona que no fuera del género masculino. Es decir, que quienes allí se reunían eran hombres, muy hombres y mucho hombres, como dijo aquel.


Carpa de Vox en la Gran Vía durante la mañana del 16 de noviembre de 2019

En la mesa, bajo el palio, pude ver montoncitos de papeles entre los espacios reservados ordenadamente (¡faltaría más!) para pulseras, cintas y otros adminículos con los colores de la enseña nacional. Y en el fondo, colgada de la valla de ladrillo que cierra el solar delante del cual se ubicaba, un cartel grande con una frase de agradecimiento a los votantes como responsables del éxito obtenido en las urnas.

De todos es conocido que Majadahonda es un territorio fértil para los partidos de derecha, como ha quedado demostrado una y otra vez en las distintas elecciones celebradas, sean éstas del ámbito que sean, a lo largo de las últimas décadas. Los resultados del pasado domingo no hacen sino confirmar esa tendencia que no solo sigue la misma pauta sino que ha dado un giro importante hacia espacios más extremos de las ideas reaccionarias. En efecto, después de una alta participación ciudadana (79,77%) y tras el recuento de los 39.780 votos emitidos, el partido que más apoyo ha recibido ha sido el PP con un total de 14.847 votos (37,5%); el segundo, Vox con 8.558 papeletas (21,61%), seguido de cerca por el PSOE con 7.097 (17,92%), y ya más descolgados, Ciudadanos con 4.347 (10,98%), Unidas Podemos con 2.484 (6,27%) y Más País con 1.532 (3,87%). El resto de partidos apenas han obtenido resultados significativos.




Resultados de las votaciones al Congreso de Diputasdos en Majadahonda (La Vanguardia)


Estos datos son un reflejo esclarecedor de las preferencias de la población en lo que se refiere a sus opciones políticas. De su lectura, y comparándolos con los resultados de las elecciones generales de abril, puede colegirse fácilmente el avance de la ultraderecha en detrimento de los partidos de centro y de izquierda. En nuestro pueblo eso no es nada de extrañar. No en vano Majadahonda lleva ocupando un puesto destacado entre las ciudades cuyos habitantes tienen mayor renta per cápita del país y eso tiene su repercusión a la hora de decidirse por unos o por otros. Sin embargo, el empujón que ha recibido el equipo verde da mucho para pensar y para preocuparse. Y no me sorprende nada que sus aurigas y seguidores esté tan contentos como para seguir montando la carpa o lo que haga falta.

Sea como sea, este post no tiene como finalidad el análisis político sino rectificar lo dicho en otro anterior. Y a eso voy. Pido, pues, disculpas a los lectores por mis aventurados comentarios sobre la espantada de los políticos majariegos porque Vox no ha optado por esas, ya que -al menos que yo sepa y mientras no se demuestre lo contrario- son los únicos que se atreven pública y ostentosamente a dar la gracias a sus votantes. Y esa actitud viene a confirmar la regla de que la excepción confirma la regla.

sábado, 16 de noviembre de 2019

El envidiable arte de esfumarse

Ya les había advertido que en pocos días dejaríamos de verlos y así ha sido: desaparecieron sin dejar rastro. Hace apenas una semana se arrojaron a la calle para mostrarse a los ciudadanos junto a sus respectivos puestos y tenderetes, apoyando cada cual a sus candidaturas de las pasadas elecciones,  y esa es una de las pocas ocasiones que se dan para poder verlos en vivo -y, si uno es un poco atrevido, tocarlos e intercambiar unas palabras- aprovechando su ofrecimiento y el sacrificio que para ellos debe suponer ponerse al mismo nivel de los vecinos. Se ofrecían solícitos y amables a cuantos se acercaban movidos por el valor o la curiosidad, y atendían con bastante cordialidad y buenas dosis de paciencia los saludos y acometidas de los vecinos, ya fuera para recibir apoyo y reconocimiento por las duras jornadas que soportaban, ya para encajar como podían las acometidas de los descontentos y las numerosas peticiones que se les iban haciendo y que disimulaban apuntar como asuntos que gozarían de interés preferente. En cualquier caso, siempre estaban prestos a regalar besos, apretones de manos o palmaditas en la espalda -según fuera el caso- como muestra de agradecimiento o sello de compromiso tan fútil como efímero. Porque todos sabemos que tanto las rogativas como las promesas se dejan en el aire y quedan inmediatamente expuestas a que se las lleve el viento, sobre todo en una calle tan ventilada como es ésta.

Parecían, en fin, seres normales como nosotros, es decir, personas de carne y hueso que también respiran, hablan, caminan y recorren los espacios públicos. Pero yo ya sabía por experiencias anteriores que esa percepción solo era una ilusión pasajera. Tan pasajera y fugaz como lo ha sido esta campaña electoral reducida a mínimos: el día después del 10N ya no estaban. Nada quedaba de los panfletos y baratijas que regalaban, ni de las carpas y banderas, ni de sus colores identificativos. Ni siquiera un atisbo de su sombra. En la noche del sábado, la respetuosa jornada de reflexión, la lluvia y en viento -y quién sabe si también los hados- dejaban una imagen que era todo un vaticinio: la lluvia había desprendido uno de los carteles del partido naranja y lo había depositado en el suelo donde permanecía arrugado y olvidado sin ningún tipo de prestancia.

¿Imagen premonitoria en la víspera del 10N?


Pero el mismo lunes y los días siguientes, la Gran Vía lucía su aspecto normal. Si cabe un poco más despoblada a causa de la resaca, pero sin jirones de carteles en el pavimento y sin poder apreciar ningún asentamiento intruso que no fueran los montones de mesas y sillas acopiadas en las terrazas –claramente prohibidos por la ordenanza- y sus toldos, unos extendidos otros recogidos, la mayoría de los cuales incumplen igualmente las condiciones permitidas.

Lo que resulta más extraño de todo esto es la fantástica manera que tienen de esfumarse porque, la verdad sea dicha, no queda el más mínimo vestigio de ellos. Sé que bajo esa céntrica calle peatonal hay un pasadizo subterráneo a dos niveles. El superior conecta la calle Santa Bárbara con la avenida de los Reyes Católicos, uniendo la Plaza de Colón con los Jardinillos para el tráfico rodado. El que discurre por debajo de éste sigue el sentido contrario y sirve exclusivamente como circuito de salida del aparcamiento público situado en las entrañas de nuestra ciudad. Pero lo que ignoro es si entre el suelo que pisamos y esas comunicaciones de la profundidades telúricas existe una capa de espesor indefinido llena de vasos comunicantes, parecido al sistema circulatorio de los seres vivos, que facilite el traslado de los ediles y concejales en una especie de ósmosis inversa haciendo que, después de succionarlos a través del empedrado donde se ubican los puestos callejeros, los conduzca silenciosamente hasta la Casa Consistorial o donde quieran que estén sus despachos.

Sea como fuere, por este sistema o por otro, ellos ya se encuentran en su lugar habitual de residencia, que es el despacho. Así que, después de esas duras jornadas expuestos al contacto vecinal, ya se han vuelto a parapetar tras su mesa y a quedar protegidos tras una sucesión de barreras y cortinajes que convierte en misión imposible el propósito de acercarse a ellos.

Para evitar que se note mucho esa descarada aversión que nuestros representantes políticos tienen al contacto humano con la gente llana, el nuevo y flamante regidor, José Luis Álvarez Ustarroz, ha puesto en marcha una iniciativa llamada Tómate un café con tu alcalde que consiste en facilitar una entrevista a quien esté interesado en departir con él, mediante una solicitud a través de la web municipal. Según han explicado a los medios locales desde el Ayuntamiento, el propósito de la propuesta es el de consolidar la política de cercanía del primer edil respecto a sus ciudadanos. Álvarez Ustarroz ha afirmado que con estas reuniones “quiero priorizar la atención a los majariegos y las respuestas a sus preocupaciones y sugerencias. Si bien yo recibo siempre a quien me lo solicita, quiero que los vecinos sepan que mi despacho siempre está abierto y que mi primera obligación es escucharles y atenderles. Espero que muchos se animen a trasladarme sus preocupaciones que, sin duda, son esenciales para seguir mejorando Majadahonda”.


Tarjeta de presentación de la "nueva" iniciativa municipal

A mí particularmente me parece una buena idea que, sin embargo, ni es novedosa ni suficiente. Digo que no es novedosa porque algo similar perpetró su colega precedente con aquellas más bien escasas reuniones que llegó a mantener con los vecinos de diferentes barrios o urbanizaciones (así reducía el número de encuentros y con ello el riesgo de exposición) y que sirvieron de muy poco para las pretensiones ciudadanas. Y más reciente aún es que en un pueblo de nuestra Comunidad no muy lejano en el mapa esa misma iniciativa y con un título similar lleva funcionando desde principios de año. O sea, que de original no tiene nada.

Y cuando apunto que no es suficiente me refiero a que no basta con mantener reuniones o tomar un café mientras escucha quejas y propuestas, sino que lo importante es ponerse manos a la obra. Porque si no, estamos en lo de siempre. No obstante, habrá que dar un voto de confianza y un poco de tiempo para que nuestro Alcalde demuestre que su método y disposición son diferentes y que no están abocado a ser tan inútiles e inefectivos como han sido hasta ahora. Para ello le quedan tres años de legislatura e -imagino- una apretada agenda de peticiones. Y mucho me temo que si esa iniciativa tiene éxito y se prolonga en el tiempo, tanto café le va a provocar a nuestro máximo mandatario una  peligrosa subida de tensión.

En mi opinión, hay un método mucho más sencillo y saludable de conocer (si es que todavía no se saben, que ya va siendo hora) los problemas que achacan a nuestra ciudad y las cosas que molestan, inquietan o anhelan sus habitantes, que no es otro que patear las calles y escuchar las voces en directo y en su entorno natural. Todos sabemos que en el frío ámbito de los despachos, las ideas y las palabras quedan amortiguadas y cohibidas por la severidad de un ambiente distante y solemne. El verdadero pulso de la ciudad se respira en la calle y la forma de conocerlo es salir a su encuentro. Pero, desgraciadamente, ese simple y asequible método parece que nadie se decide a ponerlo en práctica.

domingo, 10 de noviembre de 2019

Sacar partido del partido

Hay noticias que se leen en la prensa que dejan con la boca abierta y el entendimiento descolocado. Algunas lo hacen por su capacidad para sorprender al destinatario del mensaje (aunque eso de causar sorpresa en los tiempos actuales es una misión cada vez más difícil), y otras porque la información que se da como primicia de algo supuestamente novedoso el receptor recuerda haberlo escuchado en otra ocasión e incluso tiene consciencia de que no solo lo ha oído sino que a llegado a verlo hecho realidad.

Me encuentro imbuido en estas reflexiones tras hojear el número 16 del periódico de ámbito local Soy de… Majadahonda, correspondiente al pasado mes de octubre, y detenerme en la reseña que en su página 2 se hace sobre la red WiFi municipal, de la cual adjunto imagen gráfica de la hoja completa y a continuación de ella transcribo su texto.



Página 2 completa del número 16 de Soy de... Majadahonda (octubre 2019)


La vida diaria, las obligaciones, los hábitos de ocio e, incluso, la forma de comunicarnos con los demás nos mantienen conectados a Internet gran parte del tiempo. A veces, esto se vuelve complicado cuando nos encontramos fuera de casa y no encontramos una red pública a la que conectarnos para realizar nuestras gestiones.

En este sentido, el Ayuntamiento de Majadahonda ha instalado WiFi gratuita en toda la zona de la Gran Vía. Con el objetivo de que los vecinos y vecinas puedan conectarse en esta calle tan transitada. El consistorio ha aprovechado las Fiestas de Majadahonda para activar este servicio y así lo ha anunciado en sus perfiles en redes sociales, lo que fue muy bien recibido por la vecindad, que dedicaron buenos comentarios a esta iniciativa, gracias a la cual podrían compartir los mejores momentos de os festejos haciendo uso de este servicio público.

“Para que puedas compartir tus mejores momentos de las Fiestas de Majadahonda 2019, hemos puesto WiFi gratuita en toda la Gran Vía”, rezaba el post del Ayuntamiento. “Disfruta de conexión en tu ciudad. Una ciudad cada vez mejor”, sostiene el Ayuntamiento de Majadahonda, en relación a esta apuesta por la nueva forma de relacionarnos.


Esta noticia tiene la virtud de obtener los dos calificativos: sorprendente y reiterativa. Y ambas porque nuestro Ayuntamiento, a través de sus servicios de comunicación, destaca como iniciativa novedosa algo que ya fue noticia hace nada menos que 8 años y quedó recogida (posiblemente con menos bombo y platillo que ahora) en la página 19 del boletín municipal nº 108, allá por el mes de junio de 2011. El ella y bajo el encabezamiento, de “Wi-fi gratuito en edificios municipales y parques públicos” se daba cuenta exactamente de lo mismo, insertando una fotografía en la que aparece el entonces alcalde Narciso de Foxá junto con la concejala de turno. Bueno, exactamente no; porque la red gratuita de acceso a Internet no se reducía a la Gran Vía sino que se extendía por la mayor parte de los edificios, parques y zonas más concurridas de aquel entonces que, como todos sabemos y quitando algunos espacios verdes, vienen a ser prácticamente las mismas que antes.


Página 19 completa del boletín municipal nº  108 (junio 2011)

Bien es verdad que si ese servicio funcionó con eficacia y normalidad durante algún tiempo (de lo que yo mismo puedo dar constancia), últimamente no lo hacía nada bien (algo que también he padecido) de forma que era prácticamente imposible conectarse a la red municipal ni siquiera en las inmediaciones de la misma Casa Consistorial. Pese a ello, los responsables del funcionamiento de ese servicio mantenían que seguía marchando correctamente cuando la realidad y la evidencia demostraban todo lo contrario, por lo que muchos de sus usuarios llegaron a pensar que sencillamente había sido eliminado. Y en la misma posición se aferraba la página Web municipal donde se explican las características y el alcance de este servicio.

Ahora, casi dos lustros después se han colocado unos cartelitos por las farolas de la Gran Vía que anuncian de nuevo esa instalación. El hecho de que sean de papel plastificado y estén sujetos a los fustes metálicos con latiguillos de forma similar a como se hace con la propaganda electoral, los circos ambulantes y otros eventos temporales nos lleva a sospechar que sólo se trate de algo con carácter provisional –por ejemplo, con motivo de las Fiestas Patronales- y que tenga también sus días contados. Cosa que no debe de preocupar demasiado a los ciudadanos que ya se han visto obligados a buscar el acceso a la red inalámbrica por otros medios.

Carteles de la red WiFi colgados en las farolas de la Gran Vía

Una cosa es presumir de implantar novedades que mejoren las prestaciones al servicio de los ciudadanos (aunque sean en el aspecto cibernético) y otra bien distinta recuperar lo que ya estaba y se abandonó, como es el caso de lo que estamos hablando.

Ya hemos comentado en alguna ocasión la habilidad de la nueva Corporación para sacar rédito del trabajo y las conquistas de las anteriores, aunque el equipo de Gobierno y los concejales pertenezcan al mismo partido. Nos encontramos de nuevo con otra usurpación histórica que los actuales responsables municipales han perpetrado, alardeando de poner en marcha algo que ya se había conseguido hace algo menos de una década y de lo que –dicho sea de paso- cualquier municipio similar ya disfruta con total normalidad.

Pero lo más alarmante no es que se juegue de esa manera con la memoria ciudadana, que ya es bastante delito, sino que sea la falta de claridad de ideas y de iniciativa de los nuestros gobernantes o su incapacidad para poner en marcha estrategias y proyectos que beneficien a nuestra comunidad y que son tan necesarios, los que les obliguen a publicitar como nuevas consecuciones cosas que ya teníamos antes y que nos fueron sustraídas sin justificación alguna de la forma más descarada.

También es desconcertante que quienes transmiten las noticias no busquen en sus archivos si los ecos de los que son portadores son verdaderos o tienen trampa y, cuando esto último suceda, no sean un poco más críticos y pongan de manifiesto que en ellas hay más fantasía que realidad. De otro modo dejan de lado su condición de informadores para convertirse simplemente en altavoces de la mentira.

De cualquier forma no se hagan muchas ilusiones. Si tienen necesidad de acceder a la red mejor es que se busquen otra alternativa, porque la WiFi municipal sigue funcionando igual de mal que antes.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Corran, si quieren verlos.

Si a algunos de Vds. les queda todavía un ápice de sospecha de que nuestros representantes políticos son personajes de ficción y que solo aparecen en los periódicos y boletines con motivo de inauguraciones, aperturas y otros eventos gozosos que tienen la finalidad de convencer al personal de que son seres vivos y, además, efectivos, estos días tienen la oportunidad de salir de dudas y comprobar que, efectivamente, existen en realidad.

Esta semana previa a la fecha en que los ciudadanos españoles hemos sido convocados a unas nuevas elecciones generales para votar a los afortunados que ocuparán los sillones del Congreso de Diputados y del Senado, es el único y definitivo plazo en que se desarrollará la campaña electoral para bien de los candidatos, y mucho mejor de los electores que ya estamos un poco hartos de estos aconteceres. Estos plebiscitos están programados para que la renovación o confirmación de los componentes de las Cortes Generales de nuestro país se haga cada cuatro años, algo parecido a las Olimpiadas solo que a éstas acuden los atletas o equipos que han demostrado su condición sobresaliente en las respectivas disciplinas, y a aquellos suelen concurrir los que más voces pegan o mejor saben mentir. Cuatro años es tiempo suficiente para que los deportistas mejoren sus registros a base de esfuerzo personal y entrenamientos, y también para que los políticos se den cuenta de que apenas han hecho nada, y los votantes descubran lo mismo pero también que las arcas (las suyas propias y las del Estado) están un poco más vacías.

Las consultas generales suelen alternarse con las locales que, por eso de dotarlas de un poco más de empaque e interés, las hacen coincidir con las autonómicas y, cuando tercia, con las del Parlamento Europeo. Pero a veces concurren diversas causas que provocan el cambio de las fechas previstas, reduciéndose o ampliándose en el tiempo los intervalos de separación entre ellas como está sucediendo en esta ocasión. En este caso el motivo principal ha sido la ineptitud de los políticos para ponerse de acuerdo en los prolegómenos, es decir, en los pactos previos entre partidos que permitan configurar un gobierno con capacidad de maniobra para llevar las riendas del país, y para que éste siga funcionando mínimamente y, si es posible, incluso avance. Pero, por lo visto, ni para eso valen. Y de esta manera nos vemos avocados a repetir los comicios después de haberlo hecho unos meses antes, y a tener que soportar de nuevo el bochornoso espectáculo de una nueva campaña electoral que, aunque más corta, sigue el mismo tono que las precedentes estando plagada de malos actores que suplen con aspavientos, mentiras, insultos y necedades sus defectos y carencias para la interpretación en un teatro al que las personas normales y educadas tenemos que asistir casi obligados.

Y digo yo que si estos comediantes son tan malos y demuestran su incapacidad en los ensayos del primer acto, qué no ocurrirá cuando la obra avance en dramatismo e intensidad y tengan que hacer frente a los primeros retos importantes. Y cuando barrunto sobre eso no puedo dejar de preguntarme por qué vuelven a presentarse los mismos actores. ¿No sería mejor elegir a otros que apunten maneras y que no adolezcan de los mismos tics e impedimentos?

Contagiados por el festival electoralista, en los pueblos de nuestra geografía los partidarios de las distintas formaciones políticas se prestan raudos al juego repartiendo propaganda, instalando chiringuitos con sus respectivas señas de identidad y, a falta de propuestas más interesantes, ofrecer globos, chapas, banderitas y otras mercaderías a modo de engatusadores abalorios.

Políticos y ciudadanos durante la anterior campaña electoral en Majadahonda (Europa Press)

En la Gran Vía de Majadahonda estos días pueden verse carpas y puestos donde los partidos constitucionalistas que acuden a las urnas y tienen representación municipal (PP, Ciudadanos y PSOE), uno que la tuvo pero que se ha quedado sin ella (Podemos), y otro (Vox) que, siendo no muy amigo del orden existente y más inclinado a mirar al pasado, ha conseguido no solo la representación en el Consistorio sino además formar parte de su Equipo de Gobierno. Y por ahí andan colocando sus puestos y estandartes. A veces uno al lado del otro, a pesar de que sus ideologías sean contrapuestas; otras, enfrentados aunque sus mensajes sean parecidos y hablen el mismo lenguaje. Pero lo cierto es que casi nunca se ponen en el mismo sitio dos días seguidos. No sé si el carácter mutante de estas inestables localizaciones tiene que ver con la volatilidad del apoyo ciudadano (no creo que sea éste el caso de nuestra ciudad), obedece a algún sorteo o acuerdo previo, o simplemente los más madrugadores son los que escogen las mejores posiciones.

Tampoco, a decir verdad, me preocupan mucho las razones. Pero me ha llamado la atención que más de los días de Mercadillo las carpas del Partido Popular y de Vox hayan estado situadas una frente a otra junto al callejón de medianerías que conecta con el zoco  atravesando la calle del Cristo. Una buena elección por ser el sitio más concurrido, lo que me hace recelar si en tamaña suerte no tendrán algo que ver los privilegios de regir el municipio. Posiblemente sea simplemente una casualidad el hecho de estar próximos; pero lo mismo es una decisión estratégica detenidamente estudiada para vigilarse mutuamente y poder comprobar que ninguno de ellos se desmarca de los compromisos que adquirieron en su pacto por la gobernabilidad de este pueblo. En el puesto de logotipos azules podemos ver al Alcalde y a muchos de sus concejales a pecho descubierto (es un decir, claro) sin otra defensa que sus propias caretas y sin las barreras que representan los despachos, las mesas o las trabas físicas y administrativas que normalmente se interponen entre ellos y los ciudadanos. Sí, aunque parezca increíble están allí, mezclándose con la gente del pueblo y situados a su mismo nivel. Hablan, aparentan escuchar, se muestran simpáticos y amables e incluso se esfuerzan por esbozar una sonrisa, dar besos y estrechar manos. Es como un sueño.

De modo que corran, si quieren ver que lo que digo es verdad. Aún tienen dos días más para asistir a ese circo. Después se esconderán en sus refugios hasta la próxima vez. Aunque, quién sabe, lo mismo la próxima vez sea dentro de pocos meses.