Dicen
que rectificar es de sabios y, aunque yo no me considere sabio, sí sé reconocer
cuando me equivoco en mis apreciaciones y casi siempre estoy dispuesto -algunas
veces, muy a mi pesar- a corregir mis errores cuando es necesario. Y esta vez
lo es. Porque si hace dos días sostenía que en la Gran Vía habían desaparecido
como por arte de magia las carpas y tenderetes con que los grupos políticos la
habían asaltado, puesto que al día siguiente y los posteriores al 10N ya no
quedaba rastro de ninguno, ayer que fue sábado y día de Mercadillo comprobé que
me había adelantado a los acontecimientos porque lo que dije no se ajustaba
exactamente verdad.
Ayer,
como acostumbro todos los sábados, recorría la calle peatonal para cumplir con
una de las tareas que tengo asignadas en fin de semana: comprar el pan. Cuando había dejado atrás la Plaza Mayor y un
poco cegado por el sol de cara acerté a vislumbrar a lo lejos una silueta blanca
que no forma parte de su fisonomía habitual pero que tampoco podría asegurar
que fuera totalmente extraña. Es más, me resultaba cercanamente familiar; como
si la hubiera visto recientemente. A medida que iba aproximándome a la panadería
pude comprobar que, efectivamente, era una carpa de lona con una banderita en
su pináculo y que, por más señas, era de los muchachos de Vox. Y digo muchachos
con toda la intención propiamente dicha, porque por los alrededores y quitando a
los viandantes por allí no aparecía ninguna persona que no fuera del género
masculino. Es decir, que quienes allí se reunían eran hombres, muy hombres y mucho
hombres, como dijo aquel.
Carpa de Vox en la Gran Vía durante la mañana del 16 de noviembre de 2019 |
En
la mesa, bajo el palio, pude ver montoncitos de papeles entre los espacios
reservados ordenadamente (¡faltaría más!) para pulseras, cintas y otros adminículos
con los colores de la enseña nacional. Y en el fondo, colgada de la valla de
ladrillo que cierra el solar delante del cual se ubicaba, un cartel grande con
una frase de agradecimiento a los votantes como responsables del éxito obtenido
en las urnas.
De
todos es conocido que Majadahonda es un territorio fértil para los partidos de
derecha, como ha quedado demostrado una y otra vez en las distintas elecciones
celebradas, sean éstas del ámbito que sean, a lo largo de las últimas décadas. Los
resultados del pasado domingo no hacen
sino confirmar esa tendencia que no solo sigue la misma pauta sino que ha dado
un giro importante hacia espacios más extremos de las ideas reaccionarias. En
efecto, después de una alta participación ciudadana (79,77%) y tras el recuento
de los 39.780 votos emitidos, el partido que más apoyo ha recibido ha sido el
PP con un total de 14.847 votos (37,5%); el segundo, Vox con 8.558 papeletas
(21,61%), seguido de cerca por el PSOE con 7.097 (17,92%), y ya más descolgados,
Ciudadanos con 4.347 (10,98%), Unidas Podemos con 2.484 (6,27%) y Más País con
1.532 (3,87%). El resto de partidos apenas han obtenido resultados
significativos.
Resultados de las votaciones al Congreso de Diputasdos en Majadahonda (La Vanguardia) |
Estos
datos son un reflejo esclarecedor de las preferencias de la población en lo que
se refiere a sus opciones políticas. De su lectura, y comparándolos con los
resultados de las elecciones generales de abril, puede colegirse fácilmente el
avance de la ultraderecha en detrimento de los partidos de centro y de izquierda.
En nuestro pueblo eso no es nada de extrañar. No en vano Majadahonda lleva
ocupando un puesto destacado entre las ciudades cuyos habitantes tienen mayor renta per cápita del país y eso tiene su repercusión a la hora de decidirse
por unos o por otros. Sin embargo, el empujón que ha recibido el equipo verde
da mucho para pensar y para preocuparse. Y no me sorprende nada que sus aurigas
y seguidores esté tan contentos como para seguir montando la carpa o lo que
haga falta.
Sea
como sea, este post no tiene como finalidad el análisis político sino rectificar
lo dicho en otro anterior. Y a eso voy. Pido, pues, disculpas a los lectores por
mis aventurados comentarios sobre la espantada de los políticos majariegos
porque Vox no ha optado por esas, ya que -al menos que yo sepa y mientras no se
demuestre lo contrario- son los únicos que se atreven pública y ostentosamente a
dar la gracias a sus votantes. Y esa actitud viene a confirmar la regla de que la
excepción confirma la regla.
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