sábado, 30 de noviembre de 2019

Apuros en el cementerio

Antes de nada me gustaría retomar el final de la entrada anterior para hacer algunas aclaraciones necesarias que en ese momento se me escaparon. No estuve listo, la verdad, cosa que achaco al estado catatónico que me produjo el tener conocimiento de la prodigalidad de acciones solidarias que nuestro Ayuntamiento promueve o con las que colabora con vistas al bienestar social de sus vecinos o de gente necesitada de otras latitudes. Ahora, con un algo más de tranquilidad y casi totalmente recuperado del soponcio, ya puedo continuar con ello.

En primer lugar, y para ser justos, hay que decir que la actual corporación no tiene toda la culpa pues se ha encontrado con unos presupuestos y un estado de cosas que no son de creación propia sino consecuencia de la gestión municipal anterior. Aunque –todo hay que decirlo- fueron elaborados por un equipo del mismo partido político que el que actualmente gobierna, con la connivencia de su socio de entonces: Ciudadanos. Pero ni aún eso puede servir de disculpa para justificar el pobre bagaje que los portavoces municipales aportan en esa materia, y menos todavía desaprovechar la ocasión que significa un reportaje periodístico para reconocer públicamente la miserable actividad solidaria de nuestras instituciones, y hacer una declaración de intenciones para reconducir esa situación; vamos, lo que se viene a llamar propósito de la enmienda. Pero ni por esas. Todo lo más que se les ocurre es enseñar las piernas del Alcalde, que luce pantalón corto y camiseta técnica en la salida de la V Carrera Solidaria Equinoccio, según muestra en primera plana el periódico Majariegos informados que comentábamos. Le acompañan también dos ediles del Equipo de Gobierno, uno de la misma guisa y otro vestido de calle que curiosamente ocupa la Concejalía de Deportes, razón de más para que también se hubiera puesto el calzón deportivo en actitud de ponerse a correr. En cualquier caso, una bonita imagen que no concuerda con la rácana actitud de nuestro municipio en cuestión de ayuda solidaria.

Foto de la primera página del del periódico local Majariegos informados, nº 55 (noviembre 2019)

Y el otro asunto que me olvidé de citar es que en febrero pasado, con motivo del informe DEC 2017, elaborado por la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, ya  dedicamos una estrada para exponer esta cuestión destacando la discreta clasificación que Majadahonda obtenía en las listas que posicionan a los 404 municipios españoles que superan los 20.000 habitantes y hubieron presentado ante el Ministerio de Hacienda la liquidación de su presupuesto anual. A la vista de lo visto imagino que, una vez se cierren los datos de próximo informe DEC, no habremos salido del grupo de los calificados como precarios y mucho me temo que podamos haber retrocedido varios puestos desde entonces.

Dicho esto, procedo a seguir con el análisis de las noticias que aparecen en la prensa local y con ello dar por terminada esa búsqueda suplente de la información, pues confío en que el boletín municipal reaparezca en diciembre con mayor brío y mejores nuevas. Le toca en esta ocasión al periódico Soy de Majadahonda, medio al que ya hemos hecho referencia más de una vez y cuyo número 17 analizamos ahora. Esta publicación tiene varias ediciones locales en la Comunidad de Madrid que comparten la información general de la región y de la capital, reservando el encarte principal de la portada y las tres páginas siguientes a las noticias particulares de los respectivos pueblos  nombrados en la cabecera de cada edición.

Pues bien, aparte de varios temas que también han recogido otros medios de difusión, este periódico se atreve a incluir en primera página y como noticia estrella la situación crítica que atraviesa el cementerio municipal, asunto que desarrolla con mayor detalle en la página 4, en un artículo más extenso firmado por Alba Expósito. La reportera saca a relucir la advertencia que hace el grupo municipal socialista, a través de su portavoz, de que solo quedan 21 nichos libres y que, teniendo en cuenta que el 2018 en Majadahonda fallecieron un total de 340 personas y que tan solo en el pasado septiembre lo hicieron 180, resulta una situación verdaderamente alarmante. Algo de lo que también han hecho eco alguna publicación especializada del sector funerario y periódicos generalistas de gran tirada como El País y La Vanguardia. Con esto del cementerio pasa como con muchas cosas: de repente saltan a la luz y son tema de honda preocupación, pero con la misma rapidez pasan a segundo plano y quedan dormidos hasta nuevo arrebato.


Página 4 del nº 17 del periódico local  Soy de Majadahonda, nº 17 (noviembre 2019)

Manuel Fort viene a decir lo mismo que ya anticipábamos en estas páginas allá por el mes de abril en el artículo titulado Morir en Majadahonda. Que la capacidad del cementerio de nuestro pueblo se agota lo sabemos desde hace mucho tiempo y, aunque el Equipo de Gobierno diga que todavía hay sitio para dos años y para demostrarlo se dedique a sacar a su residentes habituales por distintos procedimientos para dejar hueco, lo cierto es que los números que arrojan las estadísticas son muy claros. La solución no consiste en ir haciendo forzadas y cada vez más frecuentes exhumaciones porque eso da para muy poco, mucho menos de lo que se necesita para estar cubiertos durante dos anualidades más. Y si no, echemos cuentas cuando acabe la temporada de gripe para ver cuánto sitio queda.

Nuestro camposanto es un espacio sencillo y recoleto que, como tantos otros de la geografía española, este mes luce ese colorido especial que adquieren tras el Día de Difuntos. Un lugar casi perfecto para elegirlo como residencia pos morten. Pero con estas apreturas, de momento y como decíamos entonces, lo mejor que pueden hacer los majariegos es no pensar en morirse.


Vista parcial del cementerio municipal a principios de este mes


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