miércoles, 10 de julio de 2019

Estertores premortem

Como la inusitada mejoría que suele aparecer en los moribundos antes de expirar, la actividad frenética que nuestro alcalde en funciones ha realizado antes de dejar su cargo y que los medios se han encargado de recoger en sus ediciones no eran otra cosa que los últimos impulsos de una muerte anunciada. Nos referimos, evidentemente, a su fin político y no al otro, del que no tenemos ninguna información que pueda suponerle en riesgo de desaparición, cosa que tampoco deseamos de ninguna de las maneras sino todo lo contrario: que viva mucho, pero alejado del manejo municipal.

Según leo en la prensa local, en las últimas semanas de su mandato, Narciso de Foxá ha llevado a cabo varios actos públicos o administrativos entre los que destacan inauguraciones, inicio de grandes obras y promoción de acuerdos internacionales de gran calado. Es como si le hubiera entrado de repente la angustia de reconocer el escaso bagaje de esta legislatura y la necesidad de rellenar algo el enorme vacío que ha dejado, con la vista puesta posiblemente en que esos actos honren su nombre para la posteridad.



Inauguración del Parque Blas de Lezo en Majadahonda

Dentro del primer grupo ha de mencionarse la apertura del Parque Blas de Lezo dentro de una urbanización de lujo creada no hace muchos años en el paraje denominado Rozamartín. La elección de su nombre ya ha sido objeto de comentarios en otro artículo de este blog y por ello no vamos a extendernos demasiado en éste para evitar ser redundantes. Solo haremos hincapié en lo mucho que le gustaba el teatro a nuestro anterior alcalde. Y no por lo bien que representaba su papel en la farándula municipal -en lo que indudablemente era bueno-, o por haberme encontrado con él en alguna de las numerosas obras programadas en la Casa de Cultura a lo largo su mandato –que se podrían contar con los dedos de la mano de un perezoso-, sino por la parafernalia que ha rodeado a ese evento, en el que se ha acompañado de personajes ataviados con trajes de la época del bravo e ilustre almirante. Lo que no entiendo muy bien es que si el señor de Foxá es partidario de adornar los actos municipales con ambientación ad hoc, no haya colocado hace tiempo en la puerta de la Casa Consistorial a un par de filibusteros o de majas goyescas o de tipos por el estilo, pues tales figuras encajarían perfectamente con la imagen que los majariegos tienen de lo que es la gestión municipal de este pueblo en lo que se refiere a su manera de hacer, bastante lenta, obsoleta y periclitada. Algo parecido al muñeco que baja las escaleras del Ayuntamiento de Ribadeo,  aunque en ese caso tenga otro significado.


Estatua del Marqués Antonio Raimundo Ibáñez Gastón de Isaba y Llano Valdés
en  las escaleras del Ayuntamiento de Ribadeo (Lugo)

En el ámbito de las grandes obras emprendidas tenemos que hablar de los parques porque prácticamente son las únicas actuaciones de relevancia que se llevan a cabo, lo que no sabe muy bien si se debe a una fijación enfermiza o a utilizar un recurso barato para hacer publicidad. En la actualidad se están ejecutando obras de reforma en tres parques urbanos: Delta y Granja del Conde, situados en la zona oeste y la ampliación de la rosaleda Víctimas del Terrorismo, junto a la Avenida de España. Los trabajos consisten en actuaciones para recuperarlos del abandono y descuido a que están sometidos a base de nuevas asignaciones económicas que, probablemente y si no cambia la política en la conservación de estos espacios, más que inversiones son despilfarros puesto que dentro de pocos años volverán a ser eriales. Por supuesto que cuando digo grandes obras estoy utilizando un eufemismo, porque nadie puede calificar con ese término trabajos que consisten básicamente en remover tierras, plantar unos cuantos árboles y arbustos, sembrar un poco de césped, y colocar varias farolas y papeleras. Y, cómo no, reservar una importante superficie para que los perros se ejerciten, ¡faltaría más!

Y para terminar hemos de reseñar un acontecimiento no muy frecuente  pero que tiene un gran repercusión mediática internacional, como es el estrechamiento de lazos de Majadahonda con otra ciudades del mundo. Nuestro pueblo ya está hermanado desde hace décadas con dos localidades europeas: Clamart, municipio francés en el sudoeste de la región Isla de Francia, y FerencVaros, que en realidad es el distrito IX de la capital húngara. Yo no sé muy bien en qué consiste eso del hermanamiento aparte de ser una excusa para poner nombres a los parques (así se llaman dos de nuestro municipio), hacer intercambios de estudiantes, o programar excursiones en autobús para los colegios que se quieran apuntar a esos fastos. Pero, por lo visto, firmar acuerdos de colaboración debe ser algo importante porque nuestro alcalde saliente no ha resistido la tentación de emular a algunos de sus antecesores y pasar a la Historia como el regidor que lanzó a Majadahonda a la órbita mundial. Y para tal motivo ha elegido a una ciudad que está igualmente entre las más destacadas de la élite internacional: Bata, en la parte continental de Guinea Ecuatorial. El acuerdo se centra en el ámbito socio-sanitario y en él ha participado el Hospital Puerta de Hierro. Esta iniciativa se aprobó en el último pleno de abril y persigue como objetivo establecer vínculos entre ambas ciudades y proceder al intercambio de programas ecológicos, ambientales, de atención social, turismo o de servicios sanitarios entre otros.


Narciso de Foxá con autoridades guineanas, tras la firma del acuerdo de colaboración

No es que esté en contra sobre este concierto; todo lo contrario: lo aplaudo y me enorgullece que nuestra ciudad colabore en esos campos sociales y asistenciales con otra de la antigua colonia española, máxime cuando esta iniciativa ha estado impulsada por Luis Villanueva lo que inspira gran confianza. Pero, digo yo que nuestro alcalde podría haber elegido otro punto más próximo y más relevante como broche para su epitafio político. No obstante, hay que agradecer a Narciso de Foxá ese arreón al final de su mandato, sobre todo pensando en que ni su cuerpo ni su mente están habituados a esos trotes. Aunque, como decía al principio, solo sean los últimos estertores.

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