jueves, 25 de julio de 2019

Empezar con mal pie

Dicen que los gitanos no quieren buenos principios para sus hijos. Supongo que cuando hablan de eso se refieren a sus comienzos, es decir, a sus primeros pasos por la vida y  no a las reglas o normas que orientan las acciones de los seres humanos y que modelan las facultades espirituales racionales en la búsqueda de la felicidad a través del respeto y la convivencia con sus semejantes. En eso los gitanos, como cualquier otra raza o cultura, son igual a los demás. Aunque vete tú a saber; porque si tenemos en cuenta lo que piensan algunos respetables ciudadanos al respecto nos echaríamos las manos a la cabeza. No hay más que recordar los comentarios de nuestro anterior alcalde Narciso de Foxá hace unos meses, al ser interpelado sobre el aumento de los delitos por robo en nuestro pueblo. Venía a decir que el índice de criminalidad en la localidad había aumentado porque las cifras suben debido a que “hay cuatro gitanos robando cosas" en un centro comercial del municipio. Eso sí que es un desplante torero y no los que hace el diestro José Tomás en sus tardes de lidia.

Volviendo a lo que decíamos al principio, o sea, a eso de los malos principios, y si todo lo que comentaba puede considerarse correcto y se ajusta a la verdad, nuestro nuevo alcalde José Luis Álvarez Ustarroz de ser gitano (que no creo que lo sea) sería un hijo ideal. Porque, la verdad sea dicha, sus comienzos en el cargo no pueden ser peores.

Según se ha hecho público en varios medios informativos el Partido Popular llegó a un acuerdo con Vox antes de la investidura para (según dicen sus portavoces) establecer un pacto que garantice la gobernabilidad del municipio. Mala elección desde mi punto de vista. Primero, porque cualquier acercamiento a la extrema derecha no pude ser visto sino como cierta sensación de debilidad o de falta de seguridad en su propia capacidad de gestión y, cuando menos, como una concesión inaudita de un partido político que ha escogido la vía democrática para el desarrollo de sus planteamientos hacia otro que propugna todo lo contrario. Segundo, porque cualquier pacto con un grupo intransigente, con mentalidad e ideologías extremistas no puede menos que augurar pésimas consecuencias que no tardarán en ir aflorando. Tercero, porque como ya se ha visto en el cambio de cromos, el partido verde (que, aunque parezca por el color elegido, no tiene nada de ecologista) no se ha conformado con una participación secundaria en las tareas de gobierno, sino que se ha llevado de un plumazo las áreas de Familia, Juventud y Nuevas Tecnologías.

Probablemente el Partido Popular haya estimado que ceder esas concejalías a sus socios no tiene demasiada importancia por tratarse de áreas de escasa repercusión en los verdaderos negocios que se cuecen en un municipio (concesiones administrativas, adjudicaciones, pelotazos urbanísticos, etc.), lo que demuestra una falta de miras realmente preocupante. Porque esas parcelas consideradas “menores” son precisamente sobre las que se pueden ejercer una influencia muy perjudicial en temas tan importantes como son la orientación de niños y jóvenes y el modo de comunicarse, y por lo tanto deberían haberse blindado a la intervención de partidarios de tendencias retrógradas y extremistas como lamentablemente ha sucedido.

La nueva Corporación municipal, tras la toma de posesión de sus cargos el pasado 15 de junio

Cualquier ciudadano medianamente sensato valora el resultado de las elecciones municipales del 26 de mayo como un escenario inesperadamente favorable para los populares, quienes aun habiendo sido protagonistas de una pobrísima gestión en la pasada legislatura, solo perdieron un concejal de los once que tenían, y en cambio consiguieron erradicar de la Corporación a los grupos municipales de la izquierda (Somos Majadahonda e Izquierda Unida)  y a los Centristas de Mercedes Pedreira, que eran sin lugar a dudas los elementos más molestos para los populares por su incidencia y perseverancia en asuntos muy discutibles, siendo en muchos casos el único contrapunto a la melodía monocorde de las tesis conservadoras. De este modo, y aun cuando la alternativa cada vez más confusa que representa Ciudadanos y la meliflua tibieza en que se ha convertido el PSOE hubieran obtenido dos concejales más de los que contaban cada uno, la perspectiva de un gobierno en solitario se percibía como una opción perfectamente viable sin necesidad de buscar el apoyo por compromiso con un socio incómodo.

Espero y deseo que lo que yo veo como un grave error de estrategia no llegue a convertirse en una pesada losa para el Sr. Álvarez Ustarroz que lo sepulte políticamente, pero mucho me temo que gobernar un navío con ese lastre no será una tarea menos difícil que haber elegido navegar en solitario. Quizás para algunos vecinos de raza gitana esos inicios no hagan más que aumentar sus expectativas sobre un halagüeño futuro para nuestro alcalde. Pero para la mayoría de los ciudadanos de este pueblo, entre la que yo me encuentro, esos comienzos no tienen ni pie ni cabeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario