viernes, 15 de abril de 2022

... y final decepcionante

A esas alturas, la expectante ilusión con la que había iniciado la lectura del boletín de marzo había entrado en barrena. Faltaba poco para darla por concluida y el desánimo ya empezaba a manifestarse. Menos mal que ya solo quedaba la parte que yo considero más entretenida o que, al menos, me produce más satisfacción.

Se trata de la sección en la que los partidos políticos pueden expresarse libremente siempre que lo hagan con respeto y consideración. No importa las mentiras que digan mientras utilicen un lenguaje comedido y no ofendan a los otros de  forma explícita. Es como una especie de púlpito donde cada clérigo lanza voces a la feligresía tratando de convencerla de que en su doctrina está la salvación. Y es que para mí esas páginas normalmente solo contienen mensajes muy concisos que no van acompañados de argumentos que los apoyen ni pruebas que los acrediten. Algo parecido al estilo que practican los predicadores americanos en el cual, tras cada salmo que emiten –a veces compuesto por una sola palabra, e incluso una sola sílaba-, esperan la respuesta unánime de la audiencia en un juego de retroalimentación continua. Evidentemente, aquí es distinto porque la interacción no es presencial, pero ellos –los clérigos- lanzan al aire sus diatribas –escritas- por lo que pudiera pasar y porque así no tienen necesidad de salir a la calle a berrear.

Quizá la razón de esa parquedad sea que cada partido dispone de una sola planilla, lo que si bien no es mala solución para reducir los disparates que se dicen  también es cierto que resulta un espacio muy escaso que obliga a hacer una selección muy estricta de su contenido para optimizarlo. Unos cuantos titulares y unas algunas imágenes es lo que se puede colocar ahí, poco más.

Ignoro el motivo por el cual el reparto de espacio es igual para todos cuando parece más lógico que, al igual que la asignación del número de concejales es proporcional al número de votantes (con los ajustes determinados por la legislación electoral), el espacio en los medios de comunicación institucionales debería seguir el mismo criterio. De esa forma también de cumpliría el deseo de los ciudadanos expresado con sus votos, que dispondrían de lecturas acordes con su ideología política en mayor o menor medida según la parte de la tarta que a la formación a quien votó le hubiera correspondido.

Pero si se decide por repartir el pastel en partes iguales, en mi opinión sería un poco más justo aumentar al menos a un par de hojas el espacio reservado a cada formación. Puede parecer que esa manera de dividir a partes iguales es bastante democrática. Sin embargo, eso es solo pura teoría porque en la práctica –al menos en la actual legislatura- los dos partidos que conforman en Equipo de Gobierno disponen para sus fines 38 de las 40 páginas de la revista, por la sencilla razón de que ellos controlan su contenido por mediación de la Concejalía que asume la competencia de la comunicación y del Gabinete de Prensa que controla directamente el Alcalde.

Bajo mi humilde punto de vista, ampliar la sección para la proclamas de los partidos políticos que forman el Consistorio podría hacerse fácilmente sin necesidad de aumentar el grosor de la publicación. He aquí dos posibles soluciones. Solución A: la sección que corresponde a la programación cultural ocupa en este número nada menos que siete páginas, incluyendo una información redundante con la que recogen de una manera más completa y detallada las 52 páginas del boletín que edita aparte  la Concejalía de Cultura, por lo que podría ser suprimida sin mayores problemas. Mas, si no se considera adecuado eliminar esa duplicidad, vamos con la Solución B: a nada que se comprima un poco el resto de artículos y noticias a base de reducir el grafismo de los titulares y el tamaño de las fotografías, quedarían varias carillas libres.


Boletín de la Concejalía de Cultura con la programación cultural de abril y mayo de 2022

Lo que sí respeta la preferencia de los majariegos es el orden en que aparecen los partidos, siendo el primero el que obtuvo más apoyo, y así sucesivamente hasta el menos votado que, como es natural, es el que cierra la sección. Si estuviera dispuesto a comentar esas soflamas o diatribas (según se quiera ver), en coherencia con el método elegido para leer la revista que hube adoptado después del primer intento, debería hacerlo en orden inverso empezando con el vocerío de Vox para terminar con las fantasías del Partido Popular, pasando por el pataleo del PSOE y las denuncias de Ciudadanos. Pero, la verdad, es algo que se me hace demasiado cuesta arriba. Prefiero que saquen ustedes mismos sus propias conclusiones, si es que se atreven. Por si alguien no ha tenido la oportunidad de leer todavía el boletín, o habiéndola tenido pasó de largo pero ahora quiere meterse en harina, aquí les dejo una reproducción de esas cuatro hojas para que las disfruten.







Páginas 7, 6, 5 y 4 del boletín municipal de Majadahonda nº 65


Y, pasito a pasito, hemos llegado al mismo punto donde se interrumpió la primera lectura: la Carta del Alcalde. Una carta que, como decíamos el primer día, contiene una cuantas perlas en formato comprimido y adolece de enigmáticas omisiones. Digo esto último porque a pesar de disponer de 38 páginas para hacerlo, el joven Álvarez Ustarroz no dice ni sola una palabra de cosas que preocupan a los habitantes de esta ciudad y acerca de las cuales quieren estar enterados. Por ejemplo, qué va pasar con la piscina de Huerta Vieja tras las muestras de desconcierto e indignación que está expresando la ciudadanía y los clubes deportivos locales sobre su pretendida demolición. O este otro ejemplo: qué está pasando con la pasarela peatonal de Roza Martín cuyas obras comenzaron hace más de diez meses, y que tan bien iban según él mismo decía en esa misma página del boletín anterior, pero que lleva tiempo paralizada habiendo dejado una rotonda destrozada, vallas de protección desperdigadas por varias zonas, zapatas de hormigón con armaduras apuntando hacia el cielo y montones de tierra extraída a su vera. Es decir, todo un espectáculo de temporalidad que tiene las trazas de convertirse en permanente. Aunque, quién sabe, lo mismo pasa como con la revista y dentro de seis mesas las obras vuelven a reactivarse. Y otros muchos asuntos más sobre los que se guarda silencio.

Con estas breves líneas completamos esta pequeña trilogía, en la que hemos dado un repaso superficial a una publicación recuperada cuya aparición inesperada nos causó una alegría inicial, que se fue desvaneciendo poco a poco a medida que íbamos digiriendo su contenido. Asimismo ha servido para comprobar que da igual si la leemos de adelante para detrás o desde atrás para delante. Sea cual sea el modo en que lo hagamos, la decepción va imponiéndose paulatinamente sobre el ilusorio regocijo que significó volver a tenerla en nuestras manos.

Como pueden imaginar, esto que ahora les confieso no se lo he dicho a mis pequeños. Todavía son muy chicos para entender lo que quiero decir. Y, por otra parte, sería muy cruel por mi parte que ellos creyeran que la sorpresa que prepararon con tanto entusiasmo no ha tenido el resultado que esperaban. ¡Pobres angelitos!






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