En la misma página 2 de la publicación comentada en la última entrada hay otra noticia que no puede dejar impasible a ningún ciudadano normal. Con letras tan grandes casi como las del encuadre relativo a las inversiones, que está justo al lado, puede leerse con asombro que la ciudad no formará parte de la lista de ‘Municipios contra el maltrato’. Solo el juego del politiqueo que tanto entusiasma a nuestros ediles puede ser la causa de que esta moción presentada por el Grupo Municipal Ciudadanos no haya salido adelante. De otra manera no se entiende que Majadahonda quede el margen de una iniciativa que lo único que pretende es declarar institucionalmente que esta población está al lado de las víctimas y que redoblará los esfuerzos para evitar el maltrato a las mujeres y mitigar los efectos de esa lacra social mediante programas de ayuda laboral, protocolos de atención destinados a la policía y personal sanitario, acciones formativas en los centros escolares y toda una serie de actuaciones en el campo de la asistencia y de la educación.
Rechazar
esta propuesta no es solo dar la espalda a la realidad sino escatimar esfuerzos
en la lucha contra la violencia machista y sus derivados. Municipios contra el maltrato es una
iniciativa de acción social emprendida por Antena 3 Noticias y la Fundación
Mutua Madrileña en 2015 coincidiendo con coincidiendo con el Día Internacional
de la Eliminación de la Violencia de Género, que supone un llamamiento directo
a la movilización en la lucha frente a este grave y complejo problema. Desde
entonces se han sumado a ella más de 150 municipios de toda España y ha recibido
numerosas distinciones por parte del Gobierno de España y de varias comunidades
autónomas, entre los que destaca el concedido en 2017 por el Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. También ha sido reconocida por ONU
Mujeres como caso de éxito a la
hora de abordar una problemática social por un medio de difusión.
Unas
cuantas páginas más adelante el periódico habla del acto que el Grupo Municipal Vox organizó el pasado
5 de noviembre en la plaza de Colón, en desagravio a las
víctimas del terrorismo. Consistió en una ofrenda floral y una ronda de
discursos con el mismo lenguaje de siempre. Poca asistencia tuvo y menos trascendencia
todavía. Nueve personas en fila se alineaban en torno a una corona con los
colores de nuestra enseña, colocada a los pies del mástil de la bandera,
mientras se iban pasando el micrófono ante una audiencia inexistente. Algunos
hablaron de las víctimas del terrorismo, otros atacaron al Alcalde y se
metieron con el homenaje que el Ayuntamiento ha ofrecido a Alfredo Pérez
Rubalcaba.
No hace
falta que decir que todos los participantes eran cargos políticos del partido:
diputados nacionales, diputados de la Asamblea de Madrid, o concejales. Vamos: una
reunión de amiguetes. Quienes tuvieron la suerte de hablar entonaron la misma
canción que nos sabemos de memoria, la misma perorata que ya conocemos. Sin
embargo, hay que agradecerles que lo hicieran sin dar voces, y que adoptaran en
un tono educado, tranquilo y moderado.
Dos noticias
parecidas pero contrapuestas. Una relevante y la otra testimonial. Aquella con importante
repercusión social y la otra insignificante. Lo que no entiendo muy bien es cómo
un periódico destina casi el mismo espacio a escribir sobre ambas.
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