Parece que la Concejalía
de Festejos ha caído en la cuenta de que ya va siendo hora de eliminar los
vestigios que quedaban de las fiestas navideñas y pasar página de una vez. Lo
digo porque, por fin, ya se han quitado los postes y cables que servían de
sustento a la iluminación ornamental de la Gran Vía y, salvo alguna excepción,
ya nada queda en las calles que recuerde a la pasada Navidad. Cuando digo
alguna excepción me refiero concretamente a la parte de los soportales de la
Plaza Mayor que ocupaba el Belén municipal de gran altura y que, aunque éste ya ha sido desmontado y dentro
de ese recinto no queda nada, sigue cerrado con sus cristaleras de las que
llevan varios días colgando unos papelotes a medio caerse que da una sensación
de abandono y dejadez impresentable a las puertas de nuestro Ayuntamiento, pareciendo
que los estragos del reciente terremoto del este de Turquía han llegado hasta
aquí.
Yo también he de
reconocer que ya es hora de dejar de dar la matraca con este tema que me ha
ocupado las últimas entradas, y pienso que ya está bien de tantear la paciencia
de los lectores con el mismo rollo que, además de aburrir, puede hacerles creer
que tengo una fijación enfermiza con las secuelas navideñas. Dado que mi
intención era solo poner de relieve la lentitud con que en este pueblo se hacen
las cosas más sencillas -de las complicadas, mejor no hablar de momento-, y que
creo que esta cuestión ha quedado suficientemente documentada, doy el tema por
cerrado.
Por suerte o
desgracia Majadahonda siempre da motivos para hablar de sus cosas, y no hay que
temer quedarse sin inspiración en algún momento porque siempre hay material
interesante. No hace falta ir a la búsqueda de argumentos ni hacer pesquisas
innecesarias: las noticias llegan solas sin otro trabajo que hojear la prensa
local, leer el boletín municipal -que, la verdad sea dicha, cada vez exige más
fuerza de voluntad- o simplemente darse una vuelta por el pueblo. Esto último no
es tan fácil para las personas que trabajamos y que tenemos que dejar los
paseos para los días de descanso o cuando aprovechamos algún hueco entre las
horas de dejada y recogida de nuestros hijos en sus actividades extraescolares.
Pero en esta época esas tareas coinciden con la tarde-noche, en horas de escasa
luz, con lo que se pierden muchos detalles por mucho que uno ponga la mayor
atención. Además, con las prisas que se hacen estos traslados y las
interrupciones continuas de las llamadas al móvil de tu esposa o de los hijos
mayores apenas te queda tiempo ni ganas de pasear, de modo que prefiero usar la
otra opción y quedarme los escasos minutos que tengo libres de tensión en las zona
de espera de los centros donde doman temporalmente a mis vástagos, echando un
vistazo a los periódicos que hay a mano para ponerme al día.
Y así, pasando páginas,
encuentro que en el número 57 de Majariegos
informados, publicación mensual que ya hemos comentado en más de una
ocasión, se incluyen tres informaciones de interés. La página 2 se ocupa casi por
completo de los temas debatidos en el último pleno del año pasado, en especial
en la aprobación Pleno del Plan Estratégico de Subvenciones del Área de Educación que da título al artículo, que salió adelante gracias a los votos a
favor de los partidos que gobiernan el municipio. Según defendió la concejala
del área, María José Montón, el plan incluye tres vías de apoyo: una dirigida a
las familias, otra a la dinamización artística, y la tercera a servicios complementarios.
Sin embargo, la oposición criticó que se hubieran suprimido las becas de
comedor, a lo que la misma concejala respondió que “eso no significa que a los alumnos con necesidades especiales no se les
garantice la cobertura del coste de comedor”. ¿En qué quedamos? ¿Se quitan
o no? Si alguien lo entiende que, por favor, me lo explique.
El grupo socialista puso
de manifiesto que siguen existiendo muchas deficiencias en los colegios
públicos y escuelas infantiles y denunció que se siguen realizando recortes
sistemáticos en la educación pública, comparando el presupuesto anual destinado al mantenimiento de los colegios
(78.000 €) en comparación con el gasto que ha supuesto la iluminación (170.000 €).
Si esas cifras son ciertas, es realmente preocupante que en nuestro pueblo, aparte
de lo irrisorio en sí de la partida asignada a conservar los edificios –la mayoría
con más de un cuarto de siglo cumplido y con bastantes deficiencias- donde
nuestros hijos pasan un tercio de su jornada, se destine más del doble en
fruslerías tan efímeras e innecesarias como puede ser la iluminación de Navidad,
por muy bonitas y espectaculares que hayan sido sus luces.
El otro punto fuerte
del Pleno se centró en las Ordenanzas Fiscales de Impuestos para 2020
defendidas por el concejal de Hacienda, Ángel Alonso, quien de un plumazo desestimó
todas las alegaciones presentadas por otros grupos políticos y por la Asociación de Vecinos de Majadahonda. Como era de esperar, las modificaciones propuestas
por PP y Vox para estas ordenanzas se aprobaron definitivamente con sus propios
votos, lo que entre otras cosas significará unos descuentos importantes para los
integrantes de las familias numerosas que quieran participar en las actividades
municipales, y una significativa bonificación para las estas familias en los
impuestos locales.
Fotograma de la película española 'La familia y uno más' (Fernando Palacios, 1965) |
Finalmente, se aprobó
por unanimidad la moción presentada por el grupo socialista para que las
viviendas de PAMMASA que se encuentren vacías en la actualidad, se adjudiquen
urgentemente a casos de emergencia social.
Al lado de esta
noticia, y en la misma página, se ha reservado el espacio de una estrecha columna para incluir una
carta del Alcalde José Luis Álvarez Ustarroz en la que desea un feliz año a
todos los lectores, y de paso aprovecha para hablar de lo de siempre: las
energías renovadas, los retos a los que nos enfrentamos, los compromisos
adquiridos, y el “ambicioso plan de
reformas, obras, proyectos e inversiones en los que estamos trabajando desde el
primer día y que en este año confío en que podremos visibilizarlo”. Yo le
sugeriría a nuestro regidor que si no quiere que los vecinos acaben por
convencerse que lo que dice es más de lo mismo con lo que ya nos han engañado en
las anteriores legislaturas, debería ser más concreto y, en vez de cacarear la misma
cantinela que ya conocemos, hacer público a través de estos medios los
objetivos que cubre su programa electoral y las fechas previstas para que cada
una de esas obras, proyectos e inversiones se plasmen en realidad. Concretando
se entiende la gente y es la única forma de saber si se cumplen las promesas y
sus planificaciones. Todo lo demás suelen ser palabras que se lleva el viento y
que, como mucho, acaban en agua de borrajas.
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