jueves, 27 de febrero de 2020

Un plan fantasma para Majadahonda

Leo en el nº 20 del periódico Soy de… Majadahonda un artículo sobre el dinero que invierte la Comunidad de Madrid en las ciudades de la región. El artículo ocupa la página 10 completa y explica que, bajo el programa del Plan Regional de Inversión Regional (PIR), las arcas autonómicas dotan a los ayuntamientos de presupuestos para generar infraestructuras en los 178 municipios de esta circunscripción, a excepción de la capital. Según explica la Directora General de Administración Local, Natalia Álvarez, el nuevo tramo del PIR para el trienio 2021-2023 contará con un presupuesto de mil millones de euros y su ejecución se podrá realizar por plazos. Añade que los ejes fundamentales sobre los que pivota este plan de inversiones van a ser la eliminación de barreras arquitectónicas y el medioambiente.


Página 10 del nº 20 del periódico local  Soy de Majadahonda, (febrero 2020)

El texto de la noticia no aclara mucho más, a excepción de un comentario sobre cómo los ayuntamientos pueden enviar sus solicitudes y de que contarán con un 25% más adicional por el hecho de no disponer de esos ingresos. La forma en que está redactada esta última particularidad es ciertamente inconcreta y da lugar a que surjan algunas dudas y muchas preguntas al respecto. Por ejemplo, cómo van a realizar las obras los ayuntamientos si no disponen de las asignaciones económicas; o quien les va adelantar el dinero; o cómo se come esto con la tan manida y temible regla de gasto en la que tanto les gusta escudarse a los alcaldes para justificar la falta de inversiones en sus respectivos municipios.

La página se completa con un resumen de las principales obras acometidas en la Comunidad de Madrid con las aportaciones del PIR 2016-2019, distribuido en cuatro columnas (una para cada zona según los puntos cardinales) en las que no figuran más que unas cuantas poblaciones de cada grupo, de ahí que suponga que solo se citan aquellas que han obtenido las subvenciones más significativas por su alcance económico. En la columna correspondiente a la Zona Oeste y ordenadas alfabéticamente se incluyen las siguientes: Arroyomolinos (3.222.219,06 €), Boadilla (6.175.775,34 €), Las Rozas (6.005.000, 00 €), Majadahonda (5.953.074,92 €), Pozuelo (8.050.574,2 €) y Villaviciosa (5.431.878,51 €).

No noticia no informa de cómo se tramitan, ni qué condiciones deben de reunir las solicitudes, ni la categoría, nivel o idoneidad de las obras para las que se piden esas inyecciones económicas. Yo deduzco que, por los datos que veo en ese cuadro, las asignaciones deben ser proporcionales a la población o a los presupuestos anuales ya que municipios como Las Rozas, Majadahonda y Villaviciosa tienen una cifra parecida, mientras que la de Pozuelo es un 25% más elevada que estas, y la de Arroyomolinos más o menos la mitad de aquellas. Como soy amigo de hacer algunos tanteos de comprobación cuando nos hablan de números y entenderlo puede ser algo complicado, acudo a conocer los datos que proporciona la Encuesta de Población Activa para el año 2019 y me digo: "Si en la Comunidad hay aproximadamente 6.600.000 habitantes y restamos los que viven en la capital (3.200.000) nos quedan 3.400.000; la proporción del censo de Majadahonda (71.000) sobre ese total arroja un resultado de casi el 21%; con lo cual, si dividimos los mil millones a repartir en función de la población, nos tocarían unos 20 millones". Pero debe de haber algún parámetro más que se me escapa porque no creo que nos acerquemos a esa cifra ni por asomo. Así que desisto de hacer más cábalas ya que tampoco es que esas similitudes o diferencias me preocupen demasiado, pues supongo que cada pueblo tiene sus necesidades particulares y hay que aceptar que las subvenciones no tienen por qué ser parejas.

Sin embargo, sí me llama la atención la aparente incongruencia que existe entre los importes adjudicados y las obras emprendidas por unos y otros. O así al menos lo aprecio yo, puesto que si en Arroyomolinos, Boadilla, Las Rozas y Pozuelo el coste de las inversiones pueden entenderse proporcionadas a las obras que cubren, en Majadahonda y Villaviciosa no lo parecen. Es esta última se destina 5 millones y medio de euros a la sustitución de los campos de fútbol y fútbol 11, lo que en principio se me antoja una cantidad desmesurada por el simple acto de cambiar una alfombra de plástico desgastada por otra nueva en unas cuantas hectáreas. Claro que, como no se especifica el número de campos de cada disciplina, tampoco podemos asegurar nada; y pudiera ser que tuvieran tantos campos de fútbol que las cifras fueran razonables. En cuyo caso habría que analizar si en una población como Villaviciosa es razonable que existan tantas superficies destinadas a ese deporte y tan pocas para otros.

El caso de Majadahonda es más alarmante todavía: una inversión de seis millones de euros para la reparación del carril-bici en la carretera de Pozuelo. De esto sí puedo hablar porque se trata de una ruta que transito con cierta frecuencia y conozco su longitud y trazado. Y puedo opinar con conocimiento de causa que emplear ese presupuesto para una obra que ni es urgente ni perentoria es un auténtico disparate. A no ser que la vayan a iluminar en todo su recorrido y a calefactar el firme en previsión de heladas o a rodearla de gradas para espectadores o curiosos, en cuyo caso el desbarro sería igualmente demencial.

Aspecto de algunos tramos del carril-bici de Majadahonda a Pozuelo

Pero eso no es lo peor. Lo más sorprendente de todo es que esa obra afortunadamente no se ha llegado a realizar. Y digo afortunadamente por aquello de que a uno le queda el regusto de que ha prevalecido la cordura en detrimento del desatino, lo cual nos da una pausa de respiro entre tantas promociones absurdas. Sin embargo, es precisamente el hecho de que esa obra no se haya ejecutado lo que nos inquieta todavía más, pues si está contabilizada dentro de los resultados del programa 2016-2019 tal como aparece en el resumen es de suponer que debería estar terminada. Así que, una de dos: o ha sido la Comunidad quien ha errado al facilitar esa información, o ha sido el periódico quien ha cometido la equivocación al trasladar esa información a sus páginas.

Sea quien sea el culpable, se hace necesaria una obligada aclaración al respecto dado que no estamos hablando de calderilla sino de una cantidad demasiado importante, pues seis millones de euros dan para mucho. Y desde esta página lo reclamo; aunque, teniendo en cuenta otros antecedentes, si quieren que les sea sincero he de confesar que no tengo mucha confianza en que ni uno ni de otro hagan esa rectificación.

En cualquier caso, lo cierto es que el carril-bici de la carretera de Pozuelo sigue en la misma situación que antes, en un estado tan descuidado y lamentable como tantas infraestructuras de nuestro pueblo. Y por esa razón tendríamos que preocuparnos de conocer a dónde fue ese dinero o si todavía está disponible para gastárnoslo en cosas de provecho. Comprendo que la Comunidad de Madrid no viera con buenos ojos que Majadahonda despilfarrase unos cuantos millones en una senda para bicicletas, sobre todo si recapacitamos que en nuestra ciudad el apoyo al uso del velocípedo solo se hace notable en la marcha colectiva que se acostumbra a programar durante la fiestas patronales -y que se suele cumplir si no llueve-, o sea, una vez al año. Y también veo razonable que se retirara a tiempo esa subvención a una ciudad que ha sido incapaz de restablecer el servicio público de alquiler de bicicletas durante los casi tres años que esa concesión dejó de funcionar. ¿Alguien se acuerda de que aquella iniciativa sirvió para grandes fastos por el Consistorio? O, formulada la pregunta de otra manera: ¿alguien se acuerda de que en Majadahonda hubo alguna vez bicicletas de alquiler?


Tríptico oficial del extinto servicio municipal de alquiler de bicicletas en Majadahonda


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