miércoles, 6 de febrero de 2019

El Rey de Majadahonda

La prensa local se hace eco de la inauguración en Majadahonda de una nueva zona canina, esta vez en el parque Cerro del Aire, que con sus casi 2.000 metros cuadrados es la más grande de este tipo, sumándose así a las ya existentes en nuestro municipio.

La noticia es tan relevante que también ha tenido repercusión en periódicos de fuera de nuestra comunidad, siendo merecedora de ocupar titular en las páginas regionales de un diario serio y de fuerte tirada como La Vanguardia.


Área canina en el parque Cerro del Aire 

Como si hubiera poco sitio en nuestro pueblo para estos animales, se les reserva un nuevo y generoso espacio cerrado adicional para su esparcimiento sin reservas. Pero no queda ahí la cosa sino que en éste y en los parques de Goya, Clamart y Ballesol se han instalado asimismo circuitos “agility” en las áreas caninas ya creadas. Estos son, según explican,  espacios de entrenamiento para perros donde, guiados por sus amos, tienen que superar obstáculos, siendo una forma de deporte estimulante y divertido, con el que se trabaja la atención, la agilidad física y mental y la compenetración del perro con su dueño. En cada uno de los cuatro parques indicados se han montado cuatro elementos enfocados al entrenamiento y juego de las mascotas: un balancín, formado por un larguero de madera que el perro tiene que recorrer practicando el equilibrio; una empalizada, compuesta por dos rampas colocadas en forma de A, por las que el perro tiene que subir y bajar; una rueda de salto; y una valla de salto simple. Además, el circuito instalado en el Cerro del Aire cuenta con un “slalom” de cuatro postes colocados a 60 cm de distancia uno de otro que el perro debe recorrer haciendo zigzag.


Área canina en el parque Adolfo Suárez

Otros parques como el de Ferenc Varos, el de Adolfo Suárez, y también el Monte del Pilar ya cuentan con este tipo de circuitos que, según el Ayuntamiento, ha tenido buenos resultados tras haber comprobado el escaso uso de los “pipicanes” debido a sus reducidas dimensiones y con ellos, además de resolver el problema de perros sueltos y excrementos en zonas destinadas al uso común, se da respuesta a la creciente demanda social de espacios de esta tipología. Pero es que, además, está previsto instalarlos en los parques de Delta, Granja del Conde y la Rosaleda Víctimas del Terrorismo; de esta manera prácticamente la totalidad de los parques de Majadahonda contarán con estos gimnasios caninos al aire libre.

Estas actuaciones, que a los dueños de las mascotas les podrá parecer estupendo y por lo que quedarán sumamente agradecidos a los regidores municipales, a quienes por las razones que sean no tenemos bichos nos parece un auténtico disparate. Sobre todo teniendo en cuenta de que a pesar de todas estas concesiones las calles, alcorques, parterres y jardines siguen estando llenos de excrementos y pises de perros sin que se adopten medidas para reducir, controlar y penalizar ese ansia defecadora de los canes y el incivismo de sus dueños o cuidadores.


Área canina en el Monte de Pilar

En Madrid capital y en otros lugares señalados de la geografía nacional, cada 17 d enero los animales son protagonistas de la fiesta de San Antón, su patrón, y entre otras dádivas reciben la bendición eclesial para que gocen de buena salud y bienestar. Aquí somos mucho más prácticos y les regalamos una parcelita colectiva en una zona privilegiada, totalmente equipada para su solaz y diversión, acorde con el nivel de calidad que esta localidad atesora. 

Ante esta realidad uno llega a pensar que en nuestra ciudad reciben mejor trato los animales que las personas, y que el Consistorio de este municipio se preocupa más del bienestar de sus perros que del de sus vecinos. En Majadahonda hay más de 10.000 perros censados y más de 72.000 personas, sin embargo la proporción de las inversiones dirigidas a unos y otras está bastante descompensada, al menos en lo que se refiere al ejercicio físico y el remedio de las necesidades más perentorias.

Un amigo mío, que padece de incontinencia desde hace tiempo, me confesaba que le parecía increíble que los perros estuvieran más cuidados y mejor considerados que la población, y que estaba indignado por esta situación de auténtica demencia. “Tengo que planificar mis paseos con muchísima precaución” –me decía- “para asegurarme que siempre tenga cerca un lugar donde poder aliviarme sin armar un escándalo o ser multado. Aunque no sería la primera ni la última vez que tengo que echar mano a la bragueta escondido entre los coches aparcados. El asombroso que el Ayuntamiento no pare de gastar dineros en áreas de juego y cagaderos para los tusos y que no haya ningún servicio público para la gente en todo el municipio”.

“En la Gran Vía” -continuaba un tanto exaltado- "acaban de cambiar las papeleras y han colocado encima de ellas nuevas cajas con bolsitas para recoger sus cacas como las que ya hay por todo el pueblo ¿Has visto en algún sitio que haya expendedores de pañales o bolsas orinales para personas con problemas como yo?”

Mi amigo tiene parte de razón. Sin llegar a tomar en serio su descabellada proposición de repartir dispensadores de pañales por las calles, merece la pena pensar en que si en nuestro pueblo los perros están más consentidos y reciben mayores atenciones que los ciudadanos, es que algo no funciona bien en nuestra cabeza. En la nuestra y en la de nuestros ediles representantes.

El Rey de Majadahonda


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