Han
transcurrido ya casi dos meses desde la toma de posesión de los nuevos cargos
en la Corporación municipal y apenas se notan cambios en el transcurrir
cotidiano de Majadahonda. Bien es verdad que es poco tiempo para apreciar
diferencias, pero de ahí a que ni siquiera se perciba un cierto aire desigual o
pequeños gestos que a uno le hagan pensar en que las cosas serán distintas va
mucha diferencia. Pues bien, ni lo uno ni lo otro, ni lo de más allá. Me
atrevería a decir que, por lo que veo, todo lo contrario ya que la sensación de
que esta va a ser una legislatura de continuidad cada vez me asalta con cierta inquietud
y mayor preocupación.
Para
empezar han dejado de distribuir el boletín municipal que últimamente llegaba
con bastante puntualidad a los hogares o solían estar a disposición de los
vecinos en los edificios públicos. Podría pensarse que como estamos en
época de vacaciones no tendría mucho sentido publicarla en estos meses. Pero lo
cierto es que la vida no se detiene aunque llegue el verano y que en años
precedentes se ha llegado a editar números de la revista en los meses de junio
e incluso julio. Así que tiene que ser otro el motivo. Tal vez el nuevo equipo
de gobierno haya decidido que cuanta menos información, mejor; o quizás
simplemente sea un tema circunstancial y los socios del Partido Popular estén
forzando a que la bandera española que aparece en la cabecera de la revista tenga unos centímetros más de presencia, a
que algunos de los símbolos que antaño acompañaban a las publicaciones
oficiales se vuelvan a insertar en lugares bien visibles, o a cualquier asunto
de pequeña importancia pero que muestre bien claras las diferencias con los
formatos anteriores. Con el tiempo lo veremos… suponiendo, claro está, que vuelva
a editarse.
En
lo que se refiere a la ciudad y sus aspectos urbanos todo sigue más o menos
igual. Algunas obrillas por ciertas zonas, parcheos en el pedregal de la Gran
Vía y pare usted de contar. De otros asuntos se tienen vagas noticias de las
que la gente se entera de casualidad o por chivatazos, por ejemplo de que el
pregón de las fiestas de este año correrá a cargos de personajes majariegos
ligados a los bares y restaurantes más antiguos de nuestra localidad (Sol y
Aire, Bar Colón, Bar Niza y la Churrería de la calle Tizona), desvelando el secreto celosamente guardado
por el Concejal de Deportes y Fiestas, Eduardo González-Camino.
Este
hecho aparente intrascendente dice mucho, sin embargo, del creciente interés que
los dirigentes de Majadahonda han demostrado por las Artes, la Cultura y las Ciencias,
cediendo a importantes representantes de esos campos el honor de redactar y leer
el pregón festivo. Recordemos los agraciados en pasadas ediciones: en 2016, el ex-jugador de fútbol Abelardo Martínez, presidente de la Fundación Atlético de
Madrid; en 2017, las jugadores del equipo femenino de hockey-hielo S.A.D. Majadahonda, que se hicieron con los campeonatos de Liga y Copa esa misma temporada;
en 2018, el equipo de fútbol masculino Rayo Majadahonda que consiguió el ascenso
a Segunda División para la siguiente competición. Que conste, antes de seguir,
mi admiración hacia esos jóvenes que nos dan una lección de entrega y pundonor
alcanzando metas de difícil logro, teniendo en cuenta el escaso apoyo que
reciben de las instituciones y la penuria y el lamentable estado de la mayoría de instalaciones
deportivas de nuestro pueblo. Para ellos mi aplauso y mis respetos. Pero a lo
que me refiero es que hay otras facetas además del deporte y sus conquistas que
también deberían ser reconocidas por el Ayuntamiento.
Como
decía, en esa línea ascendente de nivel, este septiembre escucharemos desde el balcón
de la Casa Consistorial a los taberneros, que bien se lo tienen merecido. No en
vano llevan lustros sirviendo refrigerios, aperitivos, menús y churros a varias
generaciones de majariegos. Y no en vano contribuyen a sostener una de las
mayores atracciones de nuestras fiestas: el Concurso de Tapas, que este
septiembre cumplirá su novena edición. Al paso que vamos, el sector de la
hostelería desbancará en breve al hasta ahora auténtico Rey de Majadahonda.
Me
pregunto si este reconocimiento oficial no supondrá un nuevo traspié para que
se persiga el cumplimiento la Ordenanza reguladora de las terrazas accesorias a establecimientos de hostelería y restauración, iniciativa
que nunca ha podido llevarse a efecto por desidia o negligencia de los propios
responsables municipales y que ya ha convertido a nuestras calles en el imperio
de las mesas y sillas semovientes, que invaden y se expanden por el suelo público sin ningún
tipo de control de tal manera que hacen de algunas zonas de nuestra ciudad un
territorio impracticable. Ya hemos tratado sobre el mismo tema en varias
entradas de este blog (21 y 25 de abril de 2019) y tendremos que
seguir haciéndolo mientras continúe la misma pasividad de quienes tienen la
obligación de tomar cartas en el asunto.
En
la línea continuísta de la marcada por Narciso de Foxá en su etapa al frente de
nuestro Ayuntamiento, no parece que a nuestro nuevo Alcalde eso le preocupe
demasiado. Lo digo por lo que veo. Y lo que veo es que no solo no se pone coto
a las ocupaciones que prohíbe la ordenanza sino que éstas siguen avanzando inexorablemente
sin que nadie tenga idea de hasta dónde pueden llegar. Para muestra, unos
botones.
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Exceso de la ocupación autorizada en terrazas de la Gran Vía
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Ocupación total de la franja central en el bulevar Cervantes |
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Ocupación ilegal en la calle Santa Lucía |
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Ocupación ilegal en la calle Luna |
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