lunes, 25 de abril de 2022

Suspensos en Gramática

Al final acudí al psicólogo. Y les puedo confesar que no me arrepiento. Yo no soy muy amigo de utilizar sus servicios, pero reconozco que muchas veces son necesarios para salir de los bucles donde nos metemos. Al fin y al cabo ellos son como cualquier otro profesional, y lo mismo que pedimos la ayuda de un cerrajero cuando se nos rompe la llave dentro del bombillo o llamamos a la grúa cuando se nos para el coche y no hay modo de ponerlo en marcha, el hecho de solicitar  la asistencia de alguien que sabe algo más que nosotros mismos del insondable mundo del cerebro y sus maquinaciones no tiene porqué ser diferente. 

Bueno, no es que sea exactamente igual. Cuando uno va al especialista de la mente piensa que este le va a solucionar los problemas del mismo modo y con la misma rapidez que el cerrajero extrae la llave atorada en el engranaje o el mecánico monta el coche sobre la grúa para llevarlo al taller. Pues no es así, ni mucho menos. El doctor te da unas pistas para que tú mismo hagas lo que consideras que corresponde a su trabajo, de ahí que pienses que su forma de proceder es como si el mecánico te diera las herramientas para que puedas descerrajar el cierre o el gruísta te dijera cómo colocar los arrastres  para elevar el vehículo, mientras ellos se quedan mirando de brazos cruzados. Pero, en fin, en determinadas situaciones uno está tan agobiado por solucionar sus problemas que le parece bien cualquier modo de actuar con tal de resolverlos.

El asesor en comportamientos (¿podríamos llamarle así?) dijo que muchas de las tribulaciones que atormentan a los humanos son elucubraciones mentales que aparecen casi sin darnos cuenta y van creciendo poco a poco hasta convertirse en monstruos fantasmales hasta acabar consumiéndolos. Y que una forma de combatir su evolución consiste en mirar desde fuera cambiando la perspectiva con que vemos las imágenes, y analizando con cierta objetividad todo los que pasa delante de nuestros ojos o a través de las neuronas. No lo dice exactamente así, sino de una forma bastante diferente; pero yo creo que le capté el sentido. Y la verdad es que salí muy animado y deseoso de poner en práctica sus orientaciones.

Nada más llegar a casa comienzo la terapia. Me propongo analizar con cierta distancia las noticias que produjeron el último pescozón, procurando no dejarme llevar por la pasión ni creerme de puntillas todo lo que dicen sino contrastar la letra escrita con la realidad.

Empiezo por la parte verde del gobierno municipal. (Entiéndaseme: digo verde por referirme al color que ese partido político ha decidido adoptar como parte de sus signos distintivos, que viene a ser como la corbata que llevan todos los empleados de una conocida agencia inmobiliaria de no muy buena catalogación entre quienes han sufrido malas experiencias, que es la mayoría de su clientela). En la página del boletín municipal reservada  para esta formación se incluyen  siete fotografías con sus respectivos comentarios y un breve titular. Cuatro de ellas forman parte del grupo llamado “#GraciasAVOX” y la otras tres al de “Participamos en”. Si nos centramos en las primeras vemos que ese grupo municipal no conoce bien el uso correcto de los apelativos cuando aplica el término “desarrollo” al proyecto de la futura Escuela Infantil, dado que ese proyecto está suficientemente desarrollado desde hace varias legislaturas y lo único que hay que hacer es ponerlo en marcha de una vez por todas, sin que hasta el día de hoy se conozca aún la fecha en que se iniciarán las obras.


Recorte de la página 7 del último boletín municipal

Lo mismo ocurre con la foto de la nueva Biblioteca, uso que se quiere dar un edificio de oficinas vacío desde principios de la pandemia. A esta iniciativa se la califica como “en proceso de adquisición” cuando -por lo que he leído en otros medios- solo se han iniciado tanteos para conocer el precio que pone su propietario actual

Idénticamente sucede con la antigua sede de la Policía Local, inmueble que lleva años cerrado y sin uso alguno, y del que se dice que está “en remodelación” para ser destinado a espacios compartidos de trabajo. No hay más que acercarse a la Plaza de los Jardinillos o caminar por la calle de la Iglesia para comprobar que allí no se está haciendo absolutamente nada y que ese edificio y su patio siguen manteniendo la misma situación de abandono de siempre y la población minina habitual.


A continuación paso a releer la hoja del otro grupo municipal que está al frente del gobierno. Compruebo sin acaloramientos que también tiene su aquel. En este caso el error no se produce por confundir las nociones semánticas sino en el empleo de los tiempos verbales. De los ocho conceptos que se citan con el carácter de haber ejecutado puntos incluidos en su programa electoral, siete de ellos recurren al futuro simple o imperfecto, es decir, expresan acciones que tendrán lugar en el futuro suponiendo que llegan a buen puerto -que es este pueblo eso es mucho suponer-, en vez de utilizar el pretérito en cualquiera de sus modalidades (imperfecto, perfecto simple, perfecto compuesto, pluscuamperfecto o anterior) que sería las forma adecuada de hacerlo si con ello quieren decir que esos objetivos ya han sido conseguidos. Evidentemente no pueden decirlo de otro modo sino apelando al porvenir que no es otra cosa sino decir que en los ítems citados estamos en la misma situación que hace tres años y que las palomitas que vuelan junto a sus enunciados son un simple adorno que recuerda el incumplimiento a día de hoy de gran parte de su programa electoral. 


Recorte de la página 4 de último boletín municipal

Esto que digo viene a confirmar que a los grupos políticos que forman el Equipo de Gobierno no les vendrían mal unas lecciones de lecciones de gramática de la lengua española si no quieren que pensemos que, además fallar en otras facultades, también han sido malos estudiantes. 

Y, en lo que se refiere a mis males, esta terapéutica relectura también sirve para que me reconcilie conmigo mismo después de comprobar que, como dice el refrán, del dicho al hecho hay un buen trecho y que, por tanto, aún tengo un poco de margen para poder seguir diciendo lo que digo sin que nadie pueda rebatirlo. Al menos hasta que las supuestas actuaciones que nuestros gobernantes locales dicen haber realizado, lleguen a convertirse en realidad.



jueves, 21 de abril de 2022

Extrañas sensaciones

Últimamente ando un poco desorientado. No sé cuál es el motivo, ni si es algo real o solo son imaginaciones mías, ni tampoco sé si seré capaz de expresarlo porque no es algo fácil de verbalizar. De todas formas voy a intentarlo.

¿No se han encontrado ustedes en alguna situación que les deja en evidencia? Pongamos un ejemplo. Uno está viendo que hace tiempo que no llueve. Pasan  los días sin caer una gota y no dice nada. Por fin se decide a comentar con un vecino que es preocupante la ausencia prolongada de precipitaciones y que eso puede generar una sequía generalizada con todas las consecuencias que una situación de ese tipo puede acarrear y…Y al día siguiente se pone a llover torrencialmente.

Pues lo que me pasa ahora es una cosa así. No puedo decir que sea algo. De hecho ya me  ha sucedido en otras ocasiones a lo largo de mi vida. En lo que se refiere a este blog, recuerdo una que me llamó mucho la atención porque tenía que ver con un lugar completamente dejado de la mano de Dios y del cuidado de nuestro Ayuntamiento. Me refería por aquel entonces a los aledaños del cementerio situados en la parte opuesta a la entrada principal. Esta zona, que da espalda a campo abierto y al monumento de los mártires rumanos, servía de vertedero furtivo para toda clase de residuos y en ella se acumulaba más porquería y escombros que en cualquier otro sitio del término municipal sin que se hiciera nada por evitarlo ni por llevar a cabo una mínima  limpieza de vez en cuando. Ese fue el motivo de dedicar una entrada a denunciar esta vergonzosa situación

Pues bien, fue hablar de ello y, de buenas a primeras y por arte de birlibirloque, pocos días después el sitio quedó limpio como uno patena, como si allí nunca se hubiera tirado un papel. Se ponía fin así  a uno de los espectáculos más sucios y lamentables que se podían contemplar en Majadahonda, y eso que había –y, desgraciadamente sigue habiendo- unos cuantos para elegir.

 Ahora ha pasado algo parecido. Venga a hablar de la desaparición del boletín municipal desde antes de las últimas fiestas y, de repente y sin que nadie diga su porqué, vuelve a editarse un nuevo número (o el mismo, aunque con distinto contenido) seis meses después. La publicación de la revista ha constituido una agradable sorpresa para mí, de lo que he dado cuenta en los últimos posts. Sin embargo, la información que contiene ha incidido negativamente en ese estado de desconcierto que padezco, en la forma que voy a explicar a continuación.

Empezaré por admitir que hay una tónica general en lo que escribo que derrota siempre hacia la parálisis que agarrota a nuestro municipio en lo que atañe a la falta de inversiones notables,  y a la atonía que demuestran sus gobernantes en todo que se refiere a mejora de las condiciones de vida de sus ciudadanos que vayan un poco más allá de los bares y sus terrazas. En los últimos artículos hacía hincapié en otra cosa que también es como una constante de este pueblo: la ausencia de noticias de interés que genera nuestro municipio en la prensa local y regional, donde apenas aparecen menciones significativas en comparación con las dedicadas a las poblaciones vecinas, cuyas reseñas ocupan mucho más espacio y tienen una amplia variedad de materia.

Bueno, pues, como en los casos anteriores, con esto ha ocurrido algo similar. La respuesta a mis aflicciones no ha tardado en producirse y, de buenas a primeras, el Equipo de Gobierno anuncia una serie de actuaciones de gran envergadura: una nueva piscina cubierta, una nueva biblioteca, una nueva escuela infantil, un gran centro de la artes… “¡Qué barbaridad!”- piensa uno – “Parece que de repente se han vuelto locos y que después de tres años de somnolencia se ha despertado con ganas de actividad”.

Y eso es lo que me tiene un poco desconcertado. Ese extraño resorte que impulsa una inmediata reacción que se manifiesta cuando digo emito una queja o una crítica. Como para taparme la boca, como si estuviera equivocado, como si todo lo que digo fuera pura imaginación y fantasía. No dejo de darle vueltas al tema y por más que lo pienso, no puedo evitar sentirme un poco perplejo. Y, lo que es peor, un tanto desubicado. Es como si estuviera constantemente fuera de juego, como si estuviera ungido con el don de la inoportunidad.

A veces pienso que lo que sucede es pura casualidad, pues no creo ni siquiera que nadie influyente del entorno de alcaldía llegue a leer mis comentarios. Cuando razono de esa manera casi llego a convencerme de que todo es pura fantasía. Y de  que pierdo lamentablemente un tiempo precioso que podría dedicar a mi familia.

Pero otras me vengo arriba y quedo imbuido por un sentimiento que me llena de orgullo y satisfacción, al comprobar que esa mirada particular al sitio donde vivo, que desde aquí transmito y pretendo compartir con los lectores, tienen a veces el premio de cambiar el rumbo de las cosas que no están bien. O, por lo menos, conseguir que alguien tome conciencia de ellas para intentar corregirlas.

Lo que sí puedo asegurarles de todas todas es que eso no está preparado ni que tenga un acuerdo con nadie para que suceda de esa manera, lo que digo para salir al paso de cualquier conjetura en ese sentido. La razón es muy sencilla: ni tengo interés en que así sea, ni pretendo otras cosa que poner por escrito las evidencias que todos podemos observar a nada que nos fijemos un poco.




Al margen de los problemas anímicos que acompañan a estas dudas y que de momento quedan sin resolver, he de admitir que en cierto modo me alegra de que exista esa reacción tan diligente porque significa que las cosas que cuento no solo me preocupan a mí sino que al otro lado también hay gente que piensa como yo y comparte esas preocupaciones. Pero la realidad es que últimamente eso me está afectando a la salud mental. Los amigos comentan que me ven un poco distraído, que parece que no estoy atento y me encuentran un poco ausente. En el trabajo también se han dado cuenta y ya he recibido varias observaciones de mis jefes para que me centre más en mis ocupaciones y deje de poner cara de embobado en las reuniones. Mi mujer dice que debo atajar el problema y acudir a especialistas que me puedan ayudar. Mis hijos no dicen nada, los pobres, pero han dejado de pedir que juegue con ellos.

En fin, yo no quiero alarmarme demasiado pero creo que debo tomar medidas antes de que  la bola se haga más gorda y llegue un momento en que no tenga solución. Ya les contaré cómo sigue todo esto.



viernes, 15 de abril de 2022

... y final decepcionante

A esas alturas, la expectante ilusión con la que había iniciado la lectura del boletín de marzo había entrado en barrena. Faltaba poco para darla por concluida y el desánimo ya empezaba a manifestarse. Menos mal que ya solo quedaba la parte que yo considero más entretenida o que, al menos, me produce más satisfacción.

Se trata de la sección en la que los partidos políticos pueden expresarse libremente siempre que lo hagan con respeto y consideración. No importa las mentiras que digan mientras utilicen un lenguaje comedido y no ofendan a los otros de  forma explícita. Es como una especie de púlpito donde cada clérigo lanza voces a la feligresía tratando de convencerla de que en su doctrina está la salvación. Y es que para mí esas páginas normalmente solo contienen mensajes muy concisos que no van acompañados de argumentos que los apoyen ni pruebas que los acrediten. Algo parecido al estilo que practican los predicadores americanos en el cual, tras cada salmo que emiten –a veces compuesto por una sola palabra, e incluso una sola sílaba-, esperan la respuesta unánime de la audiencia en un juego de retroalimentación continua. Evidentemente, aquí es distinto porque la interacción no es presencial, pero ellos –los clérigos- lanzan al aire sus diatribas –escritas- por lo que pudiera pasar y porque así no tienen necesidad de salir a la calle a berrear.

Quizá la razón de esa parquedad sea que cada partido dispone de una sola planilla, lo que si bien no es mala solución para reducir los disparates que se dicen  también es cierto que resulta un espacio muy escaso que obliga a hacer una selección muy estricta de su contenido para optimizarlo. Unos cuantos titulares y unas algunas imágenes es lo que se puede colocar ahí, poco más.

Ignoro el motivo por el cual el reparto de espacio es igual para todos cuando parece más lógico que, al igual que la asignación del número de concejales es proporcional al número de votantes (con los ajustes determinados por la legislación electoral), el espacio en los medios de comunicación institucionales debería seguir el mismo criterio. De esa forma también de cumpliría el deseo de los ciudadanos expresado con sus votos, que dispondrían de lecturas acordes con su ideología política en mayor o menor medida según la parte de la tarta que a la formación a quien votó le hubiera correspondido.

Pero si se decide por repartir el pastel en partes iguales, en mi opinión sería un poco más justo aumentar al menos a un par de hojas el espacio reservado a cada formación. Puede parecer que esa manera de dividir a partes iguales es bastante democrática. Sin embargo, eso es solo pura teoría porque en la práctica –al menos en la actual legislatura- los dos partidos que conforman en Equipo de Gobierno disponen para sus fines 38 de las 40 páginas de la revista, por la sencilla razón de que ellos controlan su contenido por mediación de la Concejalía que asume la competencia de la comunicación y del Gabinete de Prensa que controla directamente el Alcalde.

Bajo mi humilde punto de vista, ampliar la sección para la proclamas de los partidos políticos que forman el Consistorio podría hacerse fácilmente sin necesidad de aumentar el grosor de la publicación. He aquí dos posibles soluciones. Solución A: la sección que corresponde a la programación cultural ocupa en este número nada menos que siete páginas, incluyendo una información redundante con la que recogen de una manera más completa y detallada las 52 páginas del boletín que edita aparte  la Concejalía de Cultura, por lo que podría ser suprimida sin mayores problemas. Mas, si no se considera adecuado eliminar esa duplicidad, vamos con la Solución B: a nada que se comprima un poco el resto de artículos y noticias a base de reducir el grafismo de los titulares y el tamaño de las fotografías, quedarían varias carillas libres.


Boletín de la Concejalía de Cultura con la programación cultural de abril y mayo de 2022

Lo que sí respeta la preferencia de los majariegos es el orden en que aparecen los partidos, siendo el primero el que obtuvo más apoyo, y así sucesivamente hasta el menos votado que, como es natural, es el que cierra la sección. Si estuviera dispuesto a comentar esas soflamas o diatribas (según se quiera ver), en coherencia con el método elegido para leer la revista que hube adoptado después del primer intento, debería hacerlo en orden inverso empezando con el vocerío de Vox para terminar con las fantasías del Partido Popular, pasando por el pataleo del PSOE y las denuncias de Ciudadanos. Pero, la verdad, es algo que se me hace demasiado cuesta arriba. Prefiero que saquen ustedes mismos sus propias conclusiones, si es que se atreven. Por si alguien no ha tenido la oportunidad de leer todavía el boletín, o habiéndola tenido pasó de largo pero ahora quiere meterse en harina, aquí les dejo una reproducción de esas cuatro hojas para que las disfruten.







Páginas 7, 6, 5 y 4 del boletín municipal de Majadahonda nº 65


Y, pasito a pasito, hemos llegado al mismo punto donde se interrumpió la primera lectura: la Carta del Alcalde. Una carta que, como decíamos el primer día, contiene una cuantas perlas en formato comprimido y adolece de enigmáticas omisiones. Digo esto último porque a pesar de disponer de 38 páginas para hacerlo, el joven Álvarez Ustarroz no dice ni sola una palabra de cosas que preocupan a los habitantes de esta ciudad y acerca de las cuales quieren estar enterados. Por ejemplo, qué va pasar con la piscina de Huerta Vieja tras las muestras de desconcierto e indignación que está expresando la ciudadanía y los clubes deportivos locales sobre su pretendida demolición. O este otro ejemplo: qué está pasando con la pasarela peatonal de Roza Martín cuyas obras comenzaron hace más de diez meses, y que tan bien iban según él mismo decía en esa misma página del boletín anterior, pero que lleva tiempo paralizada habiendo dejado una rotonda destrozada, vallas de protección desperdigadas por varias zonas, zapatas de hormigón con armaduras apuntando hacia el cielo y montones de tierra extraída a su vera. Es decir, todo un espectáculo de temporalidad que tiene las trazas de convertirse en permanente. Aunque, quién sabe, lo mismo pasa como con la revista y dentro de seis mesas las obras vuelven a reactivarse. Y otros muchos asuntos más sobre los que se guarda silencio.

Con estas breves líneas completamos esta pequeña trilogía, en la que hemos dado un repaso superficial a una publicación recuperada cuya aparición inesperada nos causó una alegría inicial, que se fue desvaneciendo poco a poco a medida que íbamos digiriendo su contenido. Asimismo ha servido para comprobar que da igual si la leemos de adelante para detrás o desde atrás para delante. Sea cual sea el modo en que lo hagamos, la decepción va imponiéndose paulatinamente sobre el ilusorio regocijo que significó volver a tenerla en nuestras manos.

Como pueden imaginar, esto que ahora les confieso no se lo he dicho a mis pequeños. Todavía son muy chicos para entender lo que quiero decir. Y, por otra parte, sería muy cruel por mi parte que ellos creyeran que la sorpresa que prepararon con tanto entusiasmo no ha tenido el resultado que esperaban. ¡Pobres angelitos!






martes, 12 de abril de 2022

... con sabor agridulce...

Mi suegro suele decir que cuando algo no empieza con buen pie, vale más desandar el camino recorrido, ir hasta el principio y volver a comenzar. Me da la impresión que la lectura del último boletín municipal se me ha atravesado un poco; y no creo yo que haya sido por falta de buena disposición por mi parte ya que lo he cogido con ganas. Pienso que más bien se debe a causas ajenas a mi voluntad, y en las solo participo como agente pasivo. Así que, siguiendo las recomendaciones de mi padre político (¡qué mal suena eso ¿vedad?!), he pensado dejarlo y empezar de nuevo.

Pero, por eso de no dejarme influenciar por el progenitor de mi contraria, he decidido que en vez de comenzar otra vez desde el principio, voy a utilizar otra estrategia alternativa que consiste en leer la revista al revés. Aclaremos esto: se trata de ir pasado las hojas desde el final hasta la portada, no de intentar de traducir los textos volteados. Aunque no estoy seguro si este último método, que normalmente trae consigo el no enterarse de nada, sería más saludable para mí.

Dicen los entendidos en cuestiones de orientación personal –lo que ahora llaman couchers- que cambiar la perspectiva con que se mira el entorno ayuda a percibir la realidad sin estar condicionado por las ideas preconcebidas y los lugares comunes. O sea, verlas en su prístina esencia. Veremos si es verdad.

De primeras, la bofetada que se recibe con el tema de la contraportada ya deja casi fuera de combate. Recordar el drama que sufren millones de familias deshechas por la guerra te conduce a  tal estado emocional que cuesta trabajo pasar página. Desgraciadamente, a ese conflicto solo estamos invitados como espectadores y, en todo caso, la acciones proactivas que podamos emprender deberían estar enfocadas a mitigar los estragos que esta situación está provocando entre la población civil. En este sentido, la iniciativa de nuestro Ayuntamiento aunque sea tibia y tardía, ha de contar con el respaldo de la población cuya positiva respuesta ya ha quedado demostrada.


Contraportada del boletín municipal del mes de marzo 


Me repongo a duras penas de este encontronazo inicial -¡por qué diablos no habré empezado otra vez por el principio!- y paso de largo el reverso (un apartado intrascendente de teléfonos útiles) para llegar a otra sección interesante, que normalmente escapa a la atención de los vecinos por lo poco atractivo de su presentación. Es la dedicada a recoger el resumen de los acuerdos de Plenos y Juntas de Gobierno que en este caso ocupa algo más de su extensión habitual. Son hojas llenas de párrafos de letra pequeña  y sin ninguna fotografía, y eso produce el rechazo de quienes buscan una lectura más amena y entretenida. Yo mismo la he soslayado muchas veces, aún sabiendo que es algo así como los prospectos que incluyen los medicamentos, que son un tostón pero que es casi obligado leerlos para enterarse qué es lo que nos vamos a meter para el cuerpo. Pues esto es algo parecido, porque ahí vemos lo que se cuece en estas reuniones donde se decide el futuro de nuestra ciudad. Y si por un casual dejamos de ser remolones y lo hacemos, veremos que casi todas las mociones que presentan los grupos que gobiernan son aprobadas, y casi todas las que promueven los grupos de la oposición rechazadas. Algo que si bien resulta lógico desde el punto de vista político, no lo es tanto desde la óptica objetiva del ciudadano normal, que piensa que ni todo lo que proponen unos es bueno para el pueblo, ni nada de los que proviene de los otros contiene algo que merece la pena sopesar. Solo en escasas ocasiones se produce alguna excepción, que suele suceder o bien por pura casualidad o como consecuencia de un enfado de pequeña monta entre amiguetes.

Luego viene la sección dedicada al deporte local, en la que se ensalzan los éxitos de deportistas ligados a Majadahonda. Hablan de ellos  como si esos triunfos fueran debidos al apoyo institucional, cuando en realidad se son más fruto del esfuerzo personal y de los equipos quede la ayuda que reciben del Ayuntamiento, aunque éste se esfuerce para que a los ojos de todos parezca que es al contrario.

Y, a continuación, nueve páginas para recoger la programación cultural de los meses de abril y mayo, con lo cual nos ponemos en la página 23 que es casi el ecuador del boletín. A partir de ahí comienza una serie de artículos sobre las bondades que representa nuestra ciudad para sus habitantes en diversos ámbitos que van desde los proyectos empresariales y cursos de formación, hasta la preparación de paquetes de acciones para dinamización del comercio local, pasando por la renovación de las zonas infantiles en parques y colegios, tema que tiene el honor de ocupar en mensaje principal de la portada.



Páginas 12 y 13 del último  boletín municipal


Además de la información comentada creo que no pueden dejarse de lado dos artículos que rellenan estas páginas, algunos de los cuales ya han sido objeto de análisis en entradas precedentes de este blog. Uno de ellos lleva por título ‘Majadahonda, una ciudad cada vez más segura’ (páginas 14 y 15) y en él se vuelve a insistir en una ficción totalmente fantasiosa ya que las estadísticas que facilita el Ministerio del Interior dicen lo contrario, situando a nuestro municipio el quinto más peligroso de la Comunidad de Madrid entre los que tienen más de 20.000 habitantes. De ahí, supongo, el interés que pone nuestro Alcalde en dotar de más medios a la Policía Local, aumentando el número de agentes, adquiriendo nuevos vehículoscreando una nueva Unidad Aérea, instalando más de cien cámaras de vigilancia ampliando la Unidad Canina con un magnífico ejemplar del que todavía no conocemos su nombre. Dotaciones que no tendrían mucho sentido si los números que se asignan a nuestro pueblo en ese ámbito fueran verdaderamente positivos.

El otro artículo digno de mención tiene que ver con el tema de la contraportada. Lleva su mismo título (‘Majadahonda con Ucrania’) y también ha sido tratado recientemente en esta bitácora pero con una visión algo más corrosiva y crítica que la que puede desprenderse del escueto texto institucional. Una forma distinta de describir la realidad que no es otra que la que vemos desde esta parte del tendido.

Sin embargo y gracias a Dios, no todo es criticable. Hay dos titulares que mueven al optimismo. Que Majadahonda sea el municipio con los impuestos más bajos (páginas 10 y 11) y la ciudad donde más baja el paro (página 17) dentro de la Comunidad de Madrid son grandes noticias, en caso de que pueda confirmarse que son ciertas y no hayan sido interpretados los datos como mejor interesa. De momento no tengo ninguna información que contradiga estos supuestos, lo que no signifique que me conforme en aceptar esas afirmaciones así porque sí y en algún momento me ponga a investigarlas para corroborarlas y poder creérmelas del todo.

Y así nos aproximamos al punto donde lo dejamos en un primer intento. Solo nos quedaría en el tintero comentar las cuatro páginas reservadas a los partidos políticos que tiene representación en el Consistorio. Son realmente divertidas y nunca tienen desperdicio. Además, esa es la parte en que sin ninguna duda puede decirse que la revista tiene un tono abierto y plural porque es el espacio –corto, eso sí- en el que no se aprecia el recorte de la censura, hecho que permite conocer cómo cada uno de ellos ve y valora la misma realidad. Pero ha llegado el ingrato momento de cerrar esta entrada, lo que nos obliga a seguir con eso en la próxima.



viernes, 8 de abril de 2022

Alegría por un rescate...

Esta semana me han dado una grata sorpresa. Y en ella han tenido una participación especial, por una parte el Ayuntamiento y por otra mis hijos, sin que se hubieran puesto de acuerdo entre sí sino por pura coincidencia. El martes pasado, cuando regresé del trabajo y dejé las llaves del coche en el recipiente que tenemos reservado para ello sobre la mesa del despacho, había una revista de aspecto inconfundible que enseguida reconocí como un ejemplar del boletín municipal. “Vaya” –pensé- “no sé cómo aparece aquí un número atrasado si normalmente los tiro a la bolsa del papel reciclado cuando sale un nuevo número, y, que yo sepa, el último que leí fue hace meses. Será, entonces, que andaba por ahí perdido y alguien lo ha encontrado”.

Acerté solo a medias. Efectivamente, se trataba de la revista municipal; pero no de un número atrasado sino del más reciente, que habían recogido mis hijos menores,  cuando volvían del colegio, del cajón para propaganda comercial que hay junto a la garita del vigilante. La pequeña, convencida de lo mucho que estimo esa publicación, posiblemente porque durante algunas cenas hemos comentado cómo la echamos en  falta a la hora de consultar las actividades infantiles de los fines de semana, debió de entender que dejarla en mi mesa era el mejor regalo que me podían hacer esa tarde. Y, en cierto modo, acertó.

Si quieren que les sea sincero les diré que personalmente había perdido la esperanza de que volviéramos a verla en nuestros buzones. Después de seis meses de ser retirada sin advertimiento previo (el anterior número corresponde a septiembre de 2021), de buenas a primeras y sin que tampoco nadie diga por qué, la revista vuelve a estar disponible para los vecinos. Tenerla de nuevo en mis manos era por ello motivo suficiente de asombro. Pero, además, no podía defraudar a mi pequeña, que esperaba con su carita expectante mi reacción al ver el obsequio que tan cariñosamente había conseguido. Por ambas razones no tuve que forzar mucho un gesto que denotara admiración y agradecimiento, y mucho menos una sonrisa de oreja a oreja y un amoroso abrazo para ella y su hermano, partícipes y cómplices en la preparación de la dádiva filial.

Ya he dicho en más de una ocasión que no soy un forofo del boletín municipal ni que su contenido me llegue a entusiasmar precisamente. De ello tiene la culpa tanto la edición en sí de la propia publicación como los redactores responsables de los textos, de los cuales no puede decirse que sean  ni muy brillantes, ni algo más simple y para lo  que no es necesario tener dotes especiales: para poner en práctica la imparcialidad de las noticias. En este último aspecto cabe destacar que, lamentablemente, la revista municipal es más bien un boletín de propaganda del Equipo de Gobierno que una publicación objetiva e independiente, y que se afana en resaltar todo lo bueno que sucede en nuestro pueblo como resultado de su buena gestión, y prescinde de mencionar las cosas no tan buenas que pueden acarrear una crítica a los quehaceres o negligencias de los responsables municipales.

En todo caso, y como ya se ha dicho en otras ocasiones, a pesar de ser muy mejorable, el boletín es necesario para que los ciudadanos estén al día de lo que ocurre en este pueblo, tengan conocimiento de las mociones que se debaten en los plenos, y conozcan los hecho y acciones de las que se vanaglorian cada uno de los grupos políticos que componen el Consistorio. De hecho, esta publicación ha sido mencionada en muchas de las entradas de este blog (baste citar algunas como, por ejemplo, las de los días 6 de abril, 27 y 30 de octubre y 22 de diciembre de 2021) como hoja de referencia para diversos temas.



Portada de los dos últimos  boletines municipales de Majadahonda


El ejemplar que ahora tengo en mis manos corresponde al presente mes de marzo y lleva el número 65, es decir sigue la numeración correlativa desde el precedente que, como ya hemos comentado, era de septiembre del año pasado y tenía el número 64. Eso en lo que se refiere a la edición impresa, porque si descargamos la versión digital del la página web municipal nos encontraremos con una nueva sorpresa: ver que la revista de marzo lleva la misma numeración de la precedente, tal como se puede comprobar en las imágenes insertadas. Cosas de proceloso mundo de los ordenadores, supongo. 




Esta circunstancia (la de la separación temporal de ambos ejemplares, no la de los errores de numeración que tiene trazas de misterio) nos plantea una capciosa pregunta: ¿será que los responsables de esta publicación  que normalmente tiene una periodicidad mensual –regularidad bastante razonable-, hayan decidido que en lo sucesivo vea la luz cada seis meses?  No crean que es una pregunta baladí porque tiene su miga. Si así fuera, evitarían  la carga de tener que estar pendiente de ella durante un buen periodo de tiempo quitándose un peso de encima (o, mejor dicho, diez pesos de encima, que son los ejemplares que se esfumarían al cabo del año). Y también tendría la ventaja de que, de esa manera, para llegar al número 100 habría que esperar al año 2039, con lo cual hasta entonces no sería necesario introducir ningún ajuste en la tipografía para añadir en la portada el nuevo guarismo para las centenas.

En otro orden de cosas y sea cual sea la causa de esa sustracción, cualquiera puede pensar que este impás hubiera sido una ocasión que ni pintada para someter a la revista a la catarsis que demandan los partidos políticos de la oposición y muchos de sus lectores, con el fin de hacer de ella una publicación más interesante y plural. Pues, lamentablemente, no ha sido así; no se aprecia ningún cambio. Es como si para sus editores no cupiera ninguna mejora, tal vez porque están convencidos de que su versión actual está muy bien y nada hay que cambiar pues no es necesario, o tal vez para dejar bien claro a los demás quién es el que manda.

En efecto, todo sigue igual: el formato de la revista se ajusta a las mismas pautas que rigen en el número de septiembre tanto en la maquetación, el número de páginas, el diseño de la portada, y el cierre con un único motivo a toda plana sobre un tema de actualidad, como asimismo en la distribución de su contenido. Y, una vez comprobada a buena vista esa ordenada similitud, empiezo a hojear con mayor detenimiento.

Lo primero que me llama la atención es la plana de cabecera, cuyo diseño es el mismo desde bastante tiempo y que está compuesto de cuatro fotografías con pie de texto: una grande centrada, y otras tres de menor tamaño situadas debajo de la principal. Si comparamos los dos últimos números vemos que en ambas, las fotos de mayor importancia tienen un nexo común cuyo protagonista es la infancia. En la de ahora, el motivo es la renovación de las zonas infantiles en parques y colegios; en la anterior, el centro de atención era la vuelta al cole de 10.000 alumnos que volvían a las aulas tras las obras realizadas en los centros públicos.

Tanta preocupación demuestra que para nuestros dirigentes municipales los niños ocupan un lugar importante en sus programas, lo cual es muy de agradecer. Pero uno no puede menos que dudar si esa insistencia en resaltar acciones municipales que pretenden  glorificar el buen hacer de dos concejalías (la de Infancia y Familia, y también en cierto modo de Juventud, ambas ocupadas por ediles de Vox) no obedece a una concesión que el grupo Popular ha tenido que hacer para seguir editando la revista. Una especie de premio de consolación que compensara el fracaso de la moción presentada por ese grupo para que esta publicación dejara de existir.


Extracto del la página 36 del último boletín

Otra observación que quisiera resaltar se refiere a la página 3, espacio reservado para la que el  Alcalde haga una introducción-resumen de los temas que él considera pueden resultar más interesantes para los vecinos. En este sentido me resulta incomprensible que se eluda dar una explicación o un breve comentario sobre los motivos que han justificado esta suspensión  de la edición de la revista durante los últimos seis meses  ni sobre el porvenir que le espera. Es como si no hubiera pasado nada y como si nadie deba dar cuenta de esta sustracción y que se pueda hacer y deshacer a su antojo con lo que pertenece de alguna forma a la comunidad como es el derecho a la información.

Claro que en eso de escatimar información da la sensación de que el Sr. Álvarez Ustarroz está resultando ser un experto. Con la misma destreza que evita explicar nada acerca de la revista, soslaya cualquier comentario sobre la pretendida demolición de la piscina de Huerta Vieja que tanto está soliviantando a la población en general. Ninguna aclaración a las preguntas que se le hacen acerca de una decisión que va en contra de los informes técnicos que concluyen con la viabilidad de la reparación. Sin embargo, a nuestro alcalde parece que le preocupa mucho más hablar de la dinamización de la ciudad y la ayuda a la hostelería local -¿a qué les suena eso?- para lo cual no duda en aplicar remedios tan eficaces como lanzar una nueva edición de jornadas gastronómicas. Que conste que no digo yo que no sean interesantes para el pueblo y sus habitantes (al fin y al cabo a quién no le gusta degustar un buen aperitivo), pero hemos de reconocer que tienen una relevancia insignificante comparada con los temas verdaderamente preocupantes.

El saludo del Alcalde contiene otras perlas en formato comprimido y algunas notables omisiones dignas de ser comentadas, pero dicen los entendidos que la extensión de una entrada de bitácora debe ser lo suficientemente comedida como para no cansar a quien la lee. Y esa es una norma que me atengo a respetar. Así, pues, lo dejaremos para otra ocasión.